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Sahara

 

 


Postura clara respecto a los acontecimientos de Libia

Abdel Bari Atwan

La lucha por el poder, a esta alturas se desarrolla entre dos sectores del regimen dictatorial represivo; no se lucha por la democracia, los derechos humanos, ni el progreso de los libios.

Al Quds al Arabi
Traducción: Jalil Sadaka

parlamento europeo

Debo reconocer que me embarga un gran sentimiento de depresión cada vez que me dispongo a escribir sobre el desarrollo de  los acontecimientos en Libia, la causa  no solo es la radicalización de las posturas, sino la campaña de intoxicación a cargo de una gigantesca máquina de manipulación con muchos medios detrás, que ha podido someter la opinión pública árabe de forma total.
En los primeros momentos del estallido de la revuelta en Libia,  había verdaderos  revolucionarios con demandas justificadas  de justicia social y legítima gobernabilidad, frente a una dictadura opresora que había  convertido al país en un  latifundio familiar. Un régimen que era capaz de declarar la Yihad contra Suiza por  haberse atrevido a detener a uno de los hijos del dictador, incluso utilizó el arma del petróleo en contra de este país, y propuso su partición entre Alemania, Italia, y Francia.
La revolución era legítima y adquirió mayor legitimidad cuando el coronel Muamar el Ghadafi, amenazó con liquidar y perseguir a los revolucionarios  casa por casa y usar todo su arsenal para esta misión, incluso su hijo anunció que la misión se cumpliría en un plazo de 48 horas.
De repente la revolución pacífica se convirtió en una insurrección armada, los revolucionarios se montaban en tanques, portaban  armas pesadas haciendo señales de victoria cada vez que liberaban una localidad, mostraban su júbilo sobre los cadáveres de los soldados  que hasta hace muy poco eran símbolo del orgullo de todos los libios.
Cuando los rebeldes eran revolucionarios se manifestaban contrarios a cualquier intervención extranjera, solo pedían una zona de exclusión aérea que les protegiera de los aviones del déspota, y su sed de venganza. Ante la incapacidad árabe de intervenir,  hemos apoyado  la aprobación de la  resolución del Consejo de Seguridad, como única opción para evitar una masacre en Bengazi. 
Hasta aquellos momentos la escena era nítida, unos revolucionarios mal armados y equipados, frente a un ejército poderoso, bien armado con tanques y aviones, apoyado por mercenarios procedentes de países de  África y del mundo  árabe. El verdadero vuelco se produjo cuando los países de la OTAN, decidieron dar un giro a sus operaciones militares y los  medios empleados, traspasando los límites marcados por el Consejo de Seguridad. Procediendo al bombardeo masivo con más de 150 misiles cruceros y miles de toneladas de bombas contra uno de los contendientes en litigio, a pesar de haber reconocido destruir más del 40% de la capacidad defensiva del régimen, según el general Molen, comandante en jefe del ejército norteamericano. 
La situación real se ha invertido, unas brigadas de un sátrapa, apoyadas por unos mercenarios  desarrapados, frente a un ejército de oposición armada apoyado por unos mercenarios armados con misiles y aviones sofisticados bajo  la marca de OTAN, con 40 países liderados por EE.UU.
Es más, podemos afirmar que el régimen libio lucha contra sí mismo, todos los líderes de la oposición entre  militares y políticos eran servidores de este régimen, empezando por el coronel Haftar, que fue entrenado por la CIA en Virginia, pasando por el teniente coronel Abdel Fatah Yunes, ex ministro de interior  y terminando por Mustafa Abdel Jalil, presidente del Consejo de Transición libio y ex ministro de justicia.
La lucha por el poder, a esta alturas se desarrolla entre dos sectores del régimen dictatorial represivo; no se lucha por la democracia, los derechos humanos,  ni el progreso de los libios, si no ¿cómo se explica que el teniente coronel Yunes sirviera bajo las órdenes de Ghadafi durante cuarenta años, compartiendo la responsabilidad de todos sus crímenes contra el pueblo libio?, ¿cómo se explica que el señor Abdel Jalil, ministro de justicia en el pasado, se presente como un personaje aséptico, libre de culpa, cuando ha servido  a un régimen opresor y no tuvo dudas a la hora de mandar a los  opositores al paredón, torturando a todos los se atrevían a oponerse al régimen?
Estos señores se han cambiado, se han travestido, de servir a un régimen dictatorial represivo, a luchar bajo el estandarte de la OTAN, sin importarles para nada las consecuencias de este cambio en la dirección de su tiro, ni el número o identidad  de las  víctimas que ello puede acarrear.
En estos momentos asesores militares de Inglaterra, Francia e Italia entran y dirigen a las fuerzas de los rebeldes, al tiempo que aviones sin tripulación bombardean, sin cesar, objetivos del otro contendiente en Trípoli, Sirte, Sebha. El último de estos bombardeos ha tenido como objetivo las oficinas del coronel Muamar Al- Gadhafi. Causando decenas  víctimas entre muertos y heridos.
En las circunstancias actuales nos encontramos ante una ecuación absurda, la sangre derramada por las tropas del régimen es de primera categoría, y los muertos por acción de los bombardeos de  los aviones, misiles  de la OTAN, no son mártires, ni dignos de lástima aunque puedan ser inocentes que les ha tocado estar en el sitio inadecuado en el momento inoportuno.
El señor Musa Cusa, ex jefe de los servicios de inteligencia del Líder libio durante veinte años, ex ministro de Asuntos Exteriores durante más de tres y ex embajador en varios países de mundo, ha facilitado a los servicios de inteligencia de Inglaterra y Francia toda la información de la que dispone sobre su ex jefe, al que cantaba, hace muy poco, su alabanzas a los cuatro vientos, y es probable que esta información pueda servir para guiar a los aviones de la OTAN en su afán de asesinar o secuestrar a su ex ídolo.
Al señor Musa Cusa no se le ha preguntado por su responsabilidad en la muerte de 1.200 internos del penal de Abu Slim, y otras masacres. Ahora que se ha cambiado de bando, se convierte en un ser inocente sin haber sido juzgado; este es solo un ejemplo que puede ser aplicado a muchos otros que han seguido su camino.
Esta nueva agresión trilateral, contra libia, tiene precedente en la historia reciente, concretamente en 1943. Libia siendo colonia italiana, recién acabada la 2ª Guerra Mundial, se dividió en tres estados federados, Tripolitania, donde Estados Unidos estableció una de las mayores bases militares fuera de su territorio, Cirene, bajo dominio inglés, y Fizan, controlada por Francia. 
No vamos a discutir sobre los deseos de los libios en relación a  la marcha de Ghadafi, su familia y sus colaboradores cuestionados, pero la pregunta ineludible es el precio que están dispuestos a pagar a cambio a la OTAN para hacerles este trabajo, la otra pregunta importante es ¿en qué situación quedará el país, a la luz de la experiencia de Iraq y Afganistán?.
No nos está permitido hacer este tipo de preguntas, dado que las acusaciones serán planteadas de ante mano contra nosotros, nos acusarán de haber cobrado dinero de Ghadafi, de ser agentes a su servicio, en cambio nadie plantea la cuestión a la inversa, sobre los verdaderos objetivos de la OTAN, o de los estados aliados, puesto que éstos son ángeles dedicados a hacer obras caritativas, humanitarias altruistas, cualquiera que plantee estas dudas razonables, será tachado de loco, estúpido, partidario de las dictaduras  y contrario a las libertades.
El señor Amro Musa, secretario general de la Liga de los Estados Árabes, tuvo que tragar saliva y desaparecer de la escena, después de haber declarado que la petición de la Liga de la intervención extranjera no tenía por objetivo salvar a libios matando otros libios. A raíz de estas declaraciones se le abrieron las puertas del infierno, tal y como sospechamos que se van a abrir contra nosotros, por el simple hecho de pronunciar una palabra justa. Recordemos que el señor  Amro Musa estaba convocado para firmar el famoso artículo junto a Obama, Sarkozy y Cameron, en el que solicitaron la salida de Ghadafi, no sólo de Trípoli sino de todo el país, aunque no especificaron a dónde tenía que marchar, -sospechamos que insinuaban que su destino debería ser el otro mundo-, al final no firmó esta petición  mostrando su arrepentimiento por apoyar la intervención extranjera en Libia.
Nos duele el corazón al ver que nuestros hermanos libios, se matan unos a otros en una vorágine de cruenta guerra civil. Nosotros hemos manifestado y seguiremos manifestando nuestro apoyo a las revoluciones árabes, vemos que éste conato de revolución libia ha sido secuestrado por oficiales y políticos nacidos del útero del régimen, sedientos de poder y de venganza, por motivos mayoritariamente personales, cubiertos por un velo transparente de servir al pueblo.
Quisiera acabar respondiendo de antemano a aquellos que esgrimen la espada de la acusación de alineamiento con el coronel, sus fechorías y sus execrables actos. Recordando que cuando nosotros criticamos a este régimen, la gran mayoría de la oposición actual trabajaba a su servicio, gozando de su favores y de su fabulosas sumas, o esperaban a las puertas del despacho de  Saif el Islam en Londres, con los artículos preparados para elogiar el afán reformista de éste vástago, preparando el camino para que un día pudiera heredar el poder, estos artículos están en el archivo de nuestro periódico Al- Quds Al- Arabí.
El señor Abdel Rahman Shagam, ex ministro de asuntos exteriores de Libia y uno de los líderes  de la oposición actual, sabe muy bien qué posición teníamos en relación con el régimen cuando estaba en la cumbre, sabe muy bien si hemos sido beneficiados de sus millones en sobornos o no, acepto su testimonio, puesto que le considero un hombre de honor y ética.
Solo apoyaremos a aquellos que trabajan para poner fin al derramamiento de sangre de nuestros hermanos en Libia. El futuro de este país debería ser dilucidado conforme al antecedente histórico de la primera fitna del islam, cuando un dignatario musulmán llamado Abu Musa al Ashaari, dictaminó, en la batalla de los Coranes entre Muawiya y Ali, apartar a ambos contendientes. Aquí rememorar aquel ejemplo de petición de la abdicación del sátrapa y de los que luchan bajo estandarte de la OTAN.