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La OCDE está introduciendo a Israel demasiado fácilmente

La presión económica es un poderoso instrumento cuando afecta a Israel, y la OCDE está debilitando la sólida postura de la UE

En Mayo, Israel parece que estará integrado dentro de la OCDE como resultado de la política de los sucesivos gobiernos de Israel. Tal hecho sería otro escalón más de acogida a Israel desde el desaliento, esto demuestra la falta de voluntad para ciertos estados de examinar el cuestionable comportamiento de Israel como ocupante, anteponiendo por el contrario, el aumento de los lazos políticos y fiscales.

Seth Freedman
www.guardian.co.uk
Juan Pablo Crespo

Zp-Peres

A pesar de todas las inquietudes sobre la política israelí hacia los palestinos, las acciones van más allá que las palabras cuando se trata el ámbito internacional de Israel. En Mayo, el país parece que estará integrado dentro de la OCDE como resultado de la política de los sucesivos gobiernos de Israel. Tal hecho sería otro escalón más de acogida a Israel desde el desaliento, esto demuestra la falta de voluntad para ciertos estados de examinar el cuestionable comportamiento de Israel como ocupante, anteponiendo por el contrario, el aumento de los lazos políticos y fiscales.

En enero, el actual secretario general de la OCDE dejó claro que la admisión de Israel está casi asegurada, y parece que hay pequeñas objeciones a la decisión por parte de los 30 estados miembros de la organización. Por parte de Israel, la pertenencia a la OCDE supone una gran ventaja, tanto en prestigio global como en apreciables beneficios económicos. En consecuencia la clasificación crediticia de Israel será mejorada, y a las empresas israelíes les será mucho más fácil aumentar su capital con el respaldo que otorga el voto de confianza emitido por la dirección de la OCDE. 

Lo único que empaña esto es la controversia sobre la información suministrada por Israel a propósito de su candidatura como miembro. Los datos facilitados por fuentes oficiales israelíes incluían cifras relativas a la población de colonos, lo que infringe la política de la OCDE que no tiene en cuenta la actividad económica de un estado más allá de sus fronteras reconocidas. Un informe filtrado revela desacuerdos entre los estadísticos de la OCDE, quienes mantienen que los datos deberían, o bien incluir a todos y cada uno de los residentes en Cisjordania - palestinos y colonos – o por el contrario, no incluir a ninguno.

La trifulca tiene la posibilidad de hacer descarrilar la aceptación de que Israel forme parte de la OCDE porque la manipulación de las cifras podría dejar a Israel nada más y nada menos que un estricto criterio de entrada a la organización. Sin embargo, de acuerdo con el informe, la solución propuesta permite primero a Israel ser aceptado como miembro de la OCDE, y a continuación se le concede un periodo de un año para remitir nuevas cifras, lo cual otorga a Israel, como miembro de pleno derecho, la utilización del poder de veto sobre la exigencia de actualización de estadísticas.

Ha habido diferentes intentos para bloquear la entrada de Israel sobre la base de sus prácticas  discriminatorias contra la minoría árabe, pero lejos de ello, se han hecho oídos sordos de tales argumentos. En su lugar, el mensaje que se está enviando a Israel por la OCDE es que es el dinero, más que la moral, el factor principal en el proceso de decisión.

Tal actitud supone un abierto desafío frente a la intransigencia de la UE por el comportamiento de Israel hacia los palestinos que viven bajo ocupación. La UE ha suspendido indefinidamente los planes para la mejora del acuerdo de asociación de Israel con la Unión, supeditándolo a desarrollos en el proceso de paz y a señales de que la expansión de las colonias llegue a su fin. Mientras esto no cambie, todas las exportaciones israelíes a Europa están exentas del pago de aranceles, con la excepción de la producción cuyo origen proceda de las colonias. Por encima del prestigio político perdido por Israel en este caso, el impacto financiero de la decisión de la UE tiene el propósito de incrementar la presión sobre el gobierno israelí con el ánimo de que haga concesiones sobre su política de colonización.

La aprobación de Israel como miembro de la OCDE debilita la posición de la UE sobre tales cuestiones clave. Del mismo modo alienta a los dirigentes israelíes a creer que pueden continuar despreciando impunemente el derecho internacional, con el seguro convencimiento de que cuando una puerta se cierra otra se les abre de golpe para acceder por ella. El método del palo y la zanahoria para forzar a Israel a cumplir con sus obligaciones éticas sólo pueden funcionar si existe un esfuerzo de unión y concertación ejercido desde el exterior que vaya más allá del actual cúmulo de intentos fragmentados y desarticulados.  

Aún cuando los líderes israelíes declaran su intención de entablar negociaciones serias con sus contrapartes palestinas, continúa permitiéndose la aprobación para la construcción de más colonias, y las iniciativas de paz se arruinan aún antes de haber comenzado proceso alguno.

Manteniendo el status quo de declaraciones ampulosas, conciliadoras a nivel político mientras se realizan acciones contraproducentes sobre el terreno, tanto más sencillo para las personas de la OCDE rehusar pasar por alto las tácticas engañosas de Israel.

La presión económica es uno de los instrumentos más poderosos con los que cuenta esa comunidad exterior cuando se trata del conflicto israelo-palestino. Va en beneficio de Israel alimentar que su condición es de estado paria y conseguir con ello el acercamiento a países con quienes puede comerciar y fraguar vínculos financieros. La economía israelí se apoya en las exportaciones, y todo aquello que amenace la viabilidad de los negocios israelíes y la venta de sus productos en el exterior tendrá repercusiones negativas, tanto para la gente, como en última instancia para los políticos a quienes votan.

Haciendo un llamamiento a un boicot completo de los productos y servicios israelíes es una forma extrema de ejercer influencia sobre la política gubernamental, y debería ser aplicada sólo como una medida de último recurso. Entretanto, compete a organizaciones como la OCDE y la propia UE estirar sus músculos hasta el punto que sea posible mantenerlos aún firmes. Este parece ser el enfoque que, por último, sigue la UE, pero la OCDE parece ser que se queda corta en lo que se refiere a sus propias responsabilidades. Si, como se vaticina, Israel es ratificado como miembro en mayo, sólo puede esperarse que la oposición dentro de la OCDE a las fechorías israelíes llegue, más vale tarde mejor que nunca.