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El grado de dependencia de la economía israelí de los Estados Unidos

La idea generalizada entre los observadores de la cuestión Palestina es que Israel depende plenamente de la ayuda financiera de los Estados Unidos

Antes de que finalice el periodo establecido en el acuerdo, EE.UU. anunció en agosto del 2007 su compromiso de incrementar la ayuda militar a Israel con 6.000 millones de dólares durante los próximos diez años. Con ello la ayuda militar anual que recibe Israel de Estados unidos será de 3.000 millones hasta el 2018. Lo que significa que la ayuda se centra en los aspectos militares. La interpretación que cabe de esta reordenación de la ayuda, aparte de los interrogantes sobre las intenciones pacificadoras de Estados Unidos en la región, es una forma de justificar ante el contribuyente norteamericano este gasto masivo de sus contribuciones a un estado rico y avanzado. Todo indica el firme compromiso de Estados Unidos de garantizar su hegemonía en la región, con el palo que representa la fuerza del estado sionista incluso aunque se llegara a un acuerdo de paz.

Marwan Jebril. Al Jazeera 
www.alquds-palestina.org 7 de Noviembre, 2010.
Traducción: Jalil Sadaka

bandera USA

La idea generalizada entre los observadores de la cuestión Palestina, es que Israel depende plenamente de la ayuda financiera de los Estados Unidos, hasta el punto que sería casi imposible que Israel pudiera existir sin este apoyo económico y político. Pero un análisis más sosegado de estas relaciones, rebaja este grado de dependencia financiera, y eleva la importancia del apoyo político y tecnológico.

Se debe resaltar la importancia del apoyo político estadounidense a Israel, que lo convierte en un estado por encima del derecho internacional, no sometido a ninguna autoridad internacional. El apoyo militar que recibe Israel de EE.UU. le permite disponer de las más sofisticadas, y mortíferas armas, y le garantiza una superioridad militar sobre la totalidad de los ejércitos árabes. También le permite tener una cubertura para sus programas de armas de destrucción masiva, sobre todo las armas nucleares, y a todo ello hay que sumar el apoyo informativo y tecnológico.

Respecto al apoyo financiero, es sin duda un apoyo muy considerable. Israel recibe de los EE.UU. tres mil millones de dólares anuales desde el año 1979, encabezando la lista de países que más apoyo directo reciben de este país. La suma total que recibió Israel desde su creación el 1948 hasta 2009 de los Estados Unidos, alcanza 106.160 millones de dólares, según datos del informe de los servicios de documentación del Congreso norteamericano. (CRC). En los primeros veinte años, entre 1949 el 1968, Israel recibió de los Estados Unidos 1.323 millones, en la década siguiente, de 1969 al 1978, esta cantidad llegó a 11.427 millones. Este apoyó se incrementó de forma notable desde la firma de los acuerdos de Camp David.  En el periodo que va de 1979 a 1988 la ayuda alcanzó 29.934 millones de dólares; en la década siguiente, 1989-1998, se incrementó ligeramente alcanzando 31.552 millones, y se mantuvo en este nivel durante la última década, 1999-2009, llegando a 31.922 millones. Es preciso afirmar que a pesar de este apoyo financiero constante durante los últimos 30 años, la dependencia de Israel de la ayuda norteamericana se redujo notablemente con el paso del tiempo.

Con el fin de aclarar esta aparente contradicción, hay que señalar que PIB de Israel, crecía anualmente en un 10% durante el periodo 1948-1972. En este periodo los sionistas aprovecharon los despojos del pueblo palestino, el incremento notable de la inmigración, y la ayuda, a modo de indemnizaciones pagadas por Alemania, por lo que en esta fase el apoyo económico norteamericano no era transcendental. Sin embargo durante el periodo 1972-1985, Israel vivió una grave y asfixiante crisis económica, como consecuencia del incremento de los precios del petróleo, el incremento de los gastos sociales, y los gastos de la guerra que superaron el 25% del PIB. El crecimiento de la economía israelí retrocedió dos puntos anules, al tiempo que la inflación llegó al 51% el año 1978, y alcanzó un record en 1984 del 400%. Así que la ayuda norteamericana que alcanzó 3.100 millones en este periodo tuvo una gran transcendencia para hacer frente a la crisis económica. Recordemos que el producto interior bruto israelí en 1983 era de 15,3 mil millones de dólares, de modo que la ayuda representaba el 20% de PIB, con una tasa de cobertura de los presupuestos del 30% en aquel año.

La situación de Israel a principios del año 1985 era casi de bancarrota, si no fuera por una ayuda urgente de 1.500 millones de dólares. Se formó entonces un gobierno de unidad nacional por un acuerdo entre los dos partidos mayoritarios, el Laborista y el Likud, que estableció un plan de ajustes, basado en reducir los gastos administrativos y los sueldos de los funcionarios, e incrementar los impuestos, y se adoptó un política económica mucho más capitalista y liberal, que resultó muy eficaz.

A pesar de los pérdidas económicas a causa de la Intifada, que estalló en 1987, el gobierno israelí consiguió superarlas gracias a los acuerdos firmados con la OLP, en 1993, y con Jordania de 1994, y principalmente como consecuencia de la caída del bloque soviético 1988-1991, y del nuevo orden monopolar liderado por los EE.UU.

Todos estos acontecimientos permitieron a los sionistas establecer relaciones diplomáticas con más de cincuenta estados, y lo mas importante establecer relaciones económicas con potencias emergentes como China y la India, aparte de Rusia. Israel, aprovechó la llegada de más de un millón de inmigrantes judíos durante el periodo 1989-2000. A raíz de la caída del bloque comunista la llegada masiva de mano de obra barata, y los mejores especialistas y expertos en muchos campos, fue una bendición para la economía del país. Gracias a ello, el PIB de Israel en 2000 se duplicó en siete veces comparado con el año 1983 y se elevó a 110 mil millones de dólares, lo que permitió que la dependencia económica de Estados Unidos no superara el 3% del producto interior bruto.

El PIB, continuó creciendo de forma intensa alcanzando 200 mil millones en los años 2008 y 2009, y con ello se redujo aun más la dependencia de la ayuda americana, hasta el 1,5% del PIB. Lo que significa que la economía israelí se ha liberado, prácticamente de la dependencia de la ayuda norteamericana.

Israel se beneficia mucho del intercambio comercial con Estados Unidos, consiguiendo grandes ingresos para sus arcas, que le permiten corregir el déficit en su balanza comercial. EE.UU. es el primer socio comercial de Israel, sus exportaciones a este país representan un 1/3 del total. En 2006 estas exportaciones alcanzaron 18.000 millones de dólares lo que representa el 38,4% del total. En 2009 se elevaron a 16.700 millones (35%).

Estados Unidos es asimismo el primer socio comercial de Israel. Las importaciones israelíes de EE.UU. durante el año 2009 alcanzaron 5.848 millones, el 11,6% del total (47.367 millones)
Esto significa que la balanza comercial es favorable a Israel en 11 mil millones, una cantidad casi idéntica durante los últimos 4 años. De este modo Israel consigue equilibrar su balanza comercial exterior; sin este intercambio ventajoso con EE.UU. el déficit comercial israelí crecería anualmente en un porcentaje desde el 19,5%  hasta el 25,7% entre los años 2006-2009.
Con la mejora, a raíz de los acuerdos de Oslo, hasta niveles comparables con Europa occidental, la economía israelí supera incluso a países como España, Portugal, Grecia, y Arabia Saudí. La renta per cápita en Israel pasó de 19.000 dólares en 2000 a 28.000 en 2008. Lo que hace muy difícil justificar las ayudas que recibe de EE.UU.

En consecuencia Israel y EE.UU. llegaron a un acuerdo en1998 que permite reducir la partida de ayuda económica valorada en 1.200 millones de dólares anuales, compensada esta reducción con un incremento paralelo de la partida militar que alcanza 1.800 millones anuales. El acuerdo permite reducir la ayuda económica en 129 millones anuales, y aumentar la ayuda militar en 60 millones anuales, de forma progresiva a lo largo de 10 años, a partir del año 2000. La ayuda militar a final de la década superara los 2.400 millones anuales.

Antes de que finalice el periodo establecido en el acuerdo, EE.UU. anunció en agosto del 2007 su compromiso de incrementar la ayuda militar a Israel con 6.000 millones de dólares durante los próximos diez años. Con ello la ayuda militar anual que recibe Israel de Estados unidos será de 3.000 millones hasta el 2018. Lo que significa que la ayuda se centra en los aspectos militares. La interpretación que cabe de esta reordenación de la ayuda, aparte de los interrogantes sobre las intenciones pacificadoras de Estados Unidos en la región, es una forma de justificar ante el contribuyente norteamericano este gasto masivo de sus contribuciones a un estado rico y avanzado. Todo indica el firme compromiso de Estados Unidos de garantizar su hegemonía en la región, con el palo que representa la fuerza del estado sionista incluso aunque se llegara a un acuerdo de paz.

Un aspecto fundamental a la hora de justificar este apoyo a Israel es el éxito de la política sionista a la hora de presentar su proyecto estratégico como extensión de los intereses estratégicos e económicos de las grandes potencias occidentales, haciendo ver que la existencia de esta entidad y su superioridad militar es parte de estos intereses. Además de mantener la debilidad, la división, y el atraso de los países de la región, todo ello para impedir su progreso científico estratégico, lo que permitiría que sigan dependiendo del exterior y sigan siendo un mercado consumista de los productos occidentales.

Los israelíes consideran que el apoyo norteamericano a su política es un precio muy bajo del papel que desempeñan en la región. Esta idea fue expresada con meridiana claridad por el ministro israelí Jacob Meridor que en una emisión de radio dijo que “Israel sustituye a más de diez portaviones americanos, suponiendo que cada uno de éstos cuesta 50.000 millones. Si Estados Unidos pagara un interés del 10% de precio de construcción de éstos portaviones, tendría que pagar 5.000 millones de intereses”, sin tener en cuenta los gastos de los militares y el mantenimiento, y sin contar las consecuencias que provocaría su presencia militar directa en la zona. Puesto que la ayuda norteamericana a Israel es menor que esta cantidad, 2.000 millones de dólares, el ministro concluyó con ironía solicitando el resto de dinero. El propio Sharon dijo hace 23 años que “Israel prestó servicios a EE.UU. valorados en 100.000 millones de dólares y sólo recibió 30.000 millones, de modo que este país sigue en deuda con nosotros.”

Es necesario hacer una observación, la cooperación de Estados Unidos con Israel no se puede cuantificar en dinero, puesto que sería de valor incalculable si tenemos en cuenta la cooperación en el campo de industria militar y la alta tecnología, la experiencia y la información. Esta colaboración ha contribuido, de forma transcendental, al desarrollo tecnológico, a la creación de centenares de miles de puestos de trabajo, y lo más importante, a crear un sector de alta tecnología sumamente competitivo a nivel mundial sobre todo en la industria militar, de seguridad y la petroquímica.

Israel ocupa hace años el cuarto o quinto puesto mundial en la exportación de material de guerra, después de EE.UU, Rusia, y Francia. Sus ventas alcanzan de 4 a 5 mil millones de dólares anuales.
La ayuda que hemos comentado hasta el momento es la oficial, pero conviene recordar que Estados Unidos es uno de los lugares de mundo donde más dinero se recauda para ayudar a Israel, y es el país donde más cupones de apoyo a Israel se adquieren. Anualmente se recaudan 1.000 millones de dólares aproximadamente.

Israel se ha beneficiado enormemente de las presiones políticas y económicas que ejerce Estados Unidos a cualquier país del mundo que desea recibir su apoyo y reconocimiento, al condicionar este apoyo al previo establecimiento de relaciones políticas y económicas con Israel. Muchos países han tenido que aceptar estas presiones, en el nombre del pragmatismo, y en defensa de sus propios intereses.

A modo de conclusión, reiteramos que al hablar de la dependencia financiera de Israel respecto de  los Estados Unidos, debemos saber que esta dependencia se ha reducido considerablemente durante los últimos años, en función de PIB israelí, y la renta per cápita. Esto no significa que los israelíes no dependan de EE.UU. de forma vital sobre todo para compensar el déficit comercial, y la obtención de la tecnología militar avanzada, y tener un gran mercado para sus productos.