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La Trinidad: Felipe, José Luis e Israel

Fernando Casares

El ejecutivo español acaba de remodelar su casa casi por completo. En lo que se refiere a la cartera de Exteriores, el presidente Zapatero cambia al actual Canciller Miguel Ángel Moratinos y le sustituye por la Ministra de Sanidad Trinidad Jiménez.

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Moratinos

El mes pasado un político israelí nos repitió esa manida frase “la política es el arte de lo posible”. Pero en estos momentos recuerdo más a mi profesor de Historia de la Universidad de Buenos Aires cuando me dijo “en política, relaciona”. Intentaremos hacerle caso a los dos, para ser justos.

Ahora nos viene a la memoria el artículo “Moratinos se acerca a la Doctrina del 1%”. En el mismo dábamos cuenta de cómo el Canciller, frente a la masacre contra el Mavi Mármara y las declaraciones de los 3 españoles que estuvieron allí (Manuel Tapial, Laura Arau y David Segarra), se posicionaba en lo que considerábamos una actitud equidistante, cuando no claramente ambigua. Lo que debería haber sido una condena rotunda al accionar asesino del ejército israelí, con consecuencias políticas y diplomática en la relación del Estado español y el Estado de Israel y al trato recibido por parte de las autoridades sionistas a los ciudadanos españoles. Una actitud que se vio agravada por un silencio cómplice antes de la masacre y una ausencia de trato luego de la misma. El Canciller decía: "No se puede únicamente escuchar un discurso en favor de una parte liderada por unos activistas que, con todos los respetos, tienen también un elemento diferente"

En el escenario en que nos movemos, decir esto es lisa y llanamente nivelar al opresor con el oprimido, argumento cómplice y falaz como recurrente entre la clase política internacional. Moratinos se alineó luego a la tesis francesa liderada por el Canciller Kouchner, que es la misma que sostienen algunas ONG’s israelíes que defienden los Derechos Humanos y critican a su propio gobierno actual, pero que en el fondo actúan por una causa israelí para desactivar lo que ellos llaman “el mecanismo de autodestrucción de Israel” y refundar un Israel justo y sensato.

Además el Canciller español aprovechó para hablar con su par israelí, el tolerante Avigdor Lieberman, sobre las declaraciones del embajador israelí en España, Raphael Schutz, quien dijo con motivo de la masacre a la Flotilla de la Libertad: “Sí, nueve personas han muerto en ese acto. Pero 155 murieron en un ataque terrorista en la India la semana pasada. ¿A quién le importa? Veintitrés españoles han muerto en las carreteras en el último fin de semana. […].”

Y justamente hace unos días nos enteramos que el embajador Schutz será reemplazado por Alon Bar, un profesional de bajo perfil, que no es justamente un hombre de confianza del Canciller israelí, por lo que podemos inferir que la decisión fue deliberada y decidida en instancias superiores, lo que confirma las sutiles discrepancias internas entre el Primer Ministro Netanyahu y su propio Canciller por el liderazgo de la derecha sionista. Cabe aclarar que Moratinos antes de reunirse con Lieberman, lo fue a ver a Netanyahu.

Pero es que un día antes Israel había aprobado una ley que obliga a los futuros ciudadanos israelíes a jurar lealtad al Estado de Israel como Estado judío y democrático, cuyo proyecto se inició de la mano del Canciller y que negoció con él Netanyahu a cambio de 2 meses más de congelamiento de los asentamientos (presión esta última que vino de la Administración Obama al Primer Ministro).

Aún así no contento Lieberman, se filtró la supuesta discusión en la que el israelí enviaba a Moratinos y a Kouchner a dejar de querer solucionar sus conflictos y ocuparse de Europa, mientras Moratinos le hacía caso y se iba a Europa junto a Kouchner a reunirse con Hillary Clinton para apoyar el proceso de paz en Oriente Medio, al mismo tiempo que destacaba a Turquía como mediador entre Siria e Israel.

A esta altura podemos inferir que para quienes apoyamos la noble y justa causa palestina Moratinos nos resultaba claramente inclinado a la derecha, amigable con el Estado de Israel y falto de coraje político. Pero para la derecha sionista, y sobre todo para Lieberman, el Canciller español estaba demasiado inclinado hacia la izquierda y casi era pro palestino.

No sería iluso preguntarnos si ante esta geometría política, unos hayan cambiado al embajador por petición de los otros, y los otros hayan cambiado a su Canciller por petición de los unos. Y qué mejor que cambiarlo con alguien que pueda estar menos a la izquierda según la visión de la derecha israelí y más a la derecha según la visión pro palestina.

Trinidad Jiménez, miembro de la Comisión Trilateral, responsable de las relaciones internacionales del PSOE en la década del 90, asesora del ex presidente Felipe González (quien comenzó las relaciones entre España e Israel), leal al actual presidente Zapatero y que ha vivido en Israel cuando su ex marido fuera embajador de España en el país sionista.

¿Tendrá razón mi profesor de Historia?