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Catástrofe tras catástrofe desde 1948

Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe

Israel está plenamente ‘normalizado’ en la Comunidad Internacional. Aunque la mayoría de Estados árabes no lo reconocen desde el punto de vista económico. Israel acaba de dar dos pasos más en su ‘normalización’: la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Mercosur y la aceptación de la invitación, por unanimidad de sus países integrantes, a entrar en la OCDE.

Diagonal, martes 8 de junio de 2010. Número 127/Número 128

Manifestación
Foto: Albert García

Tras la creación de Israel y las razzias contra la población palestina de las zonas circundantes, Gaza pasó a la jurisdicción egipcia. Siempre ha sido tierra de paso (y de conquista) en los diversos avatares de los enfrentamientos israelíes con sus vecinos. En esta influencia egipcia se incluye la integración ideológica de la corriente musulmana de los Hermanos Musulmanes.

La interrelación con sus compatriotas palestinos de Cisjordania fue complicada, pero factible, hasta la conquista por parte de Israel en 1967 de la Palestina histórica. Pero desde el punto de vista económico, si bien no había posibilidades de un crecimiento similar al israelí, la agricultura gazatí podía exportar de forma restringida sus productos y los trabajadores palestinos en la economía israelí mantenía un cierto nivel de vida con sus ingresos.

Aunque parezca paradójico, el agravamiento de la situación de Gaza empieza en la respuesta israelí a las diferentes rondas negociadoras que comenzaron en Madrid, tras la primera guerra del Golfo y la primera “Intifada”. Aunque los palestinos no tuvieron representación propia (a pesar del estatus internacional de la OLP), el jefe de la representación mixta jordana-palestina era Haider Abdel Shafi, un gazatí con gran autoridad moral.

El descrédito de estas negociaciones, que sólo han servido para profundizar la colonización, y de los líderes laicos más ligados a la Autoridad Palestina, sirvió en el caso de Gaza para un cambio de liderazgo. Más, teniendo en cuenta que el representante fáctico de dicha Autoridad era un personaje cercano a EE UU o a Israel como Mohammed Dahlan. La política israelí de expolio y de profundización de la ocupación, por medio de colonias, hizo que la resistencia palestina trastocase la agenda israelí de seguir en esa línea de colonización ‘suave’. En el caso de Gaza existe el agravante de la doble densidad de población, junto al porcentaje de refugiados y su vigente memoria.

Estrategia de tierra quemada

Por eso fue falsa la retirada unilateral de los israelíes de Gaza, más bien una jugada estratégica gatopardiana: retirada unilateral (restablecimiento en Cisjordania o expulsando a los palestinos beduinos del interior del actual Israel), tierra quemada y control fronterizo, que supone, según la legislación internacional, la persistencia de la ocupación. La victoria electoral de Hamas, cuyo líder es de Gaza, proviene de una doble constatación, la falta de avance perceptible desde las conversaciones de Oslo de ese hipotético Proceso de Paz y el descrédito del liderazgo palestino embarcado en justificar lo imposible y que en muchas ocasiones era percibido como más atento a sus intereses personales. Los derrotados palestinos, partidarios de mantener la entelequia de las negociaciones, no lo aceptaron y fueron utilizados en una nueva estrategia israelí de dividir a los palestinos y, por consiguiente, debilitar la capacidad de que se visualizase en el exterior, pero también en el interior, que el enemigo de una paz justa es el proyecto sionista.

La comunidad internacional, el cuarteto (EE UU, UE, Rusia y la ONU, que renuncia a su rol de vigilancia de la legalidad internacional) se alineó con Israel, pidió cosas que no exigió al nuevo Gobierno israelí y se puede decir que con su apoyo ciego a ese país ayudó a las catástrofes que se han producido desde esas fechas. Los intentos de hacer una economía más próspera han chocado con la ambición israelí de que los palestinos acepten su sumisión.

De ahí las periódicas y constantes destrucciones gratuitas de bienes no militares y que ayudarían a mantener un hilo de vitalidad y autonomía económica, antes o después del Gobierno de Hamas. Por ejemplo, la destrucción del aeropuerto de Gaza (construido con dinero español) o del corredor fabril en los bombardeos de 2008 y 2009. Pero la destrucción gratuita ha sido constante e intersectorial: cañerías de agua, viviendas y campos de todo el corredor fronterizo y del interior. De las 3.900 empresas y 35.000 trabajadores que había en 2005 se ha pasado en 2009 a 195 y 1.700, respectivamente.

Eso significa que la población de Gaza vive de la ayuda internacional y que la agencia UNRWA de la ONU es la que mantiene la vida en Gaza gracias a un by pass. Israel, no satisfecho con ese castigo colectivo, ante una ‘entidad hostil’ o Hamastán como denomina a Gaza, coloniza hasta la ayuda internacional, en su guerra y dominio del lenguaje, al bloquear las fronteras con auxilio de Egipto (y en su día con la UE). Hace pagar abusivas tasas y transporte a las importaciones y donaciones.

Eso incita a que la ayuda internacional vaya a parar, en buena medida, a la economía israelí, incluyendo a las colonias.