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Los israelíes consumen cuatro quintas partes de los escasos recursos hidrológicos de Cisjordania, según afirma el Banco Mundial

Rory McCarthy, Jerusalén

La sequía cada vez más intensa en Oriente Medio está agravando la disputa sobre los recursos hídricos después de que el Banco Mundial concluyera que Israel se lleva cuatro veces más agua que los palestinos de un acuífero vital compartido

The Guardian, Jueves, 28 de mayo, 2009
Traducción: Lucas Antón

embalse

La sequía cada vez más intensa en Oriente Medio está agravando la disputa sobre los recursos hídricos después de que el Banco Mundial concluyera que Israel se lleva cuatro veces más agua que los palestinos de un acuífero vital compartido.

La region se enfrenta a su quinto año consecutivo de sequía este verano, pero el informe del Banco Mundial ha descubierto enormes disparidades en el uso del agua entre israelíes y palestinos, aunque ambos comparten el acuífero montañoso que discurre a lo largo de la Cisjordania ocupada.

Los palestinos tienen acceso tan solo a una quinta parte del suministro de agua, mientras Israel se lleva el resto, declaró el Banco Mundial.

Los israelíes usan 240 metros cúbicos de agua por persona y año, por 75 metros de cada palestino de Cisjordania y 125 de los de Gaza, según datos del Banco. Cada vez más, los palestinos cisjordanos tienen que depender de agua que se paga a la empresa nacional israelí de agua, Mekorot.

En ciertas zonas de Cisjordania, los palestinos sobreviven escasamente con una cantidad que puede llegar a ser de entre 10 y 15 litros de agua por persona y día, lo que está por debajo del umbral de respuesta en casos de desastre humanitario recomendado para evitar epidemias. En Gaza, donde los palestinos dependen de un acuífero cada vez más salinizado y contaminado, la situación es peor. Sólo entre el 5 % y el 10% del agua disponible está suficientemente limpia como para ser potable.

El informe del Banco Mundial, publicado el mes pasado, provocó fuertes críticas en Israel, que cuestionó las cifras y las escala del problema en el lado palestino. Pero hay otros que han acogido bien el estudio y los datos que presenta.

Gidon Bromberg, director israelí de Amigos de la Tierra Oriente Medio, afirmó que existe una evidente incapacidad de satisfacer las necesidades básicas tanto de israelíes como de palestinos, y que los israelíes se llevan "la parte del león".

"En definitiva, tenemos una grave crisis hidrológica, sobre todo del lado palestino, que se hará sentir aún más intensamente este próximo verano", afirmó Bromberg en un congreso sobre la cuestión celebrado en Jerusalén.

Declaró que el Comité Hidrológico Conjunto, establecido en 1995 con israelíes y palestinos como medida provisional siguiendo los acuerdos de paz de Oslo, no había conseguido ningún resultado y precisaba  reformas.

El informe del Banco Mundial afirmaba que las esperanzas de que los acuerdos de Oslo pudieran aportar recursos hídricos para un estado palestino viable y mejorar la vida de los palestinos "se habían realizado sólo muy parcialmente".

Afirmó que la culpa residía en los errores cometidos en la gestión y en los recursos hidrológicos, así como en la falta de inversión crónica. En Gaza, el ininterrumpido bloqueo económico israelí tuvo un papel clave al impedir el mantenimiento y construcción de proyectos de alcantarillado y aguas. En Cisjordania, existe otro factor: los controles militares sobre los palestinos, que todavía esperan la aprobación de 143 proyectos hidrológicos.

"Consideramos que la eficiencia de nuestra ayuda en la actual situación se ve comprometida", declaró Pier Mantovani, especialista hidrológico en Oriente Medio del Banco Mundial, que constituye una fuente importante de ayuda para los palestinos.

"La mayoría de la ayuda se dirige hacia proyectos de emergencia a corto plazo con un valor estratégico a largo plazo limitado. El enfoque es punctual y poco sistemático", declaró.

Yossi Dreisen, antiguo funcionario y hoy asesor de la administración de aguas israelí, cuestionó las conclusiones del Banco y afirmó que "no son correctas" muchas de las observaciones del informe. Mostró cifras que sugieren que el consumo de agua israelí por persona ha descendido desde 1967, cuando Israel ocupó y se apoderó de Cisjordania, mientras que el consumo palestino había aumentado.

Israel sostiene que el problema del agua debería resolverse buscando nuevas fuentes, por medio de la desalinización y del tratamiento de aguas.
"No hay suficiente agua en la zona" afirmó Dreisen. "Algo hay que hacer. La solución de que uno dé agua al otro nos resulta inadmisible".

No obstante, Fuad Bateh, asesor de la administración de aguas palestina, declaró que Israel sigue teniendo obligaciones como potencia ocupante, de acuerdo con el derecho internacional, y debería repartir  los recursos hídricos palestinos por medio de una "equitativa y razonable asignación, de acuerdo con el Derecho internacional".

Admitió que existe una falta de desarrollo y capacidad institucionales por parte de los palestinos, pero explicó que están atrapados en un conflicto desigual y asimétrica. A los palestinos no se les ha permitido desarrollar ningún nuevo pozo de producción en Cijordania desde la guerra de 1967.

"Los palestinos carecen de voz en el desarrollo de estos recursos hídricos transfronterizos compartidos", afirmó. "Es una situación en la que Israel ejerce un veto de facto sobre el desarrollo hídrico palestino".