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No demos descanso a estos gobernantes charlatanes

Santiago González (Comité de Solidaridad con la Causa Árabe)

No debemos dar descanso a estos gobernantes, vendedores de armas, de ilusiones, de charlatanes que dicen buscar una paz y premian al ocupante

CSCA

Moratinos con Livni

Los bombardeos y ataques israelíes que sufre Palestina y Gaza en partícular, están enmarcados en un asedio desde hace mucho tiempo, por tierra, mar y aire. Agravado tras el triunfo electoral de Hamás en el año 2006. A su vez, la profundización de la ocupación que sufre Palestina persiste, sean cuales sean los nombres de los supuestos planes de paz y que el Estado de Israel desoye, ante los ojos de la comunidad internacional.

Arafat, murió en una sede de Gobierno, la Mukata, totalmente destruida. Y no pasó nada, e Israel siguió colonizando. Abbas fue despreciado por Israel y el Muro continuó. Ganó Hamás en las elecciones y la Comunidad Internacional castigó colectivamente al ocupado y siguiendo la estrategia israelí, con el Cuarteto (Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y ¡las Naciones Unidas!), sacó del marco de las Naciones Unidas ‘la negociación’ entre las partes asimétricas, Israel y la ‘Autoridad palestina’, y la defensa del cumplimiento de las Resoluciones internacionales y del derecho internacional. Sólo cabe que las partes ‘se pongan de acuerdo’. Además, al Gobierno democrático de Hamás se le ponen unas condiciones, el fin de la violencia, el reconocimiento de un estado de Israel (que no admite un límite a sus fronteras) y a los acuerdos ya habidos (Oslo), que no se exigen a Israel (fin de su violencia, asentamientos, fronteras del 48 ó las del 67), ni a diferentes partidos gobernantes. Por último, esa Comunidad Internacional a instancias israelíes declara terrorista a Hamas (y no al Estado israelí que sigue matando a civiles indefensos) y, a pesar de la aceptación implícita y división de tareas tras la firma de un Gobierno de unidad nacional interpalestina -exteriores y negociación con Israel, Presidencia; gobierno interior, el Gobierno palestino-, siguió boicotando al Gobierno y castigando al ocupado palestino.

Annapolis es la penúltima función teatral desorientadora de la opinión pública. Se hace tras el boicot de la Presidencia de Al Fatah al Gobierno de Hamas y las luchas interpalestinas en Gaza. Esa comunidad internacional no respalda el Plan árabe de Beirut (vuelta las fronteras de 1967 por parte israelí y reconocimiento colectivo árabe al Estado de Israel) y promete que unas negociacioes entre la debilitada política y moral Autoridad Palestina, que ha sido ninguneada por Israel desde Arafat sin consecuencias por parte de esa misma Comunidad Internacional, e Israel, en un año 2008, se podrá llegar a un estado palestino (no se dice viable, ni en qué fronteras o con soberania sobre el agua,…). Al día siguiente de la Conferencia finales de 2007, Israel autoriza nuevos asentamientos y sigue comiendo tierras a Cisjordania y manteniendo el bloqueo de Gaza. La Comunidad Internacional no sabe, no dice, no quiere oir nada.

No es de extrañar que ante la ignorancia y silencio populares, esa Comunidad Internacional, la Unión Europea, Estados Unidos,… sigan premiando al ocupante y tratando con ‘normalidad’ a un Estado invasor, colonizador y discriminador con sus habitantes no judíos.

Abbas, presidente de la AP y de la OLP, muñidor de los Acuerdos de Oslo (y de la deriva neocolonial que han supuesto) y el aparato que le rodea, tras periódicas muestras de enfado, no es consecuente y acepta amoldarse a la estrategia israelí, de ocupar todo el espacio que pueda, pasar el tiempo (unos como garantía de que se convierta en hecho consumado, el otro, esperando una coyuntura, que nunca llega, más favorable). Su clientelismo y rechazo al Gobierno de Hamás le hacen cada vez más dependiente de las decisiones israelíes y de esa Comunidad Internacional.

El Gobierno israelí tiene varios propósitos con su ataque a los palestinos de Gaza: La propia destrucción y amordazar a la resistencia palestina (como en su día con Hezbollah en Líbano) ante el miedo a unas represalias que amenazan volverles a la edad de piedra y al hambre; la mejora de la suerte electoral de los ejecutores de la masacre, ante una sociedad racista y que no acepta la existencia del ‘otro’, palestino; la destrucción de la causa palestina, favoreciendo una lectura humanitaria y el desmembramiento anterior a 1967, Gaza para la administración egipcia y los bantustanes cisjordanos a Jordania, …

Para el sectarismo y cortoplacismo de un ya ex Presidente Abbas que dejó de serlo el 9 de enero, la destrucción o debilitamiento de Hamas,…

La Comunidad Internacional, la Unión Europea, los Gobiernos estadounidense, europeos, desde Rodríguez Zapatero a los demás, apoyando en sus primeras palabras al agresor israelí, obviando la ocupación, el bloqueo o las escabechinas periódicas israelíes con su política normalizadora con este Israel tiene poca capacidad de maniobra y de coherencia. No pueden volver a escribir la misma obra, Annapolis o la Hoja de ruta ya están vistas; las conferencias de donantes, de bienes que se destruyen una y otra vez es un escarnio para el contribuyente, más en esta época de crisis.

La hipocresia es tanta, el cinismo es tan visible, que cada uno de los personajes de esta tragedia ha perdido el disfraz de la mesura y de gobernantes basados en el derecho y en los valores humanitarios, convirtiéndose en charlatanes. Aguardan en sus trincheras para que los medios de ‘comunicación’, o la recreación de la intoxicación multimedia, los eurofestivales u otros eventos cambien el recuerdo y rehagan el imaginario de palestinos terroristas y el mantra de un proceso de paz que solo redunda en mayor ocupación.

No debemos dar descanso a estos gobernantes, vendedores de armas, de ilusiones, de charlatanes que dicen buscar una paz y premian al ocupante.