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"La mayor parte de los judios nos avergonzamos del Estado de Israel"

Entrevista a Norman Finkelstein. Frontera Cero nº6. CEAR

"Solo vemos a la minoría activa de los judíos israelíes, pero la mayoría de los judíos nos avergonzamos del Estado de Israel: corrupción constante, ocupación, nuclearización. Para quienes vivimos fuera de Israel y nos consideramos liberales [progresistas], el Estado de Israel es una ofensa a nuestra inteligencia. Israel es como esa "tía loca" que querríamos ocultar en el ático"

Mireia Gallardo y Alberto Arce.
Revista Pueblos

El profesor universitario estadounidense Norman Finkelstein participó entre el 29 y el 31 de octubre en la capital vizcaína en “La Iniciativa de Bilbao: Hacia una paz justa en Palestina” en el panel “Impasse político. El papel de la comunidad internacional”.

FC: En su libro La Industria del Holocausto presenta una perspectiva muy crítica en torno a la forma en que se lo vincula con el Estado de Israel.

- Para ellos (los israelíes) el Holocausto ha sido un vehículo para justificar la creación del Estado. Cuando crecí en Estados Unidos a nadie le importaba la historia de los supervivientes del Holocausto. De hecho, si mis padres habían sobrevivido, la pregunta podría ser ¿cómo habeis sobrevivido? Y era necesario justificarse. La industria del héroe y la mitificación del Holocausto se construyen a partir de toda una campaña de propaganda que comienza con el juicio a Eichmann en Jerusalén.

FC: Entonces, usted no se siente identificado como judío con el uso que se le da a las narrativas sobre Israel como consecuencia del Holocausto.

- No creo que nadie tenga el derecho de decirle a nadie cómo tiene que identificarse. Yo soy ateo y laico. Pero judío también, porque cualquiera que viera mi apellido se reiría si le dijese que no soy judío. A mí no me importa ser judío o cualquier otra cosa. Pero tengo que reconocer que mis padres me contaron su experiencia en Auschwitz, que impacta, pero no por eso me convierto en sionista. Muchos de quienes se llaman sionistas tampoco lo son. Se trata de una moda política relativamente moderna. Hasta 1967 no existía una identificación generalizada con el sionismo, existía una identificación con la tragedia del Holocausto. A partir de 1967 se vincula la existencia del Estado de Israel con el concepto de sionismo e, independientemente de ser judíos o no, todo un grupo inmenso de personas se convierten en sionistas. Ser sionista, como en el caso de muchos de los políticos norteamericanos es una cuestión oportunista. Ellos sólo se interesan por conceptos físicos, no filosóficos. Israel es poder, política de poder. No tenemos que luchar contra abstractos ideológicos como el sionismo, sino contra el poder de quienes defienden a Israel. Judaísmo o sionismo son términos circunstanciales que no deberían constituir el foco de nuestro discurso. Y la vinculación con el Holocausto es, simplemente, una narrativa espúrea.

FC: ¿Cree que muchos judíos piensan así?
- Solo vemos a la minoría activa de los judíos israelíes, pero la mayoría de los judíos nos avergonzamos del Estado de Israel: corrupción constante, ocupación, nuclearización. Para quienes vivimos fuera de Israel y nos consideramos liberales [progresistas], el Estado de Israel es una ofensa a nuestra inteligencia. Israel es como esa “tía loca” que querríamos ocultar en el ático. Soy profesor y estoy en contacto constante con jóvenes judíos norteamericanos, sé lo que piensa la mayoría silenciosa.

FC: ¿Vislumbra la posibilidad del cambio?
- Hay cada vez más diferencia entre los gobiernos y la gente de a pie. La gente pide cambios. No creo que Obama genere un cambio, pero genera la sensación de cambio y por eso gana. Jimmy Carter se ha posicionado escribiendo su opinión absolutamente negativa sobre el régimen israelí. Y si sumo las dos tendencias, junto a la realidad que observo entre los jóvenes, creo que la vinculación entre la población judía de Estados Unidos e Israel decrece constantemente.

- FC: ¿Se siente censurado en su país por sus posturas contrarias a las políticas israelíes?
Institucionalmente tengo todas las trabas del mundo para enseñar y publicar, pero allí donde voy observo cientos de personas interesadas en escuchar el discurso disidente que transmito sobre las violaciones israelíes del Derecho Internacional, sobre la necesidad de generar una resistencia ghandiana no violenta contra la ocupación israelí de Palestina. Llevo años defendiendo este discurso. Los israelíes nunca habrían podido construir el Muro si se hubieran encontrado con una resistencia popular no violenta o si el discurso tendente a presionar a los gobiernos para que obligaran a cumplir con las resoluciones del Derecho Internacional se aplicara en la práctica sin criterios de doble rasero. Es este tipo de discurso el que se censura y nos hemos dispersado tanto que cada victoria que se consigue acaba en la basura por falta de coordinación para hacerla avanzar.

FC: ¿Cómo podríamos avanzar en campañas prácticas de solidaridad con Palestina?
- En mi opinión, el primer objetivo sería terminar con la ocupación y existen vías para su consecución. Hay un consenso mundial en torno a que la ocupación es, cuando menos, mala y debe terminar.Centremos todos nuestros esfuerzos en acabar con ella. Centrar los debates en criticar la naturaleza del régimen sionista de Israel nos distraería, ya que los regímenes que le rodean como Egipto o Arabia Saudí son igual de despóticos y policiales que Israel. Centremos nuestro discurso en terminar con la ocupación de Palestina. Si lo mezclamos con apartheid, sionismo, un estado o dos estados, tenemos que ser conscientes de que hay muchos regímenes que aplican métodos similares y no centraremos un debate que nos permita avanzar.

FC: Usted plantea medidas prácticas contra la ocupación. ¿Nos propone alguna?
- Cada organización de derechos humanos ha señalado, por ejemplo, que los checkpoints son claramente ilegales. Una buena campaña en cada pueblo palestino, con apoyo y presencia internacionales, contra los chekpoints sin el uso de la violencia, remitiéndose a los informes de Amnistía Internacional o Human Rights Watch, habría terminado con los checkpoints hace tiempo. Pero no hay liderazgo, no hay coordinación, no hay estrategia. Hay discusiones políticas sobre conceptos abstractos que no inciden sobre la vida diaria de las personas y que no ayudan a mejorar su situación. Así no vamos a ganar nunca.

- Mireia Gallardo es la delegada en Palestina de la ONG Paz con Dignidad.
- Alberto Arce es el coordinador de la Iniciativa de Bilbao.