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PALESTINA

Palestina

 

MUHAMMAD

Mahmud Darwix

Poeta.
Militante palestino (1941-2008).
Este poema fue publicado en el periódico al-Quds el 21 y 22 de octubre de 2000. Recrea las conocidas imágenes del asesinato, el 30 de septiembre de 2000, del niño Muhammad al-Durra, acribillado en brazos de su padre.

(Publicado en la sección "Cultura" de Nación Árabe, núm. 43, Invierno de 2001. Traducido del árabe por Luz Gómez e Ignacio Gutiérrez de Terán)

 

Muhammad,
acurrucado en brazos de su padre, es un pájaro temeroso
del infierno del cielo: papá, protégeme,
que salgo volando, y mis alas son
demasiado pequeñas para el viento... y está oscuro.
 
Muhammad,
quiere volver a casa, no tiene
bicicleta, tampoco una camisa nueva.
Quiere irse a hacer los deberes
del cuaderno de conjugación y gramática: llévame
a casa, papá, que quiero preparar la lección
y cumplir años uno a uno...
en la playa, bajo la palmera...
Que no se aleje todo, que no se aleje...
 
Muhammad,
se enfrenta a un ejército, sin piedras ni
metralla, no escribe en el muro: "Mi libertad
no morirá" -aún no tiene libertad
que defender, ni un horizonte para la paloma
de Picasso. Nace eternamente el niño
con su nombre maldito.
¿Cuántas veces renacerá, criatura
sin país sin tiempo para ser niño?
¿Dónde soñará si se queda dormido...
si la tierra es llaga y templo?
 
Muhammad,
ve su muerte viniendo ineluctable, pero
se acuerda de una pantera que vio en la tele,
una gran pantera con una cría de gacela acorralada; mas al
oler de cerca la leche
no se abalanza,
como si la leche domara a la fiera de la estepa.
"Entonces -dice el chico- me voy a salvar".
Y se echa a llorar: "mi vida es un escondite
en la alacena de mi madre, me voy a salvar... yo daré fe".
 
Muhammad,
ángel pobre a escasa distancia del
fusil de un cazador de sangre fría. Uno
a uno la cámara acecha los movimientos del niño,
que se funde con su imagen:
su rostro, como la mañana, está claro,
claro su corazón como una manzana,
claros sus diez dedos como cirios,
claro el rocío en sus pantalones.
Su cazador debería habérselo pensado
dos veces: le voy a dejar hasta que sepa deletrear
esa Palestina suya sin equivocarse...
me lo guardo en prenda
y ya le mataré mañana, ¡cuando se revuelva!
 
Muhammad,
un jesusito duerme y sueña en
el corazón de un icono
fabricado de cobre,
de madera de olivo,
y del espíritu de un pueblo renovado.
 
Muhammad,
hay más sangre de la que precisan los noticiarios
y a ellos les gusta: súbete ya
al séptimo cielo,
Muhammad.

Pasaporte

Este poema fue parte de un recital poético protagonizado por el propio Mahmud Darwish. El poeta fue leyendo sus poemas el día 25 de abril de 2006 en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Se publicó para la ocasión un texto específico ’21 poemas de Mahmud Darwish’, todos ellos traducidos por la profesora de la Universidad de Alicante, Luz Gómez, traductora habitual de su poemario.

Pasaporte

No me han reconocido en las sombras que
difuminan mi color en el pasaporte.
Mi desgarrón estaba expuesto
al turista amante de postales.
No me han reconocido...Ah, no prives
de sol a la palma de mi mano,
porque el árbol
me conoce...
Me conocen todas las canciones de la lluvia,
no me dejes empalidecer como la luna.

Todos los pájaros que ha perseguido
la palma de mi mano a la entrada del lejano aeropuerto,
todos los campos de trigo,
todas las cárceles
todas las tumbas blancas
todas las fronteras
todos los pañuelos que se agitaron,
todos los ojos
estaban conmigo, pero ellos
los borraron de mi pasaporte.

¿Despojado de nombre, de pertenencia,
en una tierra que ha crecido con mis propias manos?
Job ha llenado hoy el cielo con su grito:
¡no hagáis de mí un ejemplo otra vez!

Señores, señores profetas,
no preguntéis su nombre a los árboles,
no preguntéis por su madre a los valles:
de mi frente se escinde la espalda de la luz,
y de mi mano brota el agua del río.
Todos los corazones del hombre....son mi nacionalidad:
¡retiradme el pasaporte!