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Vanunu debe ser libre

Mairead Corrigan-Maguire, fundadora del Northern Ireland Peace Movement, en 1976 resultó galardonada con el premio Nobel de la Paz

En 1986, siguiendo los dictados de su conciencia, un joven israelí llamado Mordejai Vanunu reveló al mundo que Israel disponía de un programa de armas nucleares. Convicto de espionaje y traición, fue condenado a 18 años en prisión. Tras cumplir la pena (doce años de la cual transcurrieron en régimen de incomunicación), Vanunu fue liberado

The Guardian, 08-07-2008
Traducción: Lucas Antón

Vanunu

Veintidós años después de que Mordejai Vanunu revelara la verdad sobre las armas nucleares de Israel, la gente de a pie debe movilizarse para conseguir su verdadera liberación.

En 1986, siguiendo los dictados de su conciencia, un joven israelí llamado Mordejai Vanunu reveló al mundo que Israel disponía de un programa de armas nucleares. Convicto de espionaje y traición, fue condenado a 18 años en prisión. Tras cumplir la pena (doce años de la cual transcurrieron en régimen de incomunicación), Vanunu fue liberado. En abril de 2004, cerca de ochenta personas procedentes de todo el mundo fueron a recibirle a la salida de la cárcel. De forma increíble, tras su puesta en libertad se le sometió a severas restricciones que le privaban de muchos de sus derechos cívicos básicas (como el de abandonar Israel, hablar con ciudadanos o medios extranjeros, entre otros) y restringían su derecho a viajar por Israel.

Todos los años, alrededor del 21 de abril, Vanunu recibe una carta del primer ministro que renueva estas restricciones y comienza, una vez más, el proceso de apelar contra las mismas en los tribunales israelíes. Más recientemente, se le ha imputado que quebrantase esas restricciones al hablar con la prensa extranjera y ha sido condenado a seis meses de cárcel; tras su apelación, la pena se le conmutó por la prestación de servicios comunitarios. El 8 de julio debe comparecer ante el tribunal israelí que ha de considerar la prestación y su caso.

Dimona

Desde que hace cuatro años abandonara la cárcel de Ashkelon, 22 desde que revelara la verdad sobre las armas nucleares de Israel, Mordejai Vanunu vive en un modesto alojamiento de Jerusalén, incapacitado para ganarse la vida, sin saber qué hacer para conseguir la libertad, imposibilitado de dejar Israel, preguntándose si los servicios de seguridad israelíes le dejarán algún día marcharse del país. Dicen que es una amenaza a la seguridad nacional, pero todo el mundo sabe que han pasado 22 años desde que Vanunu trabajara en la central nuclear de Dimona y que la industria nuclear ha progresado. Un conocido científico israelí ha testificado que Vanunu no puede saber nada sobre el sector en la actualidad después de un periodo tan prolongado, pero Israel insiste en que es un riesgo para la seguridad nacional, y los tribunales y el gobierno israelí se niegan a dejarle salir, haciéndose así cómplices de una injusticia y violando el derecho internacional.

Los gobiernos de todo el mundo se han desentendido de Mordejai Vanunu. Siguen guardando silencio cuando deberían estar exigiendo al gobierno israelí que cumpla sus obligaciones con la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo artículo 13 establece que todo el mundo tiene derecho a irse de cualquier país, incluido el propio, lo mismo que a regresar.

De modo que, ¿seguirá Vanunu en Israel hasta su muerte o se puede hacer algo para garantizar su libertad? Creo que su libertad está ahora mismo en manos de los propios israelíes. Hace unos años le pregunté a una amiga israelí por qué pensaba que le retenía Israel. Me contestó "que nuestro gobierno no se fía de su propio pueblo" y añadió que "si el pueblo israelí exigiera su liberación, sería posible que fuese libre de abandonar Israel y continuar su vida".

No sé si ella acierta o no: no conozco bien la mentalidad ni la política israelíes como para saberlo. Pero lo que sé es que la fe y la tradición judías ponen gran énfasis en la justicia y en hacer lo que está bien. No me queda más que esperar y rogar que se alcen voces israelíes que pidan justicia para Mordejai Vanunu, que ha pagado el alto precio de 22 daños de su vida por seguir su conciencia. Se odie o se ame a Mordejai Vanunu, hay que reconocer que ya ha sufrido bastante: es hora de dejar que se marche.