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Actualidad
PALESTINA

 

La excepcionalidad del amigo israelí. Respuesta a las palabras de M.A. Moratinos en apoyo a Israel.

Es ampliamente conocido que los gobiernos de la Unión Europea conceden la consideración a Israel de Estado amigo y lo catalogan como una democracia consolidada, la única de Oriente Próximo. Quizás, con esa categorización, prefieren no tener en cuenta el hecho de que esa democracia amiga viola sistemáticamente los Derechos Humanos y mantiene un salvaje régimen de ocupación y Apartheid que afecta a casi cuatro millones de personas en Palestina

Revista Pueblos, http://www.rev=stapueblos.org/spip.php?article673 
09-11-07

¿Una democracia amiga?

- Que confisca, y se apropia de bienes, casas, recursos y el territorio de aquellos a los que somete por la fuerza.
- Que aplica castigos colectivos, arresta y mata indiscriminadamente a una población que se resiste con derecho a ser dominada por el ocupante agresor y que incumple sistemáticamente decenas de resoluciones de Naciones Unidas que condenan su política de hechos consumados y su ilegalidad.
- Que construye un Muro que encierra y aisla a millones de personas, separándolas en guetos, provocando incomunicación entre ciudades y pueblos, destruyendo las rutas tradicionales que las unían entre sí y donde centenares de cortes de carretera y puestos de control hacen en la práctica imposibles o tortuosas las relaciones humanas o el acceso normal de la población a servicios básicos, como la atención sanitaria y la educación.
- Que, ante la vergonzosa pasividad internacional, mantiene en un masivo castigo colectivo y en una de las mayores cárceles al aire libre que han existido a más de millón y medio de habitantes de la región palestina de Gaza, absolutamente enclaustrados y al borde de la inanición y donde el ejercito israelí lleva a cabo acciones criminales a diario, destruyendo infraestructuras vitales e impidiendo el tránsito de personas o la entrada o salida de mercancías.
- Que ha facilitado la invasión colonizadora en una tierra que no es suya, construyendo colonias donde viven ya cerca de 500.000 pobladores ilegales que se comportan en la práctica como paramilitares, aprovechándose de lugares privilegiados y disfrutando de recursos vitales que pertenecen a la población autóctona, a la que acosan, hostigan y atemorizan sistemáticamente.
- Que proclama sin rubor un gran Estado intrarreligioso, procurando hacer inviable y llevar al fracaso cualquier proyecto o intento de negociación con la agredida y ocupada Palestina en sus aspiraciones de alcanzar una paz justa y la plena soberanía sobre sus territorios.
- Que aterroriza, mata y enfrenta su poderoso ejército a una población en su mayoría civil y desarmada, que resulta ser la víctima del 90% de los ataques, utilizando un potencial armamentístico descomunal y sofisticado, o a unas milicias que ejerciendo su derecho de resistencia, lo hacen con pistolas y fusiles frente a tanques, cazas, misiles y toda la parafernalia tecnológica armamentística de última generación.
Lo anterior configura un panorama tan desastroso, que cualquier persona en su sano juicio pensaría que forma parte de algún desquiciado megalómano, demente o desnortado, pero no de una situación real, evidente y contrastable.
¿Qué gobernantes podrían tolerar semejante aberración y disparate ante algo tan inmoral, salvaje y cruel sin condenarlo y tomar medidas?
Lo cierto es que si se considera al Estado de Israel amigo, probablemente lo será por ocultas razones asociadas a intereses y compromisos que se sospechan próximos a poderosos grupos confesionales que prestan un apoyo incondicional al régimen sionista que gobierna Israel, así como en general, otros sectores y elites económico-empresariales más pendientes de los réditos monetarios que en crearse problemas de conciencia.
Así, la perversión, que no eufemismo, sería un ejemplo como el siguiente:
“Como el humillado palestino, desposeído, expropiado, y castigado es enemigo de mi amigo israelí, le ayudo en sus penalidades y suplicios causados por este beligerante e incontenible amigo, para amortiguar la descarada, bochornosa e incalificable excepcionalidad e impunidad en la que este se mantiene a toda costa, sin importar los daños causados por su afán destructor a las inversiones realizadas por la cooperación internacional”.
Para definir este tipo de Cooperación tan indeseable, en el que el término de Desarrollo no encaja, habría que encontrar algún nuevo término, como por ejemplo el de Cooperación para lavar conciencias.
Desde luego, el porqué se califica una relación con el Estado de Israel como de amistosa es una incógnita inquietante, pero no deja de ser absolutamente impropio y grosero el empleo de terminología al uso que intenta justificar algo imposible. Claro está, que este tratamiento permite gozar al amigo de relaciones comerciales preferentes, intercambios internacionales de armamento y relaciones estrechas con entidades militares de potencias occidentales, además de colaboraciones sin límite en los ámbitos cultural, académico y deportivo.
Ante esta situación de consentimiento tan aberrante, una de dos, o ha empezado la invasión extraterrestre o alguien nos quiere tratar como a imbéciles criaturas amaestradas o quizá anestesiadas, para no reaccionar ante tamaño despropósito contra la Justicia y los Derechos Humanos, aunque ello pueda ser causa de indigestiones y úlceras permanentes para algunos consentidores.
Supongamos que a un representante de algún gobierno de la Unión Europea, simplemente se le pregunta el porqué mantiene relaciones normalizadas con un Estado como Israel, que viola los Derechos Humanos, incumple sistemáticamente el Derecho Internacional, las Resoluciones de Naciones Unidas, así como la de Tribunales internacionales; y la respuesta se despacha con la perla: “Porque Israel es una democracia y se le considera un Estado amigo”.
Probablemente el supuesto representante europeo podría haber ingerido previamente un protector gástrico para evitar irritaciones que le alcancen su conciencia y terminará asegurando que eso según la teoría diplomática defiende los intereses de la Unión y por ende de cualquiera de sus Estados miembros, pero no terminará confirmando (quizá resultaría insoportable por la hemorragia que podría producir) de quién y a qué precio.
Palestina, 21 de octubre de 2007