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PUERTO RICO

Manifestación contra la Convención de la Guardia Nacional de los Estados Unidos en Puerto Rico

Comunicado de los organizadores

elnuevodia.com; congresobolivariano.org

El Frente Socialista reitera su compromiso con todas las luchas de nuestro y de otros pueblos

Hace más de cuatro años que el ejército de Estados Unidos ocupa Irak. Se trata de una guerra injusta, de una guerra criminal, de una guerra justificada con mentiras. Sangre por petróleo: esa formula resume la lógica de esta guerra, o, más bien: la sangre de los pueblos a cambio del petróleo que controlan unos pocos.  

La guerra de las corporaciones y las corporaciones de la guerra

El gobierno de Estados Unidos no representa los intereses del pueblo norteamericano: representa el poder de un círculo de empresas y bancos que dominan buena parte de la economía mundial y que la quiere seguir dominando. Es una guerra por y para las corporaciones. La otra cara de esto son las corporaciones de la guerra: las que han convertido la guerra en su mercado. Las que han convertido la muerte en un negocio. Las que dicen: mientras más guerra, ¡mejor! Las que aumentan sus ganancias mientras más cadáveres producen. Esas son las empresas que han venido a Puerto Rico a montar su macabro bazar de armamentos y de mecanismos de seguridad. Y el gobierno de Puerto Rico, con tal de cobrarles algunos dólares de alquiler, las celebra y los festeja.  
Corporaciones del petróleo y corporaciones de la guerra y sus socios en las fuerzas armadas: son los que quitan y ponen presidentes. Son las que determinan la política comercial neo-liberal y privatizadora y las que imponen una política de guerra: el petróleo de Irak, el gas de Bolivia, la biodiversidad del Amazonas, son tan solo algunos de los recursos estratégicos cuyo control pretenden asegurar, por vías comerciales, de ser posible, por la fuerza, de ser necesario.  
 
El capitalismo: semillero de guerras

Desde siempre el capitalismo ha sido un sistema de guerra incesante: tiene que ser así en un sistema social y económico construido sobre el monopolio privado de las fuentes de riqueza y movido por la competencia constante entre empresas y estados por ganancias cada vez más altas. Es inevitable que esa competencia se convierta periódicamente en guerra, es inevitable que ese afán de ganancia se convierta en guerra de conquista. Por ello el siglo veinte fue un siglo de guerras incesantes. Por eso el siglo XX va por igual camino.  

Por la paz: unir todas las luchas contra el capitalismo

Por eso los socialistas luchamos contra la guerra, pero insistimos: la paz solo será posible con la abolición del capitalismo, con la transformación de las fuentes de riqueza en propiedad pública, democráticamente administrada por el pueblo mismo. Esa lucha ya está en curso en la resistencia a la privatización en energía eléctrica, en la lucha de los maestros por salvar la escuela pública, en la defensa del acceso de todos a las playas, en defensa de la universidad pública por los estudiantes y en la lucha contra una guerra imperialista y criminal. Es tarea de todos y todas vincular estas luchas, lograr que se apoyen mutuamente: otro mundo de paz es posible, pero tan solo puede surgir de nuestras luchas unidas. Y tan solo puede surgir según estas luchas se convierten en una gran fuerza capaz de transformar los cimientos de la sociedad capitalista en que vivimos. De otro modo, cualquier conquista parcial, por importante que sea, estará en peligro.  

¡No más guerra imperialista!
¡Fuera las corporaciones de la guerra!
Por un mundo de los pueblos y no de las corporaciones y sus ejércitos