Sderot, entre el éxodo
y el estoicismo
Desde Sderot, Israel
Sergio Rotbart
Página
12 / CSCAweb,
22 de noviembre de 2006
[Nota del
CSCA.- Crónica que tiene todos los elementos de la situación
de no conocer al otro y sus causas: Una ciudad, Sderot, construida
tras la expulsión de los palestinos. Unos habitantes procedentes
de lejanas tierras que ignoran o no quieren saber porqué
son considerados por los palestinos como los causantes representantes
de su expolio y de sus débiles respuestas ante el acoso
sionista.]
Los habitantes de esta castigada
ciudad israelí lindante con la Franja de Gaza reparten
culpas entre propios y ajenos por la violencia a ambos lados
de la frontera. El testimonio indignado de las víctimas
y la vergüenza de los que parten en silencio a lugares más
seguros.
"Hay que salvar al país",
alcanzó a murmurar Mijael Slutzker en su hebreo entrecortado
y con un fuerte acento ruso. Su esposa, Faina, murió el
pasado miércoles en Sderot cuando fue alcanzada por un
cohete Qassam disparado desde algún sitio del norte de
la Franja de Gaza. Faina Slutzker se dirigía esa mañana
a su lugar de trabajo, que consiguió en el marco del llamado
Plan Wisconsin, un emprendimiento ocupacional a través
del cual el gobierno busca reducir el número de ciudadanos
que reciben seguro de desempleo y les encomienda a empresas privadas
su ubicación en el mercado laboral. Faina (57) y Mijael
(59), que hace tres años emigraron de la ex Unión
Soviética a Israel, donde ya vivían sus dos hijos,
fueron incorporados al Plan Wisconsin (se lo denomina como a
la ciudad norteamericana, de donde fue copiado) meses atrás,
cuando la iniciativa comenzó a ser implementada en Sderot,
cuyo índice de desocupación ronda el 10 %. Como
parte del programa, a Faina le asignaron el cuidado de personas
ancianas.
Los familiares y amigos que
se congregaron en la casa de los Slutzker el pasado viernes,
acompañando a Mijael en su duelo, no escatimaron sus duras
críticas hacia el plan ocupacional. "Es una vergüenza
que personas de la edad de Faina y Mijael tengan que trabajar
de acuerdo a las duras condiciones que exigen las empresas de
personal", dijo Fany, la hermana de Mijael. Pocas horas
después de la muerte de Faina, Mijael llamó a la
sede local encargada de la implementación del Plan Wisconsin
y acusó a sus miembros de ser los responsables de la muerte
de su esposa.
El mismo Qassam que causó
la muerte de Faina Slutzker hirió gravemente a Maor Peretz,
miembro del personal de seguridad del ministro de Defensa, Amir
Peretz. El cohete cayó a pocos metros de la casa del ministro,
donde realizaba su patrullaje de rutina Maor, a quien hubo que
amputarle las dos piernas. "Enojarse no tiene ningún
sentido", afirma Yosi Cohen, miembro del equipo de Maguen
David Adom (el equivalente israelí de la Cruz Roja) que
asistió a las víctimas del ataque mortal. Cohen,
de 54 años, es chofer de ambulancia y enfermero.
En febrero su nieto, entonces
de siete meses, fue herido en la cabeza por el impacto de un
Qassam dirigido contra el kibutz Carmiya, algunos kilómetros
al sur de Sderot. El abuelo-enfermero no guarda sentimiento de
venganza o furia: "¿Contra quién va dirigido
el enojo? ¿Contra los palestinos, a quienes encerraron
en una jaula y les dan cien shékel por cada disparo de
Qassam? ¿Contra el primer ministro Olmert, que está
en los Estados Unidos? ¿Contra Eli Moyal (el intendente
de Sderot), que hace ruido y se enfurece con todo el mundo? El
tampoco sabe qué hacer. Los Qassam son una situación
dada que nadie sabe cómo parar. Lo único que nos
queda es apagar incendios".
Su esposa, Dina, maestra de
colegio primario, cuenta cómo tuvo que suspender la clase
de la mañana del miércoles ante el sonido de la
frase "Color Rojo", la alarma que emanaba de los altoparlantes.
"Yo no estoy de acuerdo con la idea de arrasar con Beit
Hanun, porque se vuelve contra nosotros como un boomerang",
aclara Dina. Ella propone, en cambio, "hablar con el Hamas
y con la Jihad Islámica". Su esposo le retruca: "¡Qué
me importa! Que hablen. ¿Si hablan se soluciona algo?
¿Qué quieren los palestinos? Yo estoy dispuesto
a darles hasta los pantalones, pero no los pantalones".
"¿Dónde
hay que anotarse para viajar a Eilat?", era la pregunta
que se repetía en boca de quienes se congregaron en la
entrada a la sede de la municipalidad el pasado jueves, cuando
se expandió la noticia de que Arcadi Gaydamak, el multimillonario
y empresario ruso-israelí, financiará el viaje
y la estadía en el balneario ubicado en la costa del Mar
Rojo de alrededor de 1600 habitantes de Sderot. Dos mujeres de
mediana edad, esperando su turno para ser incluidas en las vacaciones
pagas, responden en forma simultánea, pero inversa, a
la pregunta de si la ciudad está siendo abandonada por
sus habitantes. "¡De ninguna manera! ¿Adónde
vamos a ir? Esta es nuestra casa", dice una de ellas, mientras
su compañera afirma: "Seguro que la gente abandona".
Un funcionario de la municipalidad asegura que "la gente
parte en silencio, por la vergüenza".
La iniciativa de Gaydamek generó
la reacción airada del ministro de Defensa, Amir Peretz,
también con domicilio en Sderot. "El Estado de Israel
no permitirá que magnates y filántropos controlen
el sufrimiento de los ciudadanos. Prepararemos un plan ordenado
y organizado para ayudar a los habitantes de la ciudad, que no
necesitarán agolparse ante la puerta de filántropos",
sentenció Peretz.
Los ataques con cohetes Qassam
contra Sderot son parte de la realidad cotidiana que esta ciudad
periférica, de 26.000 habitantes, vive desde el estallido
de la segunda Intifada, a fines del año 2000. Erigida
sobre las ruinas de la aldea palestina de Najd, cuyos 620 pobladores
fueron expulsados por el ejército israelí en 1948,
dos días antes de la creación del Estado judío,
Sderot fue fundada como campamento transitorio para inmigrantes
provenientes de Kurdistán y de Irán en 1953.
Durante los siguientes años
el poblado absorbió a un gran número de judíos
que inmigraron de Marruecos y de Rumania, y que fueron enviados
a las zonas fronterizas en el marco de la política estatal
de poblar las zonas conquistadas en la guerra de 1948. En la
década de 1990 una gran cantidad de inmigrantes de la
ex Unión Soviética (más de 10.000) y, en
menor medida, de Etiopía, se establecieron en la localidad,
cuya población se duplicó en ese período.
En 1996 Sderot fue declarada ciudad.
Los diputados de la lista judeo-árabe
Hadash, integrada mayoritariamente por el Partido Comunista de
Israel, fueron los únicos representantes oficiales que
visitaron Sderot luego del ataque con cohetes Qassam del pasado
miércoles. Ellos se encontraron con Eli Moyal, el intendente
de la ciudad, y participaron en el entierro de Faina Slutzker.
Tras la sepultura, fueron provocados
por un grupo de personas que profirieron exclamaciones de contenido
racista. Mohammad Barakeh, el titular de la bancada parlamentaria
de Hadash, también efectuó una visita de condolencia
a Beit Hanun, al norte de la Franja de Gaza, luego del ataque
del ejército israelí que produjo la muerte de veinte
civiles palestinos.
"La seguridad de Sderot
está vinculada a la seguridad de Beit Hanun y viceversa,
y ninguna se consigue mediante el uso de las armas", dijo
Barakeh.
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