Nadia Hasan: Chilena palestina
a las puertas de su tierra
CSCAweb:
5 de abril, 2006 - Traducción de Elisa Abedrapo
Nadia Hasan
es chilena palestina, y el año pasado pudo vivir un tiempo
en Palestina. Pasados unos meses, sin explicación alguna,
le fue denegado el visado y fue expulsada del país. Después
de algunas gestiones diplomáticas en Chile volvió
a intentarlo, por lo que viajó otra vez a Jordania tratando
de pasar
[la frontera]. Esta es su historia... ella la envió
a todos sus conocidos y yo la traduje para difundirla. (Elisa
Abedrapo)
Ayer llegué a Aqaba
(Jordania) y hoy fui a la frontera a las 8 de la mañana.
Estaba muy nerviosa, pero al mismo tiempo me sentía bien,
haciendo algo que estuve esperando por tanto tiempo. Crucé
la frontera jordana sin problemas, fue sólo 15 minutos,
y tomé mis maletas y empecé a caminar hacia el
campo palestino. Dos tipos armados estaban esperando ahí
y me pidieron mi pasaporte. Se miraron el uno al otro y me preguntaron
"¿de dónde eres?", bueno, el otro tenía
mi pasaporte en su mano, un pasaporte chileno, ¡¡por
qué me preguntan!! Después fui al cuarto de revisión,
y otros dos tipos estaban ahí y me hicieron las preguntas
normales. Bueno, ¡normales para ellos! Todas las preguntas
eran sobre mi apellido, por qué mi nombre es Nadia Hasan,
si soy musulmana... yo respondí que no, que soy cristiana,
pero por qué tienes un nombre musulmán, por qué
no lo cambiaste. 20 minutos de interrogatorio y luego ellos me
dejaron pasar, incluso me dijeron "bienvenida a Israel,
disfruta tu estadía"... Fui al control de pasaporte
y un gran grupo de turistas estaban ahí. Todos ellos obtuvieron
su visado en menos de 5 minutos. Cuando llegó mi turno,
vi una cara familiar, la mujer en la oficina de control fue la
misma que el año pasado, la misma que después que
me dio un mes de visado me dijo "si no te gusta, vuelve
a Chile, ¡¡¡no queremos más palestinos
aquí!!!". Todo fue normal, ella me pidió
mi pasaporte y revisó mi nombre en el ordenador, estuvo
mirando más de 2 minutos, en ese momento supe que mi nombre
estaba ahí, pero qué información tenían
ellos, no lo sé. Llamó a un tipo, después
a otra mujer y después a otro tipo. Todos ellos estuvieron
hablando en hebreo, mirándome algunas veces, leyendo otra
vez, no sé cuánto tiempo, yo ya estaba muy nerviosa.
Vino otro tipo y comenzó a hablarme en árabe,
y le dije que no entendía, él continuó hablando
en árabe..., después de eso, me dijo "Buena
suerte" y me pidió ir al cuarto de revisión
otra vez. Bueno, él no me lo pidió, me lo ordenó,
me dijo "muévete". Entré en el cuarto
de revisión y tuve a toda la seguridad israelí
conmigo, más de 15 personas, todos ellos de no más
de 22 años, jugando un importante juego en su vida, con
el poder en sus manos y con una terrorista frente a ellos. Ví
sus ojos excitados, esperando por las órdenes del hombre
más viejo; el tipo con un enorme M-16 en su mano. Abrieron
todas mis maletas, pusieron todo sobre la mesa y comenzaron a
revisar todo. Después una mujer joven me dijo que necesitaba
revisar mi cuerpo, y con una sonrisa en mi cara respondí
"Ok, no hay problema". Mientras me revisaba, me dijo
suspirando, "lo siento, pero es mi trabajo, ¿puedes
desvestirte por completo?", le respondí que sí,
pero que quería conservar mi falda (no quería mostrar
mi tatuaje). Ella me revisó entera, "abre tus piernas,
cierra tus piernas, siéntate ahí, ponte de pie
y abre tus piernas otra vez, etc." tal como el año
pasado. Después, la mujer del año pasado vino
y me preguntó si estuve en Israel antes, le respondí
que sí "¿ Por qué has vuelto?"
Tengo amigos aquí, "¿amigos árabes?",
preguntó. "No, amigos israelíes". "¿Israelíes?"
(Su cara cambió). "Sí, amigos israelíes".
Me pidió sus nombres y yo se los di. Después me
pidió el otro pasaporte, pasaporte que no tenía
por supuesto. Me preguntó sobre Gaza, sobre Nablus, sobre
los otros países árabes, sobre mi nombre otra vez.
Me dejó sola, miré la hora, eran las 10:30 de la
mañana; estaba pensando que mi futuro en Palestina dependía
de lo que ella decidiera y quería fumar, pero por supuesto
no se me permitía hacerlo. "¡Siéntate
ahí y espera!" El tiempo corría, yo estaba
nerviosa pero tranquila a la vez, esperé por ese momento
desde que fui expulsada de mi patria el año pasado, seis
largos meses, y estaba ahí otra vez, lista para eso. Miré
la hora otra vez, eran las 12:15. Pregunté si podía
pasar al baño. Me dijeron que no. "¡¡¡Siéntate
y espera!!!" Después de 10 minutos, la mujer llegó;
yo quería llorar, yo sabía que ella tenía
mis sueños en sus manos. Me devolvió mi pasaporte,
tomé mis maletas (luego de poner todo adentro) y empecé
a caminar.
Caminé, con lágrimas
en los ojos, repleta de emociones dentro de mí, todos
mis recuerdos de Palestina estaban en mi cabeza y mi corazón.
Recordé en esos 5 o 10 minutos a cada persona que encontré
en Nablus, cuánto deseaba volver, y cuán cerca
estaba. Un hombre me detuvo y me dijo algo que no quería
escuchar, algo que estaba sólo en mis pesadillas, algo
que escuché antes: "Bienvenida a Jordania".
Estoy en Aqaba otra vez, con
Palestina frente a mí, pero más lejos que nunca.
Me registré de nuevo en la frontera jordana. Cogí
otra vez mis maletas y comencé a caminar. Las sentí
más livianas, no tan pesadas como antes. Las lágrimas
estaban todavía en mis ojos, pero mis piernas eran más
fuertes. Yo soy más fuerte. Ellos me hicieron sentir así.
No entienden que cada vez que expulsan a un palestino en la frontera,
reconocen que los palestinos están ahí. Tienen
que usar sus armas para guardar algo que no les pertenece. Tienen
miedo a mirar a través de sus ojos. Nosotros estamos aquí,
cerca, y siempre estaremos cerca. ¡Ellos saben que Palestina
existe! Arrendé una habitación frente al mar.
Voy a comprar una botella de vino, y esta noche beberé,
beberé por Palestina. Estoy orgullosa de ser palestina.
Todos ustedes estarán conmigo esta noche.
Nadia

Nota:
Nadia ahora
está en Jordania... lo que le pasó a ella, tanto
como a mí y a otros chilenos, viola un tratado existente
entre Chile e Israel, el cual estipula que los ciudadanos de
ambos países no necesitan visado para entrar en el otro
país. Sólo deben llevar pasaporte en regla, pasaje
de vuelta y suficiente dinero para gastar. El caso de Nadia,
el mío y de tantos otros que hemos tratado de entrar en
Palestina es una violación flagrante de ese tratado.
El gobierno de Chile hace oídos sordos frente a esta situación.
Además, este tipo de situación demuestra que la
"democracia israelí" es sólo una pantalla
para encubrir la ocupación militar que están imponiendo
sobre toda Palestina. Sólo quien está haciendo
algo malo tiene miedo a que haya testigos de sus actos.
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