Palestina. Frente a caridad,
solidaridad
Koldo Sagasti*
"(...)
lo que necesita hoy más que nunca Palestina de las sociedades
europeas es una solidaridad sincera y basada en el reconocimiento
del derecho del pueblo palestino a su legitima defensa y una
apuesta clara y directa por combatir desde la sociedad civil
de los pueblos de Europa la "estrategia de normalización"
del Estado de Israel, promoviendo el boicot total al estado terrorista
israelí en todas las facetas".
A la solidaridad ahora le llaman
cooperación, a la militancia voluntariado, y al brigadista
cooperante. El sistema nos roba las palabras, los conceptos,
vaciándolos de contenido político, prostituyéndolos,
y utilizándolos para sus intereses. Esto, en Palestina,
lejos de ser una perversión inocente del lenguaje esconde
tras de sí una estrategia absolutamente premeditada y
planificada. A día de hoy, Palestina es un país
absolutamente dependiente de la ayuda externa. Las aportaciones
económicas que las diversas instituciones internacionales
y particularmente europeas canalizan a través de la ingente
cantidad de Organizaciones No Gubernamentales de todo signo que
operan en territorio palestino, evitan, por un lado, el colapso
humanitario y social de un pueblo ocupado que ve imposibilitada
cualquier vía de desarrollo de una economía nacional.
Por otro lado, sin embargo, convierte a Palestina en un proyecto
de país absolutamente dependiente de una ayuda externa
condicionada a una serie de requisitos políticos.
Esto se ha visto claramente
con el bloqueo económico al que la comunidad internacional
sometió al pueblo palestino a raíz de la victoria
electoral de Hamas, y con la actual maniobra de reconstrucción
de los cuadros del gobierno de la ANP para contentar a los gobiernos
occidentales y acabar así con un bloqueo económico
que amenazaba con conducir al pueblo palestino a una crisis humanitaria
seria y al enfrentamiento civil en el propio seno de la sociedad.
Todo obedece a una estrategia
bastante truculenta. Por un lado el Estado Sionista de Israel
con todo su aparato militar se ocupa de hacer física,
política y económicamente inviable un proyecto
de estado palestino:
- Físicamente inviable porque el muro del apartheid que Israel
comenzó a construir en 2002 sin respetar la Línea
Verde trazada por la ONU y contraviniendo las opiniones consultivas
del Tribunal de Justicia Internacional reducirá la superficie
de Palestina al 10% de lo que fuera la Palestina histórica
antes de 1948 (en 58 años han ocupado el 90% del suelo
palestino) y la divide en tres zonas inconexas. Ya hoy en día
se puede apreciar que el trazado del muro tiene como finalidad,
además de apropiarse de facto el territorio ocupado ilegalmente
por las colonias sionistas, dividir el territorio de Cisjordania
en tres grandes ghettos inconexos entre sí (el ghetto
del norte donde se encuadran localidades como Nablus, Jenin,
Tulquarem o Qualquilia; el central donde se ubican entre otras
Ramallah y Belén; y el ghetto del sur donde Hebrón
es la ciudad principal), lo que dificulta evidentemente y sobremanera
la viabilidad de un estado territorialmente dividido en cuarto
pedazos sin posibilidad de comunicación entre sí
(los tres ghettos de Cisjordania y Gaza).
- Políticamente inviable porque las instituciones cuyos representantes,
nos gusten más o menos, han sido elegidos en unos comicios
democráticos (y creamos más o menos en el modelo
de democracia de partidos exportado por occidente), son sistemáticamente
boicoteadas. Por un lado la fragmentación territorial
hace que los diputados electos de Gaza (74 de un total de 130)
no puedan acudir físicamente al parlamento palestino en
Ramallah por lo que las sesiones parlamentarias se deben de realizar
mediante videoconferencia. Pero además estas instituciones
son ineficaces porque alrededor de 34 de sus diputados así
como varios ministros del gobierno se encuentran en prisión
y sin su voto el parlamento es inoperante. Desde la victoria
electoral de Hamas la detención de representantes electos
y los ataques a instituciones como el propio parlamento palestino
en Ramallah o la demolición de la sede de la ANP en Nablus,
han sido incesantes. A la vista de esto, difícilmente
podrán los palestinos constituir un gobierno que no sea
del agrado de Israel y Estados Unidos.
- Económicamente
inviable porque como
consecuencia de la ocupación militar y del absoluto aislamiento
físico carece de una mínima infraestructura industrial
y de un tejido económico que le pueda permitir la autosuficiencia
como estado independiente sin la intervención del capital
internacional.
Pero por otro lado hay que
valorar en su justa medida el papel que juega la cooperación
internacional en esta truculenta estrategia. En este escenario
de un gobierno inviable las ONGs extranjeras se convierten en
indispensables para evitar el colapso humanitario, suplantando
el papel de las instituciones elegidas por el pueblo palestino
que, de no estar sometidas al boicot israelí, y de tener
los recursos necesarios, serían autosuficientes para poder
gestionar esos servicios. Por ejemplo, en el ámbito de
la salud las grandes ONGs internacionales se convierten en indispensables
para evitar la crisis sanitaria no porque el sistema palestino
carezca de hospitales, personal sanitario y otro tipo de recursos
sino porque las fuerzas de ocupación israelíes
se encargan de atacar a las ambulancias palestinas, de bloquear
el suministro de medicamentos e incluso de detener al ministro
del ramo.
El problema es que esta cooperación,
ayuda económica, caridad, o como la queramos llamar esta
supeditada a una serie de condiciones políticas, lo que
la convierte en una herramienta de control político en
manos de occidente. Es muy claro el ejemplo de multitud de asociaciones
y/o ONGs palestinas gestionadas por palestinos a las que aquel
organismo estadounidense USAID les condiciona las posibles subvenciones
económicas a que firmen un documento de condena del "terrorismo"
refiriéndose como tal a la legitima resistencia palestina.
En los últimos meses
hemos asistido a un experimento sociológico que ha tenido
como conejillos de indias a los 4 millones de palestinos que
viven en Gaza y Cisjordania y que ha puesto en evidencia la eficacia
de este nuevo modelo de colonialismo, al que podríamos
denominar oenegeización. Cuando una organización
como Hamas ha asumido las reglas del juego impuestas por occidente,
ha concurrido por primera vez a unas elecciones legislativas
y las ha ganado, el resultado no ha sido del agrado de los aparatos
de poder occidentales que han puesto rápidamente en marcha
su maquinaria. Las consecuencias no se han hecho esperar, han
bloqueado económicamente a Palestina hasta empujarla al
borde del caos humanitario, han estado a punto de encender un
enfrentamiento civil en la sociedad palestina, y con todo ello
han empujado al gobierno electo a sustituir a su primer ministro
y a formar un "gobierno de unidad" con Fatah, los grandes
perdedores de unas elecciones en las que precisamente fueron
castigados por los palestinos por su servilismo a los dictados
de Israel y Estados Unidos y por la corrupción arraigada
en un partido hasta entonces anquilosado en el poder.
En este escenario de neocolonialismo
económico, vuelven a cobrar más vigencia que nunca
aquellas palabras del periodista Theodor Herlz, uno de los principales
ideólogos y fundadores del movimiento sionista internacional
que justificaba así ante los gobiernos europeos la necesidad
de crear un estado judío en Palestina: "seríamos
un centinela, una avanzadilla de Europa frente a los salvajes.
Nos mantendríamos como un estado neutral con unas relaciones
continuas con Europa. A cambio Europa debería garantizar
la existencia de ese estado"
Por eso es bastante razonable
pensar que este modelo de estado dependiente económicamente
del exterior y controlado políticamente también
desde fuera obedece a una estrategia bien pensada y diseñada.
Entre tanto, y pese a su política
de genocidio y exterminio que diariamente se cobra la vida de
civiles palestinos en Gaza y Cisjordania, Israel pretende aparecer
ante el mundo como un estado democrático y normalizado,
(como diría Theodor Herlz, como una vanguardia de la civilización
frente a los bárbaros). Nuestros gobiernos comercian e
incluso venden armas a Israel, eso no es ningún secreto,
nuestras universidades tienen programas de colaboración
con las universidades del estado sionista, en los centros comerciales
podemos adquirir productos de origen israelí, y cuando
quiera, equipos deportivos o grupos culturales o musicales financiados
por el estado genocida campean a sus anchas por Europa dando
una imagen de normalidad y modernismo de su país artificial.
Por eso, lo que necesita hoy
más que nunca Palestina de las sociedades europeas es
una solidaridad sincera y basada en el reconocimiento del derecho
del pueblo palestino a su legitima defensa y una apuesta clara
y directa por combatir desde la sociedad civil de los pueblos
de Europa la "estrategia de normalización" del
Estado de Israel, promoviendo el boicot total al estado terrorista
israelí en todas las facetas (comerciales, institucionales,
académicas, políticas, culturales, deportivas).
Hay que desenmascarar esa fachada de normalidad que pretende
vender Israel. Recuperemos pues las palabras, frente a caridad
solidaridad. Salud y libertad. Salamat
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