El ejército secreto
de mercenarios privados en Iraq
Manlio Dinucci*
Il
Manifesto - www.sinpermiso.org
- Traducción de Ricardo González-Bertomeu
CSCAweb: 19-01-07
"La
guerra es (...) desarrollada sobre dos planos: uno a la luz del
día, con bombardeos y rastrillajes efectuados por las
fuerzas estadounidenses y aliadas; otro secreto, con operaciones
llevadas a cabo no sólo por las fuerzas especiales, también
por el ejército de las sombras de los contratistas. Este
último es sin duda usado en Iraq para desarrollar una
exit strategy favorable a los intereses estadounidenses:
la división del país en tres partes (chiíta,
kurda y sunnita) (...) tal estrategia, ya efectuada en los Balcanes,
es cada vez más vista por Washington como única
alternativa para que EEUU, mediante acuerdos con los jefes locales,
puedan controlar el área y en particular sus recursos
petrolíferos. El modo más eficaz para dividir Iraq
es alimentar el choque entre las facciones internas: cuando explota
una bomba en un mercado, no está, por lo tanto, descartado
que sea la mano de algún oscuro trabajador contratado."
Son cerca de 100.000 (el cuádruple
de lo que hasta ahora se había estimado) los contratistas
del gobierno de EEUU que operan en Iraq, a los que se agrega
un número indeterminado de subcontratados: un total que
se acerca al de la fuerza militar estadounidense en su conjunto
en Iraq. Este es el resultado de un censo efectuado por el Comando
central de EEUU, a pedido de las agencias gubernamentales que
suministran los fondos (The Washington Post, 5 de diciembre).
Los contratistas desempeñan toda una serie de tareas antes
reservadas a los soldados: no sólo construcciones de bases
militares y provisión de servicios logísticos al
ejército, sino también "suministro de seguridad"
e "interrogatorio de prisioneros". En países
como Iraq y Afganistán no sólo adiestran a las
fuerzas armadas locales sino también, aunque no se diga,
participan en acciones de combate. Los contratistas, estadounidenses
y de otras nacionalidades, son reclutados por compañías
"proveedoras de seguridad", cuyas casas matrices se
hallan sobre todo en EEUU y Gran Bretaña. Muchos provienen
de fuerzas especiales y servicios secretos, a los que dejan para
ganar más: un comando de una compañía privada
puede ganar más de 300.000 euros al año, cinco
veces lo que gana un comando del SAS británico.
Entre las empresas "contratistas
militares privadas" que operan en Iraq y Afganistán,
la mayor es la estadounidense Blackwater: fundada en 1997
por un ex comando de los Navy Seals [fuerzas especiales
de la Marina] y compuesta por cinco compañías especializadas.
Se autodefine [como] "la más completa compañía
militar profesional del mundo" y entre sus clientes cuentan,
además de empresas multinacionales, el Pentágono
y el Departamento de Estado. Se especializa en la "imposición
de la ley, peacekeeping y operaciones de estabilidad".
A tal fin, dispone en Estados Unidos de un campo de adiestramiento
de 25 kilómetros cuadrados, en el que formó a más
de 50.000 especialistas de la guerra y de la represión.
Ya sobre el teatro de operaciones, ellos tienen prácticamente
licencia para matar: un documento del comando de EEUU, hecho
público por el New York Times (abril de 2004),
autoriza a las compañías militares privadas en
Iraq a usar "fuerza letal" no sólo para la autodefensa
sino también para "defender la propiedad", y
también para "detener y requisar civiles". El
trabajo, obviamente, es arriesgado: según estadísticas
del Departamento de Trabajo de EEUU, desde el 2003 han sido asesinados
en Iraq 650 contractors. Pero seguramente el número
es más alto, dado que la mayor parte de las muertes no
son registradas.
Otra importante compañía
militar privada es la DynCorp International, que se autodefine
como una "empresa global multiforme". Nadie lo duda.
Con un personal de decenas de miles de especialistas, la DynCorp
opera sobre todo en Medio Oriente, en los Balcanes y en América
Latina, por cuenta del Pentágono, de la CIA, del FBI y
del Departamento de Estado. En Omán, Bahrein y Qatar,
por ejemplo, se ocupa de la "reserva bélica preposicionada"
de las fuerza aéreas de EEUU. También está
especializada en tecnologías de la información,
tanto que el Pentágono, la CIA y el FBI le han confiado
la gestión de sus archivos informáticos.
La importancia de la empresa
ha crecido desde cuando, en 2003, fue adquirida por la californiana
Computer Sciences Corporation, especializada en tecnologías
de la información, muy bien posicionada frente al Pentágono.
Así, la DynCorp desempeña su misión,
que consiste en ayudar "al gobierno de EEUU a instaurar
la estabilidad social a través de un estilo democrático
de gobierno". Una foto emblemática, difundida el
pasado agosto, muestra al líder afgano Hamid Karzai pronunciando
el discurso del "día de la independencia afgana",
circundado por guardaespaldas de la DynCorp, elegantes
y armados con poderosas ametralladoras.
¿Quién
está detrás de los atentados indiscriminados?
Pero hay otro sector, no muy
reclamado, en el que la DynCorp sobresale: el de las operaciones
secretas confiadas por la CIA y por otras agencias federales.
En Colombia, Bolivia y Perú participa en las operaciones
militares dirigidas formalmente contra los traficantes de droga.
Un campo en el que esta sociedad anónima de la guerra
ha acumulado una rica experiencia, desde cuando en los años
80 ayudó por encargo de la CIA a Oliver North a suministrar
armas a los contras. En los años 90, siempre para la CIA,
adiestró y armó al UCK en Kosovo.
Por supuesto que hoy la DynCorp,
como la Blackwater y las otras, también llevan
a cabo en Iraq y Afganistán operaciones secretas. La guerra
es, en efecto, desarrollada sobre dos planos: uno a la luz del
día, con bombardeos y rastrillajes efectuados por las
fuerzas estadounidenses y aliadas; y otro secreto, con operaciones
llevadas a cabo no sólo por las fuerzas especiales, también
por el ejército de las sombras de los contratistas. Este
último es sin duda usado en Iraq para desarrollar una
"exit strategy" favorable a los intereses estadounidenses:
la división del país en tres partes (chiíta,
kurda y sunnita) o hasta en más partes todavía.
Aun cuando la Casa Blanca oficialmente lo niegue, tal estrategia,
ya efectuada en los Balcanes, es cada vez más vista por
Washington como única alternativa para que los EEUU, mediante
acuerdos con los jefes locales, puedan controlar el área
y en particular sus recursos petrolíferos. El modo más
eficaz para dividir Iraq es alimentar el choque entre las facciones
internas: cuando explota una bomba en un mercado, no está,
por lo tanto, descartado que sea la mano de algún oscuro
trabajador contratado.
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