Semitas y antisemitas
Miguel Ángel
Llana*
CSCAweb
(www.nodo50.org/csca), 3 de junio de 2005
"Los
sionistas se han apropiado de la historia, de la tierra y de
los pueblos siendo el uno por ciento de la población semita
si nos referimos a la lengua hablada hoy y -menos aún-
respecto al conjunto de los pueblos semitas o de origen semita".
En lo que hoy llamamos Oriente
Medio, del tercer milenio para acá, un numeroso grupo
de lenguas poseían, además de una gran similitud,
varias características comunes. La más singular
es que los verbos, sustantivos y la mayoría de los adjetivos
provenían de raíces formadas por tres consonantes.
En 1781 el filólogo alemán Schlözer bautiza
y comienza a denominar como semitas a este grupo de lenguas tan
fuertemente vinculadas. Posteriormente y por extensión,
el término semita, aplicado a las lenguas, se extendió
a los pueblos que las hablaban.
Pueblos y lenguas cubrieron
todo el Oriente Medio, se cruzaron, mezclaron y convivieron durante
un par de milenios, compartiendo y transmitiendo conocimientos,
religiones, dioses y ciencias como no podía ser de otra
manera. Recibieron y exportaron influencias hacia las zonas limítrofes
de modo que lo del Oriente Medio ha de entenderse con cierta
amplitud y los términos semita y semítico, en un
plural bastante amplio, tanto en el tiempo como en el espacio
que estos pueblos ocuparon a lo largo de la historia. Sin pretender
establecer fronteras, se extendían desde el mar Negro
y el mar Muerto hasta la península Arábiga y desde
Persia hasta Egipto y a pesar del gran vacío central,
como era el desierto sirio-mesopotámico, por lo que suponía
de barrera natural.
De las tres lenguas semitas
que aún permanecen vivas y por el número de su
población parlante, la primera es el árabe, la
segunda el etíope y el hebreo, la tercera. El arameo original
desapareció y el actual está muy modificado y sólo
es utilizado en la liturgia de algunas iglesias orientales y
en minúsculas comunidades del Líbano y del norte
de Iraq, pero como dialectos. Del gran número de lenguas
semitas muertas y como más conocidas por su legado histórico
se pueden citar el acadio, asirio, babilónico, eblaíta,
amorrita, cananeo, fenicio, maobita, ectra, de las que, curiosamente,
aún no se ha conseguido conocer sus orígenes. Se
sabe que algunas de estas lenguas adoptaron la escritura cuneiforme
del sumerio, pero sorprende que, entre el sumerio de la Baja
Mesopotamia del milenio cuarto y tercero a las lenguas semitas
haya tanta diferencia como de cualquier lengua latina al chino,
que ya es decir.
Pensar y pretender que las
lenguas, la cultura o los pueblos son insensibles o invariables
a la evolución del tiempo y que permanecen puros e inmutables
no parece nada razonable ni científico. Menos aún,
tomar como ley y arrogarse derechos basándose en que en
el milenio segundo o tercero, hace tres o cuatro mil años,
un pueblo, el judío, fue elegido por no se sabe qué
dios y que éste le hizo depositario del futuro es también
una sinrazón además de un acto de puro racismo
y xenofobia. Hitler fundamentó su nazismo en la pureza
de una raza. El sionismo no sólo se funda en una raza,
la judía, sino que va más allá que el nazismo
y se dota de una religión, el judaísmo. De este
modo llegamos a un círculo vicioso, cerrado; un pueblo
tiene una religión propia y excluyente. Sólo puedes
ser de religión judía si eres judío. Esto
no tendría mayor importancia, pero, sucede que esta filosofía
nazi-sionista excluye a los demás negándoles cualquier
derecho, lo que ha sido y es la práctica de exterminio
llevada contra los nativos de Palestina desde 1948, año
en el que fueron destruidos 531 pueblos y ciudades palestinas
y expulsados al destierro 804.787 palestinos. Los refugiados
llegan hoy a cinco millones, más de tres millones viven
apiñados y acorralados en Gaza y Cisjordania y un millón
en régimen de "apartheid" en Israel. Total,
más de nueve millones de palestinos en apenas el quince
por ciento de la Palestina histórica, sin Estado ni fronteras,
frente a los escasos cinco millones de judíos, que les
encierran, bombardean y ametrallan, casi a diario, en sus reductos
de Gaza y Cisjordania.
Los sionistas se han apropiado
de la historia, de la tierra y de los pueblos, siendo el uno
por ciento de la población semita, si nos referimos a
la lengua hablada hoy y, menos aún, respecto al conjunto
de los pueblos semitas o de origen semita.
Israel, país artificial,
mantenido, encubierto y financiado, con más de diez mil
millones de dólares al año, por los Estados Unidos,
continúa convulsionando y expoliando al Oriente Próximo.
Sabiendo quiénes son los semitas, la pregunta ahora es:
¿quiénes son y quiénes actúan como
antisemitas?
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