"Horas después de la dimisión del presidente boliviano, Israel alquiló un avión de transporte para trasladar a sus nacionales diciendo que eran unos 200 turistas. ¿Qué es lo que teme un turista israelí si un presidente aquí o allí dimite?... A un pueblo que reclama sus derechos a la clase gobernante y a las monstruosas multinacionales; entonces, ¿qué relación existe entre el turista y éstas empresas?"

Ojalá los sionistas árabes tratasen de utilizar sus cerebros por un solo instante en la dirección correcta. Ojalá pudiesen leer las noticias tal como son, entonces, tal vez, piensen en volver con su pueblo o retirarse dando por finalizado todo el mal que cometieron contra él.

El pasado ocho de junio dimitió el presidente boliviano después de veinte meses en el poder. Dimitió a raíz de las manifestaciones populares (sobre todo campesinas), reivindicando la nacionalización de las fuentes de energía y de los recursos naturales, siendo éstas, las reivindicaciones que en su día forzaron al anterior presidente, a dimitir. El fluir de los pobres por las calles es la sinfonía humana más avanzada; hermoso pasaje musical, la música de los autóctonos indios rojos, pero en ésta ocasión es la música de la movilización popular, la del salir a la calle para proclamar el nacimiento del ser humano y su existencia en frente al salvajismo de las grandes multinacionales, el salvajismo del capital que transformó a las clases populares a través de las privatizaciones, en hambrientos que sufren por el frío invierno y el calor del verano, desplazándose sobre los lomos de las bestias por el encarecimiento del combustible y bebiendo el agua con lodo por la privatización del agua que es un recurso natural divino; al menos, esto era lo que decían los padres de la economía capitalista: que el agua y el aire son recursos naturales invendibles.

Treinta y ocho años después de la muerte del Che Guevara en la selva boliviana, los campesinos comprendieron el porqué de la infiltración de este revolucionario en su país como una sombra. Veía que las grandes multinacionales, con sus propietarios y con sus directores, iban a succionar la sangre de sus hijos. Les susurraba al oído en cada noche, pero nadie le escuchaba, es más, fue uno de ellos quien le delató y los bestias de la CIA no se conformaron con su ejecución cuando aun estaba herido, sino que le amputaron las manos y las enviaron a Washington. ¿Ésta mutilación de los cadáveres, a caso es inferior a lo que hacía Gengis Kan y Nerón?, pues no, es más horroroso aun porque lo cometen los gobernantes del país de "la estatua de la libertad", "la comedia de la libertad". Sin embargo, no pasa nada, el mensaje ha sido recibido y la misión ha comenzado.

Detrás de las movilizaciones populares existen dos moralejas:

La primera: Que América Latina al parecer se está transformando como nos gusta, es decir, en el vagón de la historia del momento. Este continente, se dirige hacia las clases populares, hacia el enfrentamiento al capital y hacia la búsqueda de alternativas que algunos podrían llamar socialismo, comunismo, cooperativismo, mixtoetc. No importa, lo importante es que este continente se ha hastiado del capitalismo, se ha hastiado del dominio de las grandes multinacionales, ya no soporta el dominio del monstruo humano (la clase capitalista a través del capital y la tecnología), sobre su pan, su agua y el poder calentar a los niños en los inviernos de la Cordillera de los Andes.

La segunda: Es tan extraña como importante, ya que horas después de la dimisión del presidente boliviano, Israel alquiló un avión de transporte para trasladar a sus nacionales diciendo que eran unos 200 turistas. ¿Qué es lo que teme un turista israelí si un presidente aquí o allí dimite?, un pueblo que reclama sus derechos a la clase gobernante y a las monstruosas multinacionales, entonces, ¿qué relación existe entre el turista y éstas empresas?. Quizás, éste israelí no es ningún turista sino un experto de alguna empresa o un director de alguna de sus sucursales. ¿Y por qué no, uno del servicio de inteligencia cercano al palacio o consejero del presidente o de la sucursal que está saqueando al país?

En resumidas cuentas, que si el israelí teme por su vida, es porque está en el otro campo, el campo contrario a los intereses del pueblo y por eso tiene que escapar incluso antes de que lo haga el presidente. Las manifestaciones comenzaron hace dos semanas y no se cometió ninguna agresión contra ningún israelí, ¿por qué ésta preocupación entonces?, ¿será por que en la memoria de los pueblos siempre se vincula al israelí con el norteamericano? Tal vez, ¿pero, por qué acepta el israelí esto?, ¿no es porque es una herramienta y un socio del sistema norteamericano?

Nos preguntamos, ¿comprenderían los sionistas árabes la importancia de éste suceso? Es posible que eso no sea lo más importante, porque lo importante es la movilización de las clases populares árabes a favor de las fuentes de energía de ésta nación antes de que las multinacionales se las lleve y se marche.