La revista Semana ha revelado la existencia de una operación de inteligencia militar para espiar los diálogos de paz en La Habana así como a figuras políticas de oposición, la cual era conocida con el código de "Andrómeda"[1]. Estas revelaciones demuestran, inequívocamente, tres cosas. Primero, las* agudas contradicciones internas del bloque en el poder*, cuyos hilos son en realidad movidos desde EEUU. Segundo, que el tema de la utilización de los aparatos de inteligencia en tareas propias de la guerra sucia es un *fenómeno más extendido que unos cuantos funcionarios corruptos del antiguo DAS* y que infecta todos los aparatos de inteligencia que han proliferado como maleza en el Estado. Tercero, que* el problema es mucho más profundo que "chuzadas" o "escuchas"*; el problema es qué se está haciendo con esta información, porque acá ha habido manipulación política, sabotajes, atentados, amenazas, hostigamiento, asesinatos y desapariciones.