7 Incidencia del capital circulante sobre la Tasa de Ganancia.

Marx se ocupó de este asunto en el Capítulo VI del Libro III:

<<....la masa y el valor de la maquinaria empleada aumentan a medida que se desarrolla la capacidad productiva del trabajo, pero no en la misma proporción en que aumenta ésta, es decir, en la misma proporción en que la maquinaria suministra un producto mayor….>> (Op. Cit.)

Aquí está la cita que “Edu” pidió a Astarita que le ubicara en la obra de Marx. ¿Por qué sucede este fenómeno? Sobre este asunto ya nos hemos ocupado en el adjunto al mensaje que remitimos a Astarita el 18/04/10 a las 19:16 Hs., que no incluimos como parte de la polémica con él porque debimos optar ante tantos frentes abiertos por este señor. Y, en efecto, allí nos hemos referido a que, con el desarrollo de la productividad del trabajo, el capital “crece más rápidamente según sus valores de uso que según su valor”, el valor contenido en esos valores de uso. O sea, que una misma magnitud de valor del capital (Constante y variable), produce cada vez más valores de uso. Y a propósito nos hemos remitido al capítulo XXIII 2) del Libro I sobre la Ley General de la Acumulación Capitalista, donde Marx dice que:

<<Una vez dados los fundamentos generales del sistema capitalista, en el curso de la acumulación se alcanza siempre un punto donde el desarrollo de la productividad del trabajo social se convierte en la más poderosa palanca de la acumulación>> (Op. Cit. Cita pié página 77 bis)

Dicho de otro modo, el progreso en la productividad del trabajo determina que el capital crezca más rápidamente, según la cantidad de valores de uso que según su valor. O sea, que es como si se desvalorizara, como si el sistema volviera a una etapa anterior de su proceso de acumulación. Y así es, porque, desde el punto de vista del proceso de trabajo, el empleo de la fuerza de trabajo vivo no depende del valor invertido en esos medios de trabajo sino de su cantidad, cuanto mayor sea la cantidad de medios de producción contenida en una misma masa de valor, ello naturalmente redundará en un mayor empleo de trabajo vivo y, consecuentemente, en un incremento del plusvalor —absoluto porque extiende la jornada de labor colectiva, y relativo porque permite mover más medios de trabajo por asalariado. Bajo tales condiciones, el incremento del plusvalor resultante debilita o enlentece la tendencia al derrumbe. Pero al mismo tiempo la fortalece, en tanto que un mayor empleo de capital fijo que incorpora tecnología punta, procesa MUCHA MÁS materia prima por unidad de tiempo, de lo cual resulta que tomando en conjunto el incremento de inversión en los dos componentes del capital constante (fijo y circulante), incrementa la Composición Orgánica del capital.

Pero que un mismo valor esté contenido en un mayor volumen de capital fijo, no quiere decir que el valor realmente empleado disminuya —como en "versión libre" Astarita interpreta ese pasaje de Marx—, sino al contrario, porque se fabrican y venden cada vez en más número para su empleo en producir plusvalor.

Y es que, con el aumento histórico en la Composición Orgánica del Capital, aumenta el capital mínimo necesario en manos de capitalistas individuales, para un empleo productivo del trabajo vivo como trabajo promedio o socialmente necesario, determinado por la tasa media de ganancia que, como ya hemos dicho, tiende a la baja (según progresa la fuerza productiva del trabajo por efecto de una creciente Composición Orgánica del capital y de un cada vez menor incremento del plusvalor), aunque sin dejar de aumentar su masa.

Así las cosas, tal como también dejamos dicho en el adjunto a nuestro correo electrónico que remitimos a Astarita del 18/04/10 a las 19:16, la lógica determinada por la Ley de la acumulación, consiste, por un lado, en que, según progresan las fuerzas productivas durante las sucesivas rotaciones del capital global, el plusvalor relativo aumenta pero cada vez menos, cuanto más se acorta la parte de la jornada de labor —en la que los asalariados trabajan para sí mismos— todavía susceptible de ser convertida en plusvalor capitalizado, al tiempo que por el mismo progreso de la fuerza productiva, también debe aumentar la inversión en capital variable aunque relativamente menos, para poner en movimiento un mayor “volumen y variedad de medios de trabajo más eficaces, que permiten procesar una todavía mayor magnitud de valor por unidad de tiempo contenida en el creciente volumen de materias primas. Todo ello a fin de capitalizar una mayor masa de plusvalor. Y esto no hace más que acelerar la tendencia al derrumbe, solo interrumpida por las crisis periódicas”. (Op. cit.)

Pero, por otro lado, a medida que aumenta el capital constante respecto del variable, aumenta también la productividad del trabajo, es decir, las fuerzas productivas con las que el trabajo social actúa por mandato del capital. En este punto de nuestro mensaje remitiddo a Astarita del 18/04/10 hacemos un paréntesis para destacar lo que nos dice en su última intervención:

<<Marx entendía cómo funciona el capitalismo, y por eso no pasó por alto el hecho de que el cambio tecnológico está condicionado por las relaciones de producción capitalista, particularmente por la necesidad de valorizar el capital. Por este motivo, y contra lo que afirma el GPM, Marx sostuvo que el aumento del valor de la nueva máquina no puede ser mayor que el aumento de la productividad obtenida con su introducción>> (Op. Cit.)

Lo que Marx dice al respecto de este asunto es lo siguiente:

<<A medida que aumenta la proporción del capital constante con respecto al variable, aumenta también la productividad del trabajo, [aumentan] las fuerzas productivas producidas con las que el trabajo social actúa. Y como consecuencia de esta misma productividad creciente del trabajo, no cabe duda de que una parte del capital constante existente (capital fijo) se deprecia continuamente, ya que su valor no se rige por el tiempo de trabajo que originalmente ha costado, sino por el tiempo de trabajo con el que puede reproducirse, el cual decrece continuamente a medida que aumenta la productividad del trabajo. Por tanto, aunque su valor no aumenta en razón a su volumen, aumenta, sin embargo, puesto que su volumen crece más aprisa de lo que desciende su valor…>> (K. Marx: “Teorías sobre la Plusvalía” Op.cit. Cap. XV. B.3. Lo entre paréntesis y el subrayado nuestros)

Ahora bien, ¿por qué el volumen y variedad de tales componentes del capital constante aumentan históricamente más de lo que desciende su valor dando por resultado un incremento de su valor total empleado? Porque, dado que el capital se acumula convirtiendo en plusvalor la parte de la jornada de labor correspondiente a los salarios, cuanto más haya disminuido esta parte convertida ya en plusvalor capitalizado, menos es lo que queda de ella por capitalizar. Por tanto, mayor deberá ser la productividad del trabajo y, consecuentemente mayor el volumen y variedad del capital fijo movido por un cada vez menor número de asalariados, para capitalizar una porción cada vez menor de la jornada restante susceptible de ser convertida en plusvalor capitalizable. Pero, además, dado el coste creciente que supone el constante progreso tecnológico incorporado al capital fijo, obliga a su funcionamiento continuado —el “perpetum mobile” del capital de que hablaba Marx— para evitar su desvalorización y retiro prematuros del mercado por obsolescencia técnica antes de ser totalmente amortizado. Aquí está el concepto de sobrecapacidad mentado por Astarita como desencadenante de la crisis, cuando es justamente al revés: el aumento de la productividad a raíz de la elevación en la Composición Orgánica del Capital y la subsecuente disminución en el incremento del plusvalor, provoca el aumento del capital mínimo necesario determinado por el nivel de la Tasa General de Ganancia Media en descenso, lo cual deja obsoletos los medios de producción que constituyen el fenómeno de la sobrecapacidad.

Esta lógica conduce a un sobreaumento en la Composición Orgánica del Capital por un mayor empleo relativo de capital fijo tecnológicamente avanzado y más oneroso, que multiplica el metabolismo del capital circulante (materias primas), así como la extensión hasta el límite físico posible de la jornada de labor colectiva que abarque las 24 horas de cada día, al tiempo que se intensifican también, al límite, los ritmos de explotación del trabajo vivo para una mayor producción por unidad de tiempo:

<<(…) Lo que está claro aquí, es que, presuponiendo como dada la jornada de trabajo, el valor del producto del trabajo anual de un millón [de hombres] diferirá considerablemente a tono con el volumen del capital constante (circulante) que entra en el producto y que, a pesar de la creciente productividad del trabajo, será mayor allí donde el capital constante representa una parte grande del capital total, respecto de los Estados sociales en que constituye una parte relativamente pequeña de él. Por consiguiente, al progresar la productividad del trabajo social, progreso que lleva aparejado el progreso del capital constante (fijo), tendremos que una parte relativa cada vez mayor del producto anual del trabajo, corresponderá en cuanto tal al capital (constante fijo y circulante) y que, con ello, la propiedad del capital [aparte del ingreso] (o fondo de consumo de los capitalistas) aumenta constantemente, y la parte del valor creada por el obrero individual —e incluso por la clase obrera— va descendiendo cada vez más con respecto al producto de su trabajo pretérito que se les enfrenta como capital>> (K. Marx: “Teorías sobre la Plusvalía” Op.cit. Lo entre paréntesis y el subrayado nuestros)

Ergo, el capital constante (fijo y circulante) no deja de amentar en más de lo que seincrementa el capital variable, es decir, aumenta el valor de su Composición Técnica en que se expresa el desarrollo de la fuerza productiva de la sociedad. Y en tanto y cuanto esto supone, lógicamente, que el plusvalor aumenta necesariamente menos según se reduce la parte paga del trabajo social para convertirse en plusvalor capitalizado, pues, como resultado: la Tasa General de Ganancia Media desciende.

 

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