Prólogo

Advertimos que, como todos nuestros demás trabajos publicados, no es éste un texto de lectura fácil, aunque el esfuerzo intelectual que exige tampoco es, ni mucho menos, el que demanda la divulgación de cualquier otra disciplina científica. No exageramos al afirmar que va poco más allá de ejercitar el pensamiento con la lógica de las cuatro operaciones aritméticas elementales.

Lo único que habitualmente conseguimos con toda facilidad entender, se queda en describir lo que percibimos directamente con los cinco sentidos, es decir, cómo son las cosas ("Cuéntame cómo pasó") o lo que parecen ser según su funcionamiento. Esta es la forma de pensar a la que se nos tiene acostumbrados: adecuar nuestro intelecto al “modus operandi” de la realidad vigente, para que seamos funcionales a ella, para que nos comportemos de acuerdo con el orden de cosas establecido. Ni más ni menos que como somos funcionales a cualquier producto después de entender lo que dice su correspondiente prospecto o “manual del usuario”.

Distinta es la forma de pensar que conduce a la comprensión de la realidad, al qué de las cosas, al descubrimiento de su esencia, que la simple funcionalidad de las cosas encubre o escamotea. Para entender, por ejemplo, que la sacarina es un edulcorante solo basta con probarla y leer la etiqueta donde se describen jeroglíficamente sus componentes. Pero para comprender y llegar a ser conscientes de lo que es ese producto en realidad —es decir, para poder decidir si somos funcionales a él consumiéndolo, o dejar de consumirlo denunciando su producción y venta por contener sustancias nocivas para la salud humana—, hay que conocer su esencia, es decir, la naturaleza química de sus componentes y los efectos que provoca en el organismo humano. Y esto no solo supone el esfuerzo de conocer la verdad, sino la previa determinación de hacer ese esfuerzo y, además, el firme compromiso político con ella.

Otro tanto exige la realidad del capitalismo como organización social y así lo decimos en la Introducción a este nuevo trabajo: <<La conciencia sobre lo que resulta objetivamente necesario hacer subjetivamente posible, es algo que los explotados debemos adquirir, porque hacia ese descubrimiento de nuestra situación y consecuente tarea política, somos empujados con la fuerza irresistible generada por las contradicciones del capitalismo, lo queramos o no lo queramos. Y mientras en ese proceso la burguesía no deja de impulsarnos hacia atrás diciéndonos: “Deja de luchar, tu lucha no vale nada”, la ciencia es el único quehacer que nos alumbra la verdadera consigna por la que merece la pena seguir adelante. A tal objetivo contribuimos también nosotros para acortar y mitigar los dolores de ese inevitable parto histórico de la nueva sociedad. Pero como nada se consigue sin esfuerzo, también así lo exige la tarea de alcanzar la autodeterminación de la conciencia explotada. Y tanto lo expuesto hasta aquí como lo que sigue, es prueba que exige a cada lector ser capaz de vencer su propia pereza intelectual, como condición ineludible de contribuir políticamente a la emancipación humana universal. Porque aunque hace todo lo posible por evitarlo, la burguesía también necesita humanamente ser liberada de la explotación que ejerce sobre otros congéneres bajo el capitalismo>>.

Un saludo: “GPM”

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