Folleto de la Exposición (Contiene Información sobre la catástrofe) | |
Los ecologistas recuerdan el peligro que entrañan las centrales nucleares | |
Caja España acoge una exposición fotográfica sobre el desastre de Chernóbil | |
(La Verdad
Albacete. 21 de Febrero de 2.001) Albacete, Almansa, Caudete y, sobre todo, Alatoz, que se encuentra a 30 kilómetros de la central nuclear, están expuestos a las consecuencias que puedan derivarse de los sistemas obsoletos de Cofrentes. Así lo advirtieron ayer en Albacete representantes de las organizaciones Ecologistas en Acción y Greenpeace, que visitaron la sala de exposiciones de Caja España para inaugurar las exposición fotográfica Niños de Chernóbil. Esta muestra conmemora el 15º aniversario del desastre nuclear. El objetivo de la exposición que acoge Caja España, que conmemora el 15º aniversario del desastre nuclear, no es otro que el de herir la sensibilidad y despertar las conciencias. Los protagonistas de las imágenes son niños deformes que sufrieron las consecuencias de la explosión del reactor. Malformaciones genéticas, cáncer y problemas mentales son sólo algunas de las consecuencias que trae consigo un desastre nuclear. Desastre al que están expuestas provincias, regiones e incluso países, ya que las consecuencias de la explosión de Chernóbil (Ucrania) llegaron hasta Baleares y Cataluña. José Julio del Olmo, de Ecologistas en Acción, y Carlos Olmo, de Greenpeace, inauguraron ayer en el salón de exposiciones de Caja España, ubicado en la calle de Gaona, número 24, la exposición fotográfica Niños de Chernóbil. Una muestra que pone de manifiesto la cruda realidad que viven miles de niños 15 años después de la tragedia. Tras la explosión del reactor número 4 de la central nuclear, el 26 de abril de 1986, empezaron a nacer niños con malformaciones genéticas y trastornos oncológicos. Lo más grave del caso es que estas mutaciones se heredarán generación tras generación. Los ecologistas advirtieron ayer que nadie está libre de verse afectado por una situación como la que viven más de siete millones de personas en las repúblicas de Bielorrusia, Ucrania y Rusia, de los cuales tres millones son niños. Sin ir más lejos, la central nuclear de Cofrentes se encuentra a 30 kilómetros de Alatoz y a 80 de Albacete. Además, Alatoz, por estar dentro del radio de 30 kilómetros de la central, tendría que tener un dispositivo de seguridad especial. A esta situación hay que sumarle que, a juicio de Greenpeace y Ecologistas en Acción, Cofrentes tiene «uno de los sistemas más obsoletos». Frente al peligro de las centrales nucleares, las organizaciones ecologistas proponen energías alternativas como la solar o la eólica, que serían capaces de suplir la nuclear. Asimismo, reclaman el cierre de todas las centrales, en especial la de Zorita (Guadalajara), que supera los 30 años de vida, cuando lo recomendable son 25. La exposición Niños de Chernóbil permanecerá abierta en la capital hasta el día 5 de marzo, para después pasar a Pétrola, Caudete, Almansa, Alpera, Higueruela, Villamalea, Casas Ibáñez y La Roda. Desde el año 1992, esta muestra itinerante de Greenpeace ha recorrido más de 170 localidades españolas. El objetivo que persigue es que la población sea consciente de los riesgos que entraña una central nuclear. Las fotografías, obra del bielorruso Vitaly Barzdyka, pretenden herir la sensibilidad del público, mostrando los efectos que tuvo el desastre sobre la población infantil. Olmo recordó que la losa que cubría el reactor número 4, de más de 1.000 toneladas de peso, saltó por los aires y con ellas la radiactividad. Durante nueve días, un incendio generó una nube radiactiva que afectó a las repúblicas de Bielorrusia, Ucrania, Rusia, Italia, Grecia, Baleares y Cataluña, entre otras muchas zonas del planeta. Aún hoy, las consecuencias globales de este accidente se desconocen. Actualmente, millones de niños sobreviven haciendo frente a las malformaciones y a la enfermedad. Beben y comen sustancias contaminadas. Y, lo peor de todo, es que estas mutaciones se heredarán generación tras generación. No se trata, por tanto, de una enfermedad a la que pueda vencer el tiempo. Los ecologistas advirtieron que la energía nuclear es la más cara, la que menos puestos de trabajo genera y la más perjudicial para el medio ambiente y, como puede apreciarse en la exposición fotográfica que acoge Caja España, para la población. Por último, cabe señalar que las peores consecuencias de Chernóbil están por llegar. La incidencia máxima se prevé para el año 2006. |