¿En qué se diferencia la actitud del PP
respecto a la guerra de Iraq y la de Batasuna respecto a las acciones
de ETA?
Sólo en dos cosas:
- En la escala de la monstruosidad.
- En que el PP ha ilegalizado a Batasuna.
Los cargos del PP a nivel
nacional son repugnantes, pero los cargos del partido y los concejales
en mi localidad son gente decente. ¿Qué hago?
Pensarselo otra vez.
El tema no es si es gente le cae personalmente bien o no, sino cual ha
sido su actitud pública ante una salvajada, una indignidad y un
fraude como está siendo esta guerra.
Es duro decirlo cuando uno conoce a los implicados, pero la
conducta de callar un crimen para obedecer a la organización a la
que uno pertenece es, por definición, una conducta mafiosa. En
ese sentido el PP se ha mostrado estrictamente como una
organización mafiosa (y no estamos hablando en sentido figurado).
Y cada uno de sus cargos públicos, en el partido o en la
administración, que no ha dimitido se ha comportado exactamente
como lo haría un sicario mafioso. Simpatizar con algunos de ellos
simplemente porque uno los conoce personalmente es una
equivocación grave: es estar contaminado de su misma
perversión.
(Es interesante observar que, según este criterio,
todos los partidos se comportan como mafias, pero eso es un tema para
una lucha de otro momento. La política no funcionará de
modo saludable hasta que la frase "NO QUEREMOS HIJOS DE PUTA EN NUESTRO
BANDO" figure en el artículo primero de los estatutos de los
partidos. Quizá nuestra acción contribuya a cambiar esta
cultura de mafias).
¿Son de fiar los cargos del PP que han dimitido?
Tendrá que valoralo usted en cada caso, aunque le
recomendamos desconfianza: varios de los más tardíos
pueden haber dimitido para salvarse de la quema y aparecer limpios en la
próxima oportunidad política que se presente. Repase su
actitud pública ante la guerra en los meses que han precedido a
esta catástrofe: si usted no ve claro cual ha sido su actitud, es
que el no se ha manifestado como debía: debe ser eliminado.
En nuestra opinión, los que dimitieron hasta el primer
o el segundo dia de guerra merecen confianza, pero le corresponde a
usted juzgar.
¿Por donde empiezo? No hay manera de hacer nada
Falso: usted puede hacer mucho. La mayor parte de las cosas
que ocurren en su ciudad comienzan con una reunión de dos o tres
personas: comience por ahí.