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Corrupción vs. gobernabilidad en el escenario internacional

Francisco Álvarez Somoza

La destitución de un presidente, de un jefe de gobierno, de un ministro o de un líder político por corrupción, hoy día no constituyen sorpresa para nadie, porque la misma ha pasado a ser la peor secuela de la cultura política, dada su incidencia directa en la gobernabilidad de los sistemas políticos.

En los últimos tiempos se viene observando con mayor frecuencia la inserción y el análisis de la problemática de crisis de gobernabilidad(1), como un componente de los sistemas políticos y la manifestación internacional de este fenómeno hace que tenga una marcada incidencia en la esfera de las Relaciones Políticas Internacionales.

El vocablo gobernabilidad tiene sus orígenes en el griego y se deriva del concepto de guía, por tanto, puede asumirse la capacidad de las instituciones políticas para conducir y dirigir la economía, la política y la sociedad en su conjunto.

A mi juicio el término de gobernabilidad, expresa la capacidad o incapacidad de un dirigente, de un gobierno, de una institución u organismo, es decir de un sujeto o actor político para dirigir o conducir las riendas de su radio de competencia.

Debe tenerse en cuenta que gobernabilidad, no es sólo la facultad de la elite política(2) y del "stablishment" de tener las riendas y el gobierno, sino la participación de cada una de las cédulas, escalones de la sociedad para coordinar su funcionamiento entre sí.

La capacidad y calidad de la gobernabilidad de la sociedad en su conjunto se pueden medir por una serie de parámetros, entre los que se destacan a mi juicio: a) la calidad y la capacidad de la burocracia que sustenta el sistema en cuestión; b) el nivel de identidad y de comprometimiento de la burocracia con los objetivos del aparato de gobierno; c) el marco institucional y nivel de legitimidad y de identidad entre dirigidos y dirigentes y d) la calidad de asimilar la representatividad social por parte de las organizaciones y movimientos políticos para generar y ejecutar el mandato de la acción.

En detrimento directo de la gobernabilidad está el grado de fragmentación y atomización de las sociedades de hoy día sustentadas en el sistema de la "democracia representativa", las divisiones en los grupos de poder y grupos de intereses de cada sociedad; así como el grado de diferendo o coincidencia entre la cúpula o dirección política de la sociedad con las estructuras y valores de la población.

De este análisis se desprende un nivel de interrelación entre gobernabilidad, legitimidad y la autoridad del gobierno. Estos elementos son pilares de la institucionalidad sistémica de poder establecido, a través de los marcos jurídicos y legales del consenso social.

El “empoderamiento” de la clase política hace una ruptura consensual con las bases de la gobernabilidad y la conducción de la sociedad entre dirigentes y dirigidos, pasando por todas las poleas de transmisión de la sociedad entre la base y la superestructura.

Entre los elementos que más inciden en la gobernabilidad de la "Democracia Representativa", el fenómeno de la corrupción es uno de las más importantes manifestaciones de deformación y el peor de los vicios políticos, que de manera más decisiva incide en la erosión y desgaste del sistema político.

La corrupción no es en modo alguno un fenómeno de la llamada modernidad política, su surgimiento se remonta la primera división social del trabajo, cuando un grupo minoritario comenzó a apropiarse de la riqueza que emanaba del trabajo de otro y a través de ese excedente, se ocupa una posición y un poder por encima de otros. Cuando esas prerrogativas, eran necesarias para obtener una voluntad, un privilegio una concesión y para lograrlo era hacer una ofrenda o “estimular”, al concesionario, estamos en presencia del surgimiento de la corrupción.

Este fenómeno de la sociedad ejecutado por la clase política del sistema de la "Democracia Representativa" se multiplicó y estableció definitivamente dentro del sistema político con el surgimiento y desarrollo de las clases dentro de la sociedad.

En el Diccionario Político, antes citado, se señala que: "La corrupción política señala el comportamiento ilegal de un funcionario público con el fin de favorecer sus intereses particulares. El acto de corrupción(3) siempre conlleva una recompensa a cambio. Este fenómeno incluye la práctica del cohecho (soborno), el nepotismo (protección a parientes y amigos) y el peculado (hurto de caudales del erario público). La corrupción constituye un modo particular de ejercer la influencia ilícita."

El delito por enriquecimiento ilícito, extorsión, hurto, desfalco del erario público, extorsión de fondos, sobornos, fraude, estafa, financiamiento de campañas electorales con "dinero sucio" y el nepotismo son, entre otros, síntomas que ponen de manifiesto la existencia de una profunda corrupción dentro del sistema político de la llamada "Democracia Representativa".

Muchas son las definiciones que encontramos hoy día, pero para partir de un elemento práctico, tomemos por corrupción como: " el uso indebido, al servicio de intereses personales, de una influencia vinculada a una posición de poder ". Así mismo se señala que es "...el abuso de un cargo público, para lograr ventajas o riquezas en beneficio propio o de un grupo(4) .

No debemos olvidar que el principal enemigo surge de la contradicción trabajo-capital, representado en nuestros días por la oligarquía financiera e industrial que a fin de cuentas es la verdadera causa de la corrupción, porque es la que más extorsiona y especula a la mayoría de las clases, capas y grupos sociales de las sociedades contemporáneas y máxime cuando este síndrome se ha internacionalizado y hoy día la corrupción aparece de la forma más brutal cuando las naciones desarrolladas y el gran capital extorsionan a los pueblos del Tercer Mundo.

Según un informe de La ONU sobre la situación de la delincuencia en la década de 1990, se estima que hoy día circulan a escala internacional alrededor de un billón de dólares disfrazados para la evasión de impuestos, violar las leyes tributarias sobre el control de circulación de divisas o por malversación de fondos públicos, entre otros de los fenómenos vinculados a la corrupción.

No sólo la llamada clase política enfrenta hoy día las secuelas de la corrupción, sino que los partidos y movimientos políticos, los gobiernos y hasta las organizaciones internacionales deben y tienen que enfrentar esta fenómeno que hoy día, en este mundo globalizado, también se ha internacionalizado, provocando la desestabilización de los sistemas políticos llevándolos a la ingobernabilidad.

En algunos casos se ha convertido en el poder alternativo y en no pocos casos en el poder real, ya que las mafias y grupos de corruptos son los que detentan el poder político real y en no pocos casos conllevan a la pérdida de toda ética política y a la decepción de los sistemas políticos y electorales por parte de las grandes masas de votantes.

Este fenómeno de la corrupción no sólo incide en la política, sino que tiene su repercusión en la esfera económico-social. Ya que en primer lugar se convierte en una limitante para la eficacia económica de empresas y sistemas económicos y sociales, desestimulando el trabajo honrado como fuente de la riqueza y la productividad.

Un fenómeno que se ha convertido en común denominador de la llamada "elite política" dentro de los sistemas de poder, y que va en detrimento del libre ejercicio de la democracia, lo constituyen los escándalos por corrupción que se producen durante el ejercicio del poder, síndrome generalizado de la "Cultura Política Contemporánea" que se ha extendido por todos los confines desde Europa hasta EE.UU. pasando por Japón y llegando hasta Australia.

Para continuar en nuestro interés por demostrar la magnitud de este fenómeno, considero que se hace indispensable citar algunos ejemplos ilustrativos de este fenómeno en aras de demostrar su magnitud, su calado en el seno de la clase política y su irradiación a escala internacional.

Quizás el país más afectado por el síndrome de la corrupción en la clase política es los EE UU donde el vínculo de políticos con narcotraficantes, la extorsión y el chantaje no constituyen noticia hoy día en los diarios y serían inenarrables los casos de corrupción de políticos, banqueros y hombres de empresas en Norteamérica.

Las recientes elecciones presidenciales norteamericanas, son una muestra de hasta donde ha calado la corrupción y el tráfico de influencia en la Meca, en el paradigma de “Democracia Representativa”, los EE UU.

En Europa se han venido manifestando una considerable cantidad de casos de corrupción. Para demostrar la generalización de ese síndrome y de que ninguna institución en esos marcos está inmune a ella, se pudieran mencionar los escándalos por corrupción que se dieron entre 1999 y el 2000 en las estructuras de la Comisión Europea y en las del Parlamento Europeo. También sería oportuno recordar la sustitución del Secretario General de la OTAN, Willy Claes, que se produjo por la acusación de desvío de recursos financieros y especulación.

En Grecia, otro expediente de corrupción llevó a la salida del poder al gobierno del presidente, Andreas Papandreus por desvío de fondos del PASOK hacia un banco con fines de obtener ganancias de manera no lícitas según la legislación griega, en favor del partido de gobierno. Este proceso fue conocido como el "Caso Kaskotas".

Italia, es uno de los países en los que mayores índices de corrupción se han dado en los últimos tiempos. Desde 1992 en que se produjo uno de los procesos judiciales de mayor connotación política de los últimos tiempos, que fue el conocido como "Manos Limpias" (Tangentópolis), se desencadenó a partir del arresto del director de una entidad pública que se confesó y denunció una serie de chantajes, sobornos, abusos en el ejercicio de los cargos públicos tales como peculado, extorsión, desfalco del erario público, entre otros.

En el contexto europeo, España ha sido uno de los países europeos más afectadas por este fenómeno. El último gobierno que encabezó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) llegó al extremo tal de que sería aplicable el refrán popular, de que "cogió fuego el Cuartel de Bomberos" pues hasta el propio Director General de la Guardia Civil, el General Luis Roldán, se dio a la fuga por las acusaciones de corrupción y enriquecimiento ilícito de que fue objeto. Cabe señalar que el Partido Popular de José María Aznar, tampoco ha sido inmune a las acusaciones por corrupción y tráfico de influencias.

La "tradicional e histórica" ética de la clase política francesa inspirada en la Revolución Francesa no se ha visto exenta de las secuelas de la corrupción, y una muestra fehaciente de este fenómeno fue el caso que se dio en 1993 con el expremier galo Pierre Bérrégovoy, que se suicidó, como resultado de la impugnación y escándalo público que provocó la prensa francesa por acusaciones de aceptar préstamos sin intereses.

Un fuerte impacto ha sido el caso de las impugnaciones por desvío de recursos por parte de la CDU y personalmente hacia su líder, Helmut Kohl, durante el ejercicio del poder como Canciller Federal de Alemania.

En Europa del Este y la ex URSS después del desmantelamiento del Socialismo Real, antiguos funcionarios de partido y del gobierno y de los órganos de la seguridad se han asegurado en posiciones a través de la corrupción el enriquecimiento ilícito, la extorsión y hasta la creación de una mafia de nuevo tipo. Este fenómeno ha tenido una espectacular connotación en la ex URSS, durante el mandato del ex presidente de la Federación Rusa, Boris Yeltsin.

El descontrol económico, político y social que impera hoy día en los países ex socialistas de Europa del Este y de la ex URSS ocasiona un trauma para la vida cotidiana que en gran medida obedece a las secuelas que surgen a partir de la corrupción. La institucionalización de la mafia dentro de sistema político de estos países la hace poseer un poder económico y político paralelo al gubernamental incidiendo -entre otros factores- en la estabilidad económico, político y social del sistema en su conjunto.

La corrupción no ha sido en modo alguno un fenómeno privativo al sistema político occidental, sino que hoy día se extiende por todos los confines del mundo e irradia como un mal todo el orbe. Incluso a regiones donde las tradiciones ético-religiosas sirven en cierto modo de contención a esta problemática universal.

En América Latina ha marcado una profunda huella en la cultura política del área. Entre los mayores índices de corrupción se encuentra Venezuela, donde por sólo citar un ejemplo podría recordar el caso del ex presidente Carlos Andrés Pérez del Partido Acción Democrática.

En República Dominicana los dos gobiernos más marcados en tal sentido del período pos trujillista han sido representantes del PRD, los ex mandatarios Salvador Jorge Blanco y Antonio Guzmán, éste último incluso se suicidó posteriormente. En el transcurso del 2000, con la caída del gobierno liberal de Lionel Fernández, han surgido una serie de acusaciones por corrupción a miembros de su gabinete.

En Perú, el gobierno del APRA del presidente Alain García ha sido calificado como uno de los más corruptos del país, pero la cuasi “fuga fantástica” del expresidente Alberto Fujimori, ante los escándalos por corrupción, y soborno que ejercía su Asesor de Seguridad, Vladimiro Mortecinos, superó con creces cualquier cualquier otro antecedente.

Brasil, no ha quedado fuera de este fenómeno y el Gobierno de Fernando Collor de Melo, culminó abruptamente por la aplicación del recurso de la Impugnación Parlamentaria (Impeachment)(5) .

Entre los casos más relevantes y espectaculares de corrupción latinoamericana se halla el que se dio recientemente en Ecuador. En enero de 1996 la Corte Suprema decretó inconstitucional y acusado de corrupción y peculado al Vice Presidente Alberto Dahik Garzoni quien terminó fugándose al extranjero y declarado prófugo de la justicia ecuatoriana.

En México la vinculación del crimen casi de corte mafioso se ha extendido a otros entornos fuera de Sicilia, una muestra fehaciente de ello ha sido, que a la ya tradicional corrupción de la política mexicana de los gobiernos del PRI, se adiciona el asesinato del candidato a las elecciones presidenciales de Luis Donato Colosio donde estuvo involucrado el hermano del ex Presidente de México Carlos Salinas de Gortari. A pocos meses de la salida del gobierno del PRI, encabezado por Ernesto Zedillo ya las acusaciones comienzan a aflorar e irán creciendo con el transcurso del tiempo.

Colombia casi se ha convertido en el paradigma de la corrupción y la vinculación del narcotráfico en la política, en "una de las democracias más estables de América Latina, con Gobiernos civiles desde 1957". Esta "Democracia Representativa" se ha trasformado en un verdadero infierno, donde se ha llegado al extremo de la renuncia del Vicepresidente y de otros miembros del gabinete del Presidente Ernesto Samper por haber recibido fondos para la campaña electoral de los diferentes carteles de la droga principalmente del tristemente conocido "Cártel de Medellín".

Una muestra fehaciente de hasta donde ha llegado el poder y la ascendencia del narcotráfico a las más altas esfera de poder colombiano fue la colocación el 20 de septiembre de 1996 de casi cuatro Kgs. de cocaína en el avión presidencial que llevaría al Presidente Ernesto Samper a la Asamblea General de La ONU, lo que facilitó la injusta decisión del gobierno norteamericano de retirar de forma inusual el visado al legítimo presidente de Colombia por ser un potencial narcotraficante.

El Fiscal General colombiano, Alfonso Valdivieso, ordenó la encarcelación de 15 parlamentarios por corrupción y vínculos con el narcotráfico. La guerra civil dentro de esta "narcocracia" ha arrojado ya un saldo de 83 asesinatos por cada 100 000 habitantes.

La corrupción se expande hoy como pandemia, a través de todos los continentes, Asia es prodiga en casos de corrupción. Recientemente Corea del Sur sufrió uno de los procesos más convulsos de los últimos tiempos -que consideramos que debemos ilustrar- ya que condujo a la acusación y final enjuiciamiento y condenas desde penas de dos años de cárcel, hasta la pena de muerte al ex presidente sudcoreano Chung Doo Hwan y a 22 años y medios al también al ex presidente Rho Tae Woo. A ambos mandatarios también se les acusa de la matanza efectuada en la ciudad de Kwangju que arrojó un saldo de 200 muertos y un millar de heridos, por la que también fueron enjuiciados otros 14 altos oficiales.

En el transcurso de ese proceso, se desencadenó un escándalo por corrupción en el que Chung Doo Wan reconoció haber recibido 650 millones de USD por concepto de comisiones y en el que fueron encartados 14 importantes empresarios, entre ellos los Presidentes de los consorcios Samsung y Daewoo, así como dos altos funcionarios del gobierno y dos escoltas de los ex mandatarios.

Estos son sólo algunos, de los múltiples y casi infinitos casos de corrupción que se dan en el marco de la crisis y agotamiento de la "Democracia Representativa" que denota que este constituye un importante problema del mundo actual.

Como consideración final, cabe señalar, que la corrupción es un fenómeno socio-político, con afectaciones económicas, políticas, sociales, éticas e ideológicas. Su surgimiento se remonta a la primera división social del trabajo y se estableció dentro del sistema político con el surgimiento de las clases sociales y se ha multiplicado y extendido definitivamente como un componente de los sistemas políticos.

La expansión, generalización e internacionalización de la corrupción en la sociedad contemporánea, especialmente la que se manifiesta de forma metamorfoseada, pero no por ello deja de ser la más brutal, es la que se promueve desde los países capitalistas, altamente desarrollados, hacia las naciones más pobres, ello corrobora que hoy día la corrupción se ha convertido en una regularidad sistémica de los sistemas políticos de la “Democracia Representativa” y con ello se ha insertado en las Relaciones Política Internacionales.

El problema de la crisis de gobernabilidad e institucionalidad del sistema político es otra secuela que surge como resultante de todas las deformaciones y vicios de la cultura política contemporánea, y donde la corrupción ocupa un destacado lugar.

Estos fenómenos y deformaciones, inciden directamente sobre todos los componentes del sistema político de manera global y dada su extensión y expansión hacia todas las áreas geográficas, y a su manifestación en gobiernos de diferentes orientaciones políticas, se ha convertido en uno de los componentes negativos de la Cultura Política Contemporánea.


Notas

1- Ver, Offe, Claus. Partidos Políticos y Nuevos Movimientos Sociales. Editorial Sistema. Madrid.1988. capíulo II. p. 27.
2- N.A. Por el término de “Elite” se asume por la politología moderna a los grupos y sectores que se dedican y viven de la política y se apoderan o mejor se “empoderan” de la representatividad ciudadana. En determinada literatura especializada se le denomina “clase política”.
3- Ver, PNUD. Colectivo de autores. “La corrupción. Inciativas para mejorar la integridad en los países en desarrollo”. Publicado por el PNUD y la OCDE.Paris. 1998.
4- Ver, Dosier “La Corrupción”. Revista El Correo de la UNESCO. París. Junio/1996. pp. 10-37.
5- N.A. “Impugnación Parlamentaria”, recurso de censura a que recurre un grupo parlamentario o una comisión, para analizar la posibilidad de inhabilitar de sus poderes a un parlamentario, ministro, jefe de gobierno o de Estado. Por violación o transgresión de sus poderes o facultades constitucionales.


Francisco Alvarez Somoza es licenciado en Filosofía. Máster en Historia Contemporánea. Máster en Relaciones Internacionales. Profesor Titular. Investigador Titular y Jefe de Programa de Investigación del Centro de Estudios Europeos de La Habana.

     
   
   
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