Política
principal
economía | política
pensamiento
| marx siglo XXI
debates | eventos
institucional
| enlaces
Buscar

Las plurales dimensiones de la familia en la sociedad civil actual

Thalía Fung

El propio título de este trabajo es un objeto de debate entre especialistas de diversa índole, dado el carácter multidisplinario e interdisciplinar de los conceptos familia y sociedad civil y sus historias epistemológicas propias.

Aunque de rango de generalidad sucesional diferente, hoy por hoy se disputan la primacía en la reflexión. Mientras que la problemática de la familia siempre se ha considerado como un objeto noble de estudio, el concepto de sociedad civil, desde su surgimiento generalizador con la separación de la Iglesia y el Estado ha sufrido de antagonismos de los cuales no se excluye su contenido hasta el día de hoy.

La familia ha tenido conceptuaciones diversas, la sociedad civil, también, e incluso sus propios contenidos son discutidos. Ambas comparten lo relativo al cuestionamiento respecto a su extensión y relaciones internas, aunque la familia sostiene la marca de lo local, la sociedad civil posee una impronta que avanza lo internacional.

A medida que transcurría el siglo XX, mientras que se tendía objetivamente a la familia nuclear, la sociedad civil devenía más universal con tendencia a la globalidad. La familia continuaba enmarcándose en las normas jurídicas de cada estado, lo cual no quiere decir que se mantuviera estrictamente, en dichos órdenes, por el propio movimiento migratorio ascendente en las últimas décadas y por las dimensiones plurales que la complejización de la socialidad llevaba consigo; la sociedad civil se liberaba progresivamente de las tutelas estatales y a su propia y conocida contradictoriedad con el estado, se añadían nuevas dimensiones que recién se estrenaban.

La sociedad civil transvasaba ampliamente las normas jurídicas, las violaba o, simplemente, las ignoraba, y el estado, de forma progresiva, tendía a ser deslegimitado por la sociedad civil. Por otra parte, el estado, el mismo, se abstraía de muchos problemas concernientes a la familia y a la sociedad civil, porque de una función fundamentalmente referida al acto de matrimonio, a sus efectos respecto a los hijos y a la regulación patrimonial en relación con la primera; se extendía en el conjunto de la sociedad civil al bienestar social, lo cual ocurrió, mientras se mantenía la competencia resultado de la bipolaridad mundial.

Al concluir el siglo, se desposeía de dichas funciones respecto a las sociedades concretas, y no por seguir la idea postmoderna –a la cual le atribuyen casi todos los males- sino porque continuaba de forma más coherente y evidente, el condicionamiento de las relaciones económicas y sus peculiaridades resultado de la preeminencia de un capital ficticio apoyado en la revolución informática.

Sobre esta cuestión nos detendremos un momento: la familia, según la teoría marxista, se inserta en una formación socioeconómica, de la cual no sólo forma parte, sino constituye una síntesis totalizadora aunque en su condición de célula, y ni la precede no en su carácter singular, sino como elemento característico de una determinada sociedad, y tampoco la sigue, a excepción de unidades coexistentes, fenómeno propio de todas las sociedades. Ello se debe fundamentalmente, a su condicionamiento económico, a pesar de sus tradicionales funciones reproductoras y reguladoras reconocidas entre las principales. Dicha relación condicionante posee un peso tan decisivo que otras formas supraestructurales y conductuales presentes en ella son también el resultado de dicho condicionamiento económico.

La familia ha recorrido un amplio camino junto a la sociedad humana, aunque para muchos especialistas parece que las distintas sociedades y formaciones socioeconómicas han precedido al establecimiento de una familia determinada(1) que la sigue por su contenido sincrético de relaciones patrimoniales y espirituales, lo cierto es que al cambiar dichos contenidos no es posible que la familia en tanto institución, no cambie.

Ha podido seguir el Derecho los cambios de una y
otra institución, aunque peculiarizado en períodos diferentes, pues las normas jurídicas sobre la familia en tanto célula inicial patriarcal que refleja fenoménicamente la relación dueño-cosas surge con la sociedad esclavista, sin embargo, la sociedad civil con el sentido que la conocemos en su evolución como contrapartida del estado sólo aparece en la descomposición del feudalismo, se afirma con el capitalismo, parece enmascararse en el período en que se establece mundialmente, la proyección socialista, para adquirir un sentido vigoroso y progresivamente, condicionante en la época transicional actual.

Como es conocido, el Derecho, por su carácter hasta ahora esencialmente normativo fija las prácticas políticas, sociales en conductas jurídicas obligatorias y su carácter predictivo que, por otra parte, es intrínseco a su elaboración, posee menor alcance, en la actualidad, este Derecho ha ido perdiendo de conjunto posibilidades ante un empuje inusitado de la política y ante la pérdida de la exclusividad de la norma, tan ínsita al Derecho, según la concepción kelseniana. Ello afecta tanto a la sociedad civil como a la familia.
Esta última, muchas veces se constituye al margen del Derecho, en particular, en las familias marginalizadas, lo cual ha existido siempre, aunque antes la moral sancionaba la legalidad ciudadana, hoy las clases medias –rasero habitual de las sociedades estabilizadaS- poseen como fundamental valor la transmisión patrimonial y la moral y la legalidad parecen distanciarse cada vez más.

Ello nos lleva a una cuestión que trataremos de modo especialmente, somero, la relación entre la familia y la clase, develada por Marx en relación con la sociedad capitalista clásica y de la cual Engels se burló en su práctica conductual. El contenido clasista de la familia le viene dado por su condicionamiento económico. Los valores morales inherentes a la familia obrera se acentuaron, quizá precisamente, por la carencia económica que padece, contrario sensu de las familias poseedoras. Sin embargo, cuando aparecen nuevos grupos sociales, y las clases fundamentales de la sociedad industrial se desdibujan al transformarse esta sociedad en la era llamada del conocimiento, nos preguntamos cuál tipo de familia predominará.

Una cuestión si parece revelarse, la marginalidad extendida a nivel mundial que surge de modo agudo con la unipolaridad y la desaparición paulatina; pero sostenida de las clases medias- hasta ahora consideradas como sustento ciudadano del estado- influye de modo decisivo en la familia.

Habíamos expresado antes que la concepción kelseniana, tan clásica en los civilistas, quedaba atrás, y no sólo por el surgimiento del Derecho alternativo, del cual no es fuente el Estado, también porque acuerdos políticos multi y extraestatales amparados por una política mundial hegemónica que viola los propios Acuerdos fundacionales de Naciones Unidas,ilegaliza las soberanías, redimensiona el estado, desvinculándolo de su sociedad nacional con lo cual, también desde arriba se trastuecan las dimensiones del Estado y el Derecho fundado en aquel en relación con la sociedad y, por ende, con la familia predominante de esa sociedad.

Ello habría que tratarlo en relación con el surgimiento de dos hechos: la sociedad civil internacional y la sociedad civil global. No quiere decir que de la primera no hubiera atisbos y de importancia, al existir Organizaciones No Gubernamentales como la Federación Sindical Mundial, las Sociedades estudiantiles y otras; pero el status actual de las ONGs, precisamente, nuevas como las medioambientalistas, el actual papel de las organizaciones femeninas implica que su peso ha pasado de absolutamente subordinado a una dimensión de mayor entidad.

Pero atención, otros miembros de la sociedad civil internacional con una fuerza económica inconmensurablemente mayor también se proyectan en función de asumir el liderazgo de esta sociedad civil internacional. Como hemos dicho en otros trabajos, hace algún tiempo que ya se hace largo, la Iglesia Católica lanzó su candidatura, y el Papa actual ha laborado en su periplo por una enorme cantidad de países en función de reestablecer parte del papel que desempeñó antes de que Iglesia y Estado se separaran. La disminución axiológica del Estado le ofrece una buena perspectiva.

Por otra parte, no deseo hacer creer que mi concepción es que el redimensionamiento del Estado implica cesión de su tarea fundamental de reproductor del statu quo del régimen político, de la sociedad política y de la sociedad económica de la cual es la superestructura por excelencia. Nada más lejos de ello, el Estado se redimensiona; pero no en sus aparatos de fuerza, por el contrario, ellos se hacen más compactos, técnicos e internacionales en el sentido de unir la reproducción de lo nacional en el condicionamiento de una estatalidad global que sirve a un gobierno mundial, representado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

Con estas consideraciones, parece que lejos de plantear multidimensiones de la familia, la reduzco del propio modo que expreso la evidente redimensionalidad del estado, a pesar de que intentos como el de Clinton y Gore respecto al aparato gubernamental norteamericano no tuvieron más éxito que el de desproveer de ayuda a los más desprotegidos y que, en América Latina, los estados tendieron y tienden a favorecer la desestatalización y el incremento de la privatización de los bienes públicos, así como se concentran a intentar la inmovilidad de los elementos progresistas de la sociedad civil.

En esta situación epocal que para mí es transicional, porque es el paso, con avisos en el plano científico, a partir del 1948 con el transitor y las revoluciones tecnológicas e informáticas- que favorecieron las cúspides de poder supraestatales y la formación de megaestados, asimismo como de megasociedades civiles, sociedad civil internacional y sociedad global- hacia una sociedad en la cual el ser valorado como humano, y, por ende, su entorno familiar, se cambia, convirtiéndose en más elitiario y reducido a unas familias propietarias de las megacoporaciones, excluida la inmensa mayoría de la humanidad.

Se aprecia, más que nunca antes, la formación de familias económicamente configuradas, es decir, familias más representativas de fusiones corporativas extraestatales que de otro tipo de relaciones. Sus dimensiones, a través de su dominio económico se hacen presentes en todas las actividades y poseen cuando lo requieren, la posibilidad de cooptar a las mejores inteligencias y personalidades para enriquecer la socialidad de su status.

Junto a ellas, en la propia sociedad global, proliferan las familias marginales en las cuales se transmite una socialidad correspondiente a la época, pero entre las cuales la socialización clasista se pierde, porque las clases trabajadoras se degradan al disminuir o no existir trabajo, por el constante movimiento del capital con velocidad informática hacia otros lugares de mayor provecho económico con mano de obra muy calificada y barata y sin derechos sindicales adquiridos en las sociedades industriales tradicionales y, de hecho, sin que el entorno familiar pese en la actividad laboral.

En las familias marginales actuales, con alguna extensión a otros grupos sociales, aparecen de forma cuasi masiva nuevos delitos, generados en otros estratos o en las propias familias marginales, tales como la pornografía infantil que se multiplica, los niños de la calle,
la venta de hijos para subsistir, la utilización de criaturas para el transplante de órganos con autorización de sus progenitores o víctima cotidiana de secuestros. Es una socialidad marginal que deviene una forma nueva de socialización. El Derecho surgido del Estado no sigue estos hechos con velocidad suficiente, e inclusive, ni siquiera conforma las figuras de forma adecuada, pues se ve trascendido, aparte de la impotencia de sus mecanismos para impedir la evasión de los delincuentes por el tráfico de influencias y de corrupción.

Parece que el Derecho se deslegitima, y del propio modo que la sociedad civil asume de forma progresiva preeminencia respecto al Estado, que de todos modos, es su legitimadora por excelencia. Las medidas de variada índole políticas, jurídicas sancionadoras, condenatorias, promotoras y otras, pueden surgir de las sociedades civiles internas e internacionales, como ya han aparecido en la creación de uniones pluriestatales que sólo han sido legitimadas por la voluntad de los ciudadanos a posteriori, y que se han impuesto, con anterioridad, por encima de sus respectivas Cartas Magnas.

La familia, por tanto, en nuestro criterio, se encuentra en una situación transicional, en una época transicional, que condiciona las sociedades civiles internas, en las cuales ubico a la familia, en contraposición con las posiciones de especialistas que la sitúan al margen de la sociedad civil, del propio modo-en sentido contrario- que al mercado. La propia función genética de la familia,desde Dolly, ha entrado en una nueva etapa. De todos modos, la socialización a que se ve compelida la familia actual, tendente a la nuclealidad, que porta de por sí, la socialidad de su propia sociedad, se ve cuestionada en la sociedad global, sólo permanece- aunque pensamos que por un período no muy largo- en sociedades de un fortísimo arraigo tradicional, en tanto relativamente incontaminadas hasta el presente. Pero del mismo modo que las murallas de China no resistieron la penetración de las relaciones mercantiles, la sociedad civil internacional transforma día a día las relaciones familiares quiérase o no.

Ello quiere decir que desaparecerá la familia.., no nos aventuramos con esa afirmación, lo que si estoy segura que la próxima familia pierde la huella clasista de las sociedades industriales, por una familia cuyas relaciones mercantiles, axiológicas y socializadoras en la sociedad civil planteará nuevos retos que no se constreñirán a las sociedades civiles internas, sino que traspasaran las fronteras nacionales y que pesaran en la sociedad civil internacional. Aunque las relaciones consanguíneas poseen una dimensión válida por su basamento a lo largo de toda la evolución humana desde el esclavismo, otro tipo de relaciones comienzan a pesar, y no sólo económicas, espirituales de variado tipo, de las cuales son inclusivas las relaciones cognoscitivas.

De todos modos, estas relaciones contradictorias por naturaleza, se complejizan en una época transicional como la actual, en la cual, si transicional es la situación del estado que se parece cada vez más a un administrador, aunque no de los intereses de la burguesía clásica, sino del grupúsculo constituido por las megacorporaciones, también es transicional la sociedad civil interna en su relación con la sociedad civil internacional y global.

A qué familia nos referimos en la sociedad civil actual, a aquella a la cual condiciona esta sociedad civil. Si Plain(2) consideraba que la formación socio-económica condicionaba a la familia, lo cual hacía que en el período de transición al socialismo, la sociedad que se formaba era transicional en términos de filosofía política; la ciencia política verdaderamente universal muestra que es la sociedad civil la que condiciona a la familia, y la sociedad civil internacional la que transforma las relaciones familiares, a través de las relaciones económicas internas, cognitivas sin excluir a los delitos extraestatales, y todas las formas familiares que constituyen un mosaico, a pesar de normas religiosas y nacionales que, por otra parte, también se encuentran en transformación, y que ofrecen el cuadro representativo del movimiento constante característico de la sociedad civil global.

Tanto la familia como la sociedad civil son pluridimensionales en la sociedad actual, pero dichas dimensiones se caracterizan por la preeminencia del condicionamiento económico dominante transicional y entre ambas se establece una relación determinada, la familia forma parte de una sociedad civil dada y, a la vez, se encuentra condicionada por ella.


Notas

1- Ver al respecto, Tesis para la obtención del grado de doctor en Filosofía de la especialista Elsie Plain Rad-Cliff, La Habana, Universidad de La Habana. 1991. Un aporte indudable de dicha Tesis es el haber establecido la relación entre el establecimiento de una formación económico-social dada y la familia que le es fundamentalmente propia.
2- Ibidem,


Thalía Fung es Dra. en Ciencias, Dra. en Ciencias Filosóficas, profesora titular consultante, investigadora titular, Presidenta del Tribunal Nacional de Grados Científicos en Ciencia Política y miembro del similar de Filosofía, miembro del Consejo Científico Universitario de la Universidad de La Habana, Coordinadora de las Maestrías en Ciencia Política y Presidenta de la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas.

     
   
   
  principal | economía | política | pensamiento | marx siglo XXI | debates | eventos | institucional | enlaces