La escalada militar de Sharon
contra la población palestina puede favorecer la imposición
por EEUU del plan saudí como marco para la reanudación
de las negociaciones palestino-israelíes
Nota Informativa CSCAweb, 6 de marzo de 2002 (www.nodo50.org/csca)
Solamente el lunes 4 de
marzo de 2002, 19 palestinos fueron asesinados y decenas resultaron
heridos por las fuerzas de ocupación israelíes
en el transcurso de los ataques perpetrados por el Ejército
israelí en las ciudades de Jenín, Ramallah y Gaza,
además del campo de refugiados de Balatah y Qalqiliya.
Los ataques, los más duros desde que se iniciara la segunda
Intifada, se producen en un momento en que la propuesta de paz
saudí se procura presentar desde determinados ámbitos
-EEUU y sus aliados árabes, círculos de la UE y
el sector laborista del gobierno israelí- como una posible
vía para la reanudación de las negociaciones palestino-israelíes
Solamente
el lunes 4 de marzo de 2002, 19 palestinos fueron asesinados
y decenas resultaron heridos por las fuerzas de ocupación
israelíes en el transcurso de los ataques perpetrados
por el Ejército israelí en las ciudades de Jenín,
Ramallah y Gaza, además del campo de refugiados de Balatah
y Qalqiliya. Los ataques, sin duda alguna los más duros
desde que se iniciara el actual levantamiento en los Territorios
Ocupados en octubre de 2000, forman parte de la política
de represión total del actual gabinete israelí
liderado por Ariel Sharon, quien en un nuevo discurso pronunciado
ante el Parlamente israelí volvió a asegurar que
las campañas militares contra los núcleos de población
civil no harían sino endurecerse de ahora en adelante.
La nueva ola de ataques contra una población civil
exhausta e indefensa se produce en un momento en que la propuesta
de paz saudí del príncipe Abdallah se procura presentar
desde determinados ámbitos -la propia Administración
Bush, los regímenes árabes aliados de EEUU, círculos
de la UE y el sector laborista del gobierno israelí- como
una posible vía para la reanudación de las negociaciones
palestino-israelíes [1].
Sin embargo, la propuesta -que será discutida por todos
los países árabes en la próxima Cumbre Árabe
a celebrarse en Beirut- ya ha recibido la oposición de
Libia, Siria e Iraq, que han criticado su extrema debilidad.
Igualmente, desde diversos sectores de la sociedad palestina
y árabe en general no han dejado de emitirse opiniones
desfavorables a la propuesta saudí, que no aporta nada
nuevo a lo ya existente y que, si acaso, constituye más
bien un significativo retroceso, por cuanto el reconocimiento
pleno del Estado de Israel y el establecimiento de relaciones
plenamente normalizadas entre Israel y la totalidad de los Estados
árabes no se vería recompensado más que
con una retirada de los Territorios palestinos ocupados desde
la guerra de 1967, retirada, por lo demás, que es una
exigencia de la comunidad internacional que no debería
ser siquiera negociable, teniendo en cuenta que es el primer
y más importante criterio establecido en la resolución
242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para alcanzar
una solución justa y duradera para la región.
En este sentido, Ariel Sharon ha vuelto a rizar el rizo asegurando
que el plan de paz saudí constituye una amenaza para la
seguridad del Estado de Israel y es por tanto inaceptable, acogiéndose
a la particular pero no por ello legítima interpretación
favorecida por todos los gobiernos israelíes que hablan
de una retirada "de territorios ocupados" en
la guerra de 1967, y no "de los territorios ocupados"
en su totalidad.
Los refugiados palestinos
Pero sin duda, la actual campaña de represión
militar evidencia, aún más si cabe, la imposibilidad
de aceptar una propuesta que olvida a propósito a los
grandes protagonistas del conflicto más largo del siglo
XX: los refugiados palestinos. Maltratados y olvidados por una
comunidad internacional a la que parecen importarle cada vez
menos las tragedias de los refugiados de todo el planeta, los
refugiados no pueden sino mirar con aprensión una propuesta
cuyos contenidos esenciales les deja fuera del mapa negociador,
al igual que ocurriera desde que se inició el proceso
de Oslo en 1993.
La reanudación de las negociaciones bajo los auspicios
de la propuesta saudí favorecería los intereses
israelíes, que, con la exclusión de la cuestión
de los refugiados, conseguiría imponer sus tesis a la
comunidad internacional, violando así todas las resoluciones
que sancionan el derecho al retorno de los refugiados palestinos
expulsados en 1948 y en oleadas sucesivas.
En tal sentido, no parece casual que, precisamente, los ataques
israelíes de estos últimos días estén
diseñados para hacer daño a los sectores más
frágiles de la población, es decir, los núcleos
de población refugiada en Gaza y Cisjordania, cuya capacidad
de resistencia frente a la represión militar y las insoportables
condiciones económicas de los últimos años
van mermando a pasos agigantados. La actual campaña de
ataques israelíes no es únicamente una demostración
de fuerza de un Ariel Sharon acosado por los problemas internos,
sino una campaña de limpieza étnica en toda regla
que tiene por objetivo expulsar al mayor número de palestinos
posible de los Territorios Palestinos antes de que se produzca
una vuelta a las negociaciones.
Nota:
1. Véase en CSCAweb:
La propuesta
saudí, un nuevo contrato leonino para los árabes y ¿Se
disponen los árabes a reconocer a Israel? La 'prematura'
declaración del príncipe heredero saudí
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