En respuesta a:
10 de septiembre de 2010 18:40, por Isa Lozano
Fue mi familia, una amiga, un apoyo, una inspiración. Estuvo siempre ahí cuando la necesité y la tenía bien cerca, tres pisos por encima de mí. Es cierto que su sonrisa era cautivadora, y que la suavidad y lucidez de sus palabras te atrapaba. Siempre amable, acogedora, apreciaba cada segundo y cada compañía, inconformista, ética y agradecida. He aprendido tanto de ti y me has dado tanto… Eres insustituible, querida, pero me quedo feliz feliz de haberte conocido y de no haberme guardado nunca mis sentimientos: sabías que te adoro y que te querré para (...)