Xarxa Feminista PV

Las Mujeres Inmigrantes. Ofelia Vila

Jueves 30 de junio de 2005

LAS MUJERES INMIGRANTES

Breves reflexiones acerca de la situación actual de inserción laboral de las mujeres

En una sociedad como la nuestra sometida a una serie de constantes y rápidos cambios, existen una serie de retos a los que nos enfrentamos en los albores del siglo XXI y uno de ellos es la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo en un régimen de igualdad.

Nuestra sociedad falla constantemente en la aplicación material de lo que el mandato legal de la igualdad le exige con respecto a las mujeres; falla constantemente en la aplicación de los Derechos Humanos. Sigue considerando que las mujeres tenemos adjudicado el papel propio de lo privado ( el 90% de las mujeres que están integradas en el mercado de trabajo, desempeñan la “doble jornada laboral”), y pone constantes dificultades para que las mujeres nos integremos con plenitud de derechos, en el ámbito de lo publico. Es decir, vivimos en una sociedad claramente discriminatoria hacia las mujeres. Y donde esta discriminación se muestra con toda su crudeza es en el mercado de trabajo.

Los datos avalan estas afirmaciones: las tasas de empleo de las mujeres están casi 20 puntos por debajo de las de nuestros compañeros. En cambio doblamos las tasas de desempleo. Y existe una discriminación salarial de hasta un 30 %, es decir que por igual trabajo, las mujeres podemos llegar a cobrar un 30% menos que nuestros compañeros.

Además existe una segregación ocupacional, las mujeres ocupamos mayoritariamente el sector de servicios, siendo mucho menor nuestra presencia en la industria, y mayoritariamente nos encontramos en la sanidad y educación, sectores que se pueden entender como una continuación de las tareas que a lo largo de la Hª hemos venido desempeñando en el ámbito del hogar.

La mayor parte de los empleadores, tienen ciertas resistencias a dar trabajo a las mujeres y en igualdad de condiciones van a dar trabajo a un hombre. Cierto es que existen algunas experiencias de sectores masculinizados donde se ha apostado por el trabajo de las mujeres y se ha demostrado que aspectos como el absentismo o la baja rentabilidad de las mujeres, no son más que tópicos que circulan libremente por nuestra sociedad, sin una base objetiva que los avale.

Si a este panorama se une una base xenófoba, todavía extendida en muchos sectores de nuestro país, no es de extrañar que las mujeres inmigrantes, tengan mayores dificultades que los hombres para integrarse en nuestra sociedad.

Es importante señalar que España ha sido un país de larga tradición emigratoria, pero es cierto también que a esta larga tradición le acompaña una memoria corta. La experiencia de las mujeres que en anteriores décadas emigraron a distintos puntos de Europa, para realizar diversas tareas, aunque la más extendida era trabajar en el servicio doméstico, tendría que habernos servido para tener preparados una serie de instrumentos que facilitaran el acogimiento de estas mujeres que, como nuestras antecesoras, salían de sus países de origen para buscar una mejora de las condiciones económicas que no encontraban en ese momento en su país.

Me atrevo a afirmar que el hecho de ser mujer y además inmigrante hace que tenga que soportar una doble discriminación. Por ello, creo que en todos los estudios que se hacen del fenómeno inmigratorio hay que hacer una segregación de género, dado que nada es neutro y el trabajo ofertado, las condiciones de inserción social... en definitiva, el entorno social viene marcado por la misoginia, propia de nuestra sociedad y por la xenofobia, fenómeno que en más ocasiones de lo deseable, conocemos.

CCOO y la inmigración

Desde CCOO reconocemos que el mercado de trabajo es un elemento determinante a la hora de regular la presencia de colectivos de trabajadores y trabajadoras inmigrantes y su inserción sociolaboral en nuestro país. Queremos que nuestra posición vaya acompañada de un compromiso real y una acción efectiva a favor de la cooperación al desarrollo de todos los pueblos, pues mientras siga existiendo el desequilibrio económico actual ( el 20% de la población del planeta, consumimos el 80% del total de sus riquezas), la perspectiva de la emigración será siempre una opción legítima de quienes aspiran a encontrar en otras latitudes, unas condiciones de vida más dignas. Analizando esta situación desde la perspectiva de género, son las mujeres las que con más dureza sufren las condiciones de sus países de origen, puesto que a la falta de medios económicos se une, en alguno de estos países, la dureza de las condiciones civiles que sufren.

Las personas inmigrantes son canalizadas hacia determinados sectores de la producción (sobre todo el sector servicios, El 64%), produciéndose una situación de complementariedad, con los trabajadores y trabajadoras autóctonas. Aquí, como en otras sociedades occidentales coexiste el desempleo con la escasez de mano de obra nacional para determinados puestos de trabajo de algunos sectores. La segmentación del mercado de trabajo provoca que para cada sector demandante de mano de obra, haya solo una parte de desempleados disponibles o predispuestos a ofrecerse. Los mecanismos de protección de los que dispone la mano de obra autóctona, tales como las prestaciones por desempleo, la cobertura social o familiar..les permite rechazar y no estar disponibles para las ocupaciones desreguladas, peor consideradas o con condiciones laborales muy precarias.

En cambio la población inmigrante se ve rodeada de una serie de factores (la situación que tenían en su país de origen, la falta que aquí tienen de una cobertura social y familiar, los prejuicios de la sociedad hacia ellos, las limitaciones legales que impone la normativa de extranjería, la persecución policial, etc.) que predispone a este colectivo a aceptar los puestos de trabajo que los autóctonos rechazan.

Las mujeres inmigrantes

Las duras condiciones laborales y de integración social que sufre la población inmigrante, se ven acentuadas por razón de género, son ellas las que sufren la xenofobia y la misoginia, características de nuestra sociedad.

Una de las características de las migraciones contemporáneas es la feminización de las mismas ( De acuerdo con los datos de Ioé, los hombres son ligeramente superiores en número a las mujeres que vienen).

Hasta mediados de los años 80, predominaba la población femenina o inducida, se trataba de mujeres casadas que venían con sus maridos, o se reunían posteriormente con ellos, pero a partir de mediados de la década de los 80, se viene registrando una importante entrada de mano de obra femenina, que se orienta hacia el servicio doméstico en su mayoría. El servicio doméstico, absorbe mayoritariamente a mujeres inmigrantes, como antes lo hacía con las mujeres españolas.

Los contingentes, el aumento de la demanda de mano de obra para el servicio doméstico, a la vez que el descenso de mano de obra española en este sector, ha hecho que sea un espacio en el que las mujeres inmigrantes, desarrollan mayoritariamente su actividad laboral

El servicio doméstico, en España, es una actividad mal considerada socialmente y mal remunerada. No tiene el mismo status jurídico que el resto de los empleos, se considera que es una relación laboral de carácter especial. La normativa que regula este tipo de trabajo (R.D. 1424/85) identifica el tiempo de trabajo con su presencia en el mismo, hecho que es especialmente grave en el caso de las trabajadoras internas.

Además, vivir en el mismo lugar de trabajo estimula los abusos por parte de los empleadores y las dificultades de estas trabajadoras, para enfrentarse a situaciones de explotación, teniendo en cuenta que en muchos casos este enfrentamiento supone la rescisión de la relación laboral, y en el caso de estas trabajadoras inmigrantes es especialmente grave, dado que muchas tienen vinculada su situación legal al empleo y a la persona que las ha empleado.

Las mujeres inmigrantes que trabajan en el servicio doméstico, constituyen uno de los colectivos más precarios en cuanto a la contratación y las garantías sociales, acentuándose además, las irregularidades en el régimen de empleo. La vinculación entre quien emplea y quien es empleada no se tramita en términos exclusivamente monetarios, sino que incluyen, en un porcentaje que es bastante elevado, la vivienda y la manutención. De este modo la dependencia de estas mujeres llega a ser máxima.

Dentro de este mismo sector podemos considerar al colectivo de mujeres que se ha ido incorporando a trabajar en residencias geriátricas. Las condiciones de su contratación y en las que desempeñan su trabajo son bastante similares a las que padecen en el servicio doméstico. Estas mujeres están siempre a plena disposición para sustituir cualquier baja o contingencia que se produzca en la residencia.

La diferencia con respecto al trabajo doméstico en los domicilios particulares está en que el sector de residencias geriátricas, está regulado por un Convenio a nivel estatal que, en teoría, no consiente ningún tipo de abuso ni de discriminación.

No podemos olvidar que muchas de estas mujeres han llegado a nuestro país, a través de las redes de prostitución, redes que establecen unas condiciones de vejación, explotación y malos tratos que hacen innecesario comentario alguno.

Hay que hacer destacar, en esta presencia constante de mujeres que han dejado su país de origen, es que llegan a los países receptores, no como parte de la entidad familiar, sino como personas con una autonomía plena, que han dejado a sus hijos y familiares más próximos en su país de origen y se van a convertir en las piezas claves de la subsistencia común. Son ellas las que van enviando recursos a los suyos, constituyéndose en el sostenimiento de la familia.

Conviene hacer notar que no es común entre hombres y mujeres las causas que obligan a abandonar el país de origen. En el caso de las mujeres la pobreza es aún mayor que la de sus compañeros, debido a las distintas formas de integración del trabajo asalariado, o por estas excluidas de esta esfera. También por el hecho de ser victimas de la violencia de género

Sin embargo en los países de acogida, las mujeres continúan teniendo un papel integrador, socializador y transmisor de valores para los hijos e hijas de inmigrantes. De aquí la importancia de su formación, no solo para favorecer su propia integración, sino también para ayudar a combatir y eliminar prácticas discriminatorias y violentas contra las mujeres.

Propuestas para la integración social y laboral de las mujeres inmigrantes

• En España existe legislación penal contra la discriminación racial, pero no hay legislación civil, aparte de algunos artículos genéricos en la legislación laboral. La legislación penal existente se ha demostrado muy insuficiente, tanto por las dificultades de probar la existencia de discriminación como por las reticencias a dictar sentencias inculpatorias. Está ya en vigor una directiva de la Comunidad Europea que obliga a todos los estados a desarrollar legislación contra la discriminación racial y da un plazo hasta mediados del 2002 para ello. También obliga a la creación de un organismo independiente que vigile este aspecto, pueda aceptar y tramitar denuncias y haga informes y recomendaciones al respecto Desde CCOO instamos a que se elabore, cuanto antes, una ley contra la discriminación, como nos obliga la directiva europea, que además de cumplir con la misma, recoja los aspectos más positivos de las leyes experimentadas en otros países. También ha de ponerse ya en marcha la creación del organismo independiente al que también obliga la directiva. Como sindicato haremos un atento seguimiento sobre el desarrollo de estos aspectos, con presentación de nuestras propias propuestas.

• El acuerdo de CCOO es impulsar la lucha contra las situaciones de explotación y la lucha contra la discriminación laboral, porque, aunque las personas inmigrantes tengan perfectamente resuelta su situación legal y equiparados sus derechos, la discriminación se mantiene, como viene sucediendo con la discriminación por razón de género.

• En CCOO tenemos el compromiso de incorporar en la Negociación Colectiva, la lucha contra la discriminación racial con propuestas concretas, introduciendo cláusulas en contra de la discriminación en los Convenios Colectivos.

• Es importante promover la afiliación y la participación de las personas inmigradas en el sindicato y seguir desarrollando en las federaciones y secciones sindicales estructuras y responsabilidades específicas para vigilar y combatir las situaciones de discriminación allí donde se produzcan.

• Respecto al Servicio Doméstico, se va a iniciar una campaña exhaustiva de información, para superar el Real Decreto que lo regula, y hasta entonces, exigir su cumplimiento. Al mismo tiempo queremos la coordinación con todos los agentes homologados y los servicios públicos de empleo, para que en este sector se cumpla la legalidad vigente y deje de ser una actividad de economía sumergida. Denunciando a aquellas organizaciones que sin estar homologadas hacen de agencia de colocación. No podemos permitir que negocien condiciones laborales a la baja de por sí, ya muy precarias.

• Junto a UGT, estamos estudiando vías de colaboración con la Administración para hacer frente a la situación de empresarios que recurren al empleo de trabajadores y trabajadoras en situación irregular, y por tanto sin contrato de trabajo en Seguridad Social. Situaciones que no estando incluidas en el campo de aplicación del artículo 59 de la Ley 8/2000 pueden sin embargo ser objeto de la aplicación de los artículos 41,3d y 47,b del Reglamento que la desarrolla, si se produce la cooperación necesaria con la Administración, a través de los Sindicatos, para erradicar las citadas prácticas ilegales de empleo irregular.

• Además de una serie de cambios en la legislación y en la orientación de las políticas de inmigración de nuestro país, para lograr la integración de las personas inmigrantes, se necesitan políticas para una integración social digna, en colaboración con todas aquellas organizaciones que tengamos objetivos comunes para superar la doble discriminación que estas mujeres sufren.

• Fomentar las campañas publicitarias que transmitan los positivos y enriquecedores aspectos de la interculturalidad.

• Propiciar la inclusión de estas mujeres en las diferentes redes de mujeres que luchan contra la discriminación en razón de género.

Ofelia Vila Hernández Secretaria de la Dona de la CS de CCOO-PV

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