Xarxa Feminista PV

Yo también dejo Twitter

Jueves 15 de abril de 2021

Cristina Fallarás 13 Abril 2021 Público

Un día, hace no mucho, llamé a las mujeres que quiero (yo no tengo amigas) y les dije: "Me estoy matando".

Este lunes, la alcaldesa de Barcelona y mucho más, Ada Colau, anunció que dejaba Twitter.

Twitter me sirvió para arrancar la red de mujeres que narraron sus violencias vividas, #Cuéntalo. Hace tiempo que explico por qué eso ahora sería imposible. Se llenaría de machos "contando" basuras, insultando, burlándose. He montado otras redes de mujeres, he impulsado movimientos ciudadanos, he hecho algo que llamábamos comunicación. No me estaba matando yo. Estaba dejando que me mataran cotidiana y minuciosamente.

Pero no se trata de eso: sencillamente ya no sirve.

Este pasado fin de semana estuve hablando largamente con una de las primeras y mejores programadoras en español, una fiera. Justamente charlamos sobre esto. Al día siguiente, ella dejó Twitter pese a detallarme cómo iba a cambiar y en qué sentido. Lo dejó.

A mis alumnas y alumnos siempre les explico que se trata de un medio de comunicación de masas, de masas, que no requiere inversión de capital. De ahí que colectivos sin esa posibilidad lo hayan hecho suyo y a través de eso hayan cambiado no solo la realidad sino los medios de comunicación de masas, de masas, existentes en esta llamada "democracia": republicanos, feministas, movimiento LGTBI, víctimas de la violencia machista en general, víctimas de la violencia machista sexual de la Iglesia, represaliados y represaliadas del franquismo, colectivos por la Memoria histórica…

Me dedico a los medios de comunicación, más allá de la basura de borracha, drogadicta, puta, vieja, gorda etc, que ha condicionado la vida de mi familia. Pero, insisto, no se trata de eso. Me dedico a los medios de comunicación de masas y supe en su momento ver la utilidad de Twitter. A lo bestia. Quien me ha seguido lo sabe. Se trata de las herramientas que ofrecen los nuevos sistemas comunicativos para poner en evidencia el silencio de quienes manejan el poder. El grupo PRISA, el PSOE y sus intxaurrondo jamás publicaron, en más de cuatro décadas tras la dictadura, de "democracia", lo que las redes han puesto en evidencia. Bien hecho está. Lo hizo la imprenta, y ahí quedó.

Pero esto ya no sirve, así de simple.

Imaginémonos un ring de boxeo. Imaginémonos que una, uno de los púgiles decide llevar las manos anudadas a la espalda. No es que se las aten. Es que decide llevarlas así. La otra, el otro, pasa a darle hostias sin piedad. Eso es Twitter, el Twitter que yo llevo años viviendo.

Tengo otros "rings", y sobre todo tengo otro tiempo en el que he dejado de ocuparme, de leer, de escribir, de ser a cambio de soltar ideas estúpidas para consumo de chimpancés. Tengo otra cosa que hacer que dedicarme a la autopromoción y alimentar a aquellos, aquellas que me pagan un magro salario para que yo me ocupe de ello. Perderé la mitad de mi trabajo, pero eso ya me ha pasado varias veces. Qué importa.

De Twitter lo que más valía era la idea del hashtag, la creación de una habitación común, ahora ocupada por el discurso de los idiotas. Se trataba de herramientas para construir una memoria común hurtada a quienes no pudimos contarla.

Ya no sirve. Se trata de la apropiación del ser humano hombre, blanco y rico. Tiempo al tiempo.

Hay quien me dice que este acto es una claudicación. Sea, pues. Yo no lo creo. Que se lo queden ellos, que lo disfruten los micos y lo conviertan en un Forocoches. Una, uno, no puede ni debe exponerse a diario al vapuleo de incapaces y lerdos, a la violencia macho que construye de ti un personaje en tanto en cuanto eres una mujer (en mi caso) con participación en lo público. Una, uno, no puede crear una corriente u opinión para ser invadida por las nuevas fuerzas ultras, alimentarlas.

Hay quien me dice que, tras conseguir no sé si 150.000 seguidores (qué son seguidores, dime, qué son 50.000), lo que hago es un echar a la basura el trabajo de muchos años. Sea, pues. Ahora bien, sepan aquellas, aquellos que tal opinan que después de Twitter vendrá la Wikipedia, y después el resto. Ya está sucediendo.

Tras leer la decisión de Colau y después de mi charla con la programadora de cuyo nombre no quiero dejar rastro, he imaginado un mundo en el que no participar; despertarme cada mañana leyendo el periódico, un libro y sin "comentarios"; y sobre todo ignorar absolutamente cualquier opinión de mandril sobre lo que escribo, digo, publico… Me he servido una copa de cava y he brindado por el pasado, mi pasado, un tiempo de intimidad y opinión no condicionada.

Qué rico.

Yo pisaré las calles nuevamente.

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