Xarxa Feminista PV

“Ya no somos invisibles”

Viernes 19 de diciembre de 2014

Carolina Marín, Zabell, Miriam Blasco y Conchita analizan los éxitos del deporte femenino

Juan José Mateo Madrid 17 DIC 2014 El País

“Niñas, soñad. Soñad y pelead, porque los sueños se cumplen”. Miriam Blasco, Conchita Martínez, Theresa Zabell y Carolina Marín, que suman seis medallas olímpicas y doce títulos mundiales, se despiden con ese consejo tras analizar la explosión del deporte femenino en España. Las pioneras de Barcelona 92 (Blasco y Zabell), la leyenda de Wimbledon (Conchita) y la última española que ha conquistado el mundo (Marín, campeona mundial de bádminton con 21 años) pasean por Reinas del esfuerzo, la exposición con las fotografías de Efe de las estrellas del deporte femenino. Miran las fotos. Los gestos de esfuerzo, de dolor y de éxtasis. Se ven a ellas y hablan de lo que hay que hacer para que las niñas de hoy lleguen a ocupar mañana los huecos vacíos en las paredes.

“La explosión ha sido primero por entrega de las deportistas, pero también porque ha habido una discriminación positiva hacia el deporte femenino”, argumenta Blasco, la primera española en celebrar un oro olímpico (yudo). “Ha habido que ayudar porque las mujeres estábamos en inferioridad. Había discriminación en premios, ayudas y portadas. Esas ayudas no han sido el clic que ha provocado la explosión, pero sí la ayuda para que se diera el salto”, sigue la diputada del Partido Popular. “Desde las pioneras de Barcelona, el reflejo ha sido constante, las niñas han tenido la posibilidad de ver ejemplos de que se puede hacer. Ahora las niñas quieren ser Mireia Belmonte, Amaya Valdemoro… tienen referentes. Se ve con más normalidad que hagan deporte. Que aumente la cantidad en la base ayuda a que luego haya un pico de campeonas”, subraya. “Antes, había resultados e invisibilidad, éramos invisibles. Por eso se tiene que seguir dando visibilidad a estos éxitos. Si se rompe algo de la cadena de resultados-apoyos-visibilidad, se rompe todo”.

La selección femenina de waterpolo es campeona mundial, europea y plata olímpica. La de baloncesto es campeona europea y subcampeona mundial. La de balonmano es bronce olímpico. La de fútbol se ha clasificado por primera vez para un Mundial. Belmonte, doble medallista olímpica, perseguirá el oro Río 2016. Ruth Beitia es campeona europea y bronce mundial en salto de altura. En 2014 hay casi 200.000 licencias femeninas más que en 2005. Las españolas brillan, asustan, ganan.

“Hace años, no había la posibilidad de destacar”, le continúa Zabell, doble campeona olímpica en vela y también política del PP. “Muchas mujeres ni siquiera podían participar en los Juegos, porque sus deportes no estaban en el programa, por lo que a su vez no tenían ayudas, lo que influía en sus resultados. Según esos deportes se han ido incluyendo en el programa olímpico, hay tenido más ayudas, y lo han cogido con ganas, tesón, constancia… hasta que todo ha explotado”, añade. “Queda trabajar e invertir. Incluso haciendo las cosas bien, no siempre podremos estar entre los mejores. Es ley de vida: no siempre habrá un Nadal, una Belmonte o una Alabau…”.

“La explosión del deporte español se debe a la implicación y el esfuerzo de las mujeres”, dice Marín, que bailaba flamenco hasta que con ocho años una amiga se la llevó a jugar al bádminton. “Ayuda también que las niñas tengan espejos. Ojalá el deporte masculino se una al femenino, que se hable del deporte en igualdad, sin distinciones entre masculino y femenino”.

“Lo que está claro es que es más difícil conseguir ayuda para el deporte femenino que para el masculino”, lamenta Conchita, campeona de Wimbledon y triple medallista olímpica. “Cuando a las chicas les dan opciones, las aprovechan. Todo pasa por ese apoyo de muchas partes: instituciones, prensa, sponsors, fans… hay que aprovechar el tirón de estos éxitos para que se sumen más niñas al deporte. ¡No hay que relajarse!”. Y entonces, piensa en las niñas que aún buscan su deporte, en las campeonas que están por crecer, en las medallas por llegar: “Empecé a los nueve años. Fue coger una raqueta… y amor a primera vista. Eso es lo que unos padres tienen que apoyar a muerte”.

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