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Valencia: Confiesa que intentó matar a cuchilladas a su expareja "al considerarla de su propiedad"

Miércoles 5 de abril de 2017

Los forenses ratifican que la víctima, que fue atacada mientras dormía, tenía perforados el pulmón y el hígado y habría muerto de no ser intervenida a tiempo / El fiscal le rebaja la pena de 16 a ocho años tras su confesión

ignacio cabanes 05.04.2017 | Levante.emv

Mihai M. M., el hombre acusado de intentar matar a su expareja tras asestarle varias cuchilladas mientras ésta dormía en una caseta de la Carretera Font en Corts de València en la madrugada del 31 de diciembre de 2015, reconoció ayer durante el juicio ser el autor de la agresión e incluso en su último turno de palabra trató de justificar lo injustificable alegando que su víctima se había ido con otro y que consideraba que ella era «de su propiedad».

Por su parte, el Ministerio Fiscal en sus conclusiones definitivas modificó la pena de 16 años de cárcel, que inicialmente solicitaba para el acusado por los delitos de homicidio en grado de tentativa y allanamiento de morada, rebajándola a ocho años y medio tras la confesión del procesado, aunque quiso que la sala tuviera en cuenta el «claro desprecio del acusado hacia su víctima por su condición de mujer». Además de no aceptar la ruptura y seguir amenazándola para que volviera con él, durante el año que estuvieron juntos como pareja, éste la obligó a ejercer la prostitución.

Asimismo, los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de València ratificaron durante la vista oral celebrada en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de València que las lesiones que presentaba la mujer hubieran resultado mortales de no ser intervenida quirúrgicamente a tiempo. De hecho, explicaron que tenía dos órganos vitales afectados como el pulmón y el hígado, y que la víctima llegó a entrar en parada cardiorrespiratoria como consecuencia de las cuchilladas.

Respecto al arma utilizada, un cuchillo de 25 centímetros de hoja, el propio acusado admitió que lo llevaba encima cuando se coló en el domicilio de su expareja, una caseta que compartía la víctima con otros compatriotas de origen rumano, pero alegó que lo cogió para forzar la puerta, pero que no tenía intenciones de usarlo.

Pese a ello Mihai M. acabó reconociendo los hechos relatados por la Fiscalía y confesó que su objetivo era acabar con la vida de su expareja porque había intentado que volviera con él y ella no quería. Una semana antes del intento de homicidio la víctima ya había sido abordada en la calle y agredida por éste por negarse a retomar la relación.

De esta forma, sobre las tres de la madrugada del 31 de diciembre de 2015 el acusado, de origen rumano, entró a hurtadillas en la caseta de la Carretera Font en Corts donde dormía plácidamente su expareja y le asestó dos certeras cuchilladas en el costado posterior y en el estómago, como informó en exclusiva Levante-EMV en su día. En ese momento se encontraban en este mismo bajo los familiares del actual compañero sentimental de la agredida, quienes al escuchar sus gritos de auxilio corrieron a socorrerla y salieron tras su agresor, que huyó apresuradamente creyendo que había logrado su propósito. De hecho, los testigos reconocieron que éste telefoneó a su hermana creyendo que la había matado.

«¡Asesino de mierda!» El momento de mayor tensión del juicio se produjo con la declaración de la víctima, quien declaró sin biombo y no pudo contenerse al ver el rostro de su agresor. «¡Asesino de mierda!», le espetó recordando que esta viva de milagro gracias a la rápida intervención del médico del SAMU que la atendió en el lugar y al personal del Hospital La Fe de València que la operó logrando estabilizarla.

«Conozco a este criminal, me pegó un puñetazo y me intentó matar mientras estaba durmiendo», declaró la agredida reconociendo sin género de dudas al acusado como la persona que la acuchilló esa noche. La víctima ya confesó a este periódico cuando todavía estaba convaleciente en el hospital que no era la primera vez que su ex la agredía, además de prostituirla. «Me pegaba siempre y me obligaba a hacer cosas con hombres que yo no quería». Antes de abandonar la sala no pudo reprimir el asco que le produce esta persona y le lanzó un escupitajo. Ocho años de cárcel para su agresor son insuficientes para ella.

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