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Una madre egipcia, a juicio por la ablación que mató a su hija

Sábado 6 de agosto de 2016

La joven, de 17 años, murió de una hemorragia en la ciudad egipcia de Suez tras ser sometida a la mutilación genital femenina

Aunque la práctica está prohibida desde 2008, un parlamentario y doctor egipcio ha defendido esta semana la necesidad de la ablación en pleno debate legislativo

FRANCISCO CARRIÓNEl Cairo 18/07/2016 El Mundo

Mayar Mohamed estaba a punto de cumplir la mayoría de edad. Falleció el pasado mayo en un hospital privado de la ciudad de Suez tras ser sometida a la mutilación genital femenina. La fiscalía egipcia acaba de enviar a juicio a la madre de la adolescente acusada de homicidio y de haber permitido la lesiones que le terminaron costando la vida. El proceso se produce en plena polémica por la defensa de la ablación voceada por un parlamentario egipcio.

Junto a la progenitora también deberían sentarse en el banquillo la cirujana, el anestesista y un responsable del hospital en el que se llevó a cabo una práctica prohibida desde 2008 pero que sigue arraigada en el país más poblado del mundo árabe entre musulmanes y cristianos. Sin embargo, según la prensa local, los tres serán juzgados en rebeldía. Los hechos sucedieron a finales de mayo. Mayar acudió a una clínica privada en Suez, a unos 120 kilómetros de El Cairo. Tras la intervención, sufrió una severa hemorragia y una disminución de la circulación sanguínea que terminaron con su vida.

Su hermana gemela, que también sufrió la ablación, sobrevivió al tormento. Su madre, enfermera, solicitó entonces a las autoridades permiso para enterrar a su hija alegando que había sido sometida a una extirpación de las adenoides. Durante el examen del cuerpo, el inspector de sanidad local desestimó la petición al descubrir que la muchacha había sido víctima de mutilación genital. "Es una gran noticia que los tribunales egipcios impulsen el segundo caso por mutilación. Esperemos que el juicio se celebre pronto y la responsable de la ablación, en paradero desconocido, sea localizada", explica Suad Abu Dayyeh, investigadora de la organización Equality Now que junto a letrados locales batalló para revivir la causa de Soheir, una niña de 13 años que perdió la vida en 2013 en circunstancias similares a las de Mayar.

"Egipto tiene que adoptar una política de tolerancia cero para evitar que la mutilación genital femenina se produzca y para que se tomen medidas rápidas contra las personas que la realizan. En los dos casos que hasta ahora han llegado a los tribunales, se trataba de personal médico", subraya la activista, que exige -además- que el doctor condenado a dos años y tres meses de prisión en el primer e histórico juicio por mutilación cumpla la sentencia y sea encarcelado. Según los medios egipcios, la madre sigue negando que su hija sufriera una ablación.

La tierra de los faraones lidera, con diferencia, la clasificación mundial de población sometida a ablación por delante de Etiopía, Nigeria o Indonesia. Una de cada cinco mutiladas reside en la tierra de los faraones, según Unicef. En total, 27,2 millones de mujeres mantienen fresco el recuerdo de la jornada en el que se convirtieron en víctimas y algo se quebró para siempre. Según datos estatales, el 92,3 por ciento de las egipcias casadas con edades comprendidas entre 15 y 49 añosha sufrido la práctica. La sensibilización ha comenzado a cosechar sus frutos. La encuesta de demografía y salud de 2014 muestra una caída en la prevalenciaentre los 15 y 17años de edad del 13 por ciento comparada con la de 2008.

Sin embargo, aún existen muchas voces que siguen justificando la práctica. Precisamente a principios de esta semana el diputado y médico Ahmed el Tahawi, miembro del comité de Sanidad del Parlamento egipcio, defendió la necesidad de la ablación. En una entrevista a un medio digital, a propósito de una propuesta de reforma legislativa para endurecer la prohibición, Al Tahawi aseveró: "cuando dejamos a la mujer sin circuncisión, esa zona de su cuerpo se contamina además de causar un estado no deseado de excitación sexual que podría originar graves problemas".

El diputado, rostro de un parlamento compuesto por leales al ex jefe del ejército Abdelfatah al Sisi, repitió las consignas que enumeran los partidarios de la ablación. Sus valedores aseguran que se trata de una practica religiosa que reduce la libido de las mujeres, preserva su virginidad hasta el matrimonio y elimina cualquier tentación de adulterio. A juicio de Al Tahawi, el debate debería estar basado exclusivamente en razones religiosas. "Cualquier opinión puede ser discutida y replicada excepto la de Mahoma", indicó antes de insistir en que el profeta consideró esencial la mutilación genital femenina.

La realidad es que la mutilación genital femenina, común en una veintena de países africanos, es ajena al mundo musulmán. Solo está arraigada en Egipto y Sudán. Las declaraciones de Al Tahawi, que no se diferencian en nada de las expresadas en su momento por los diputados de los hoy proscritos Hermanos Musulmanes, han generado estupor entre quienes llevan años luchando contra las estadísticas y la tradición. "Sus palabras son un incitación a cometer el delito de violencia contra las mujeres. En lugar de cumplir con sus responsabilidades legislativas, algunos parlamentarios están instando a perpetrar un crimen", denuncia el Centro Egipcio de Derechos de las Mujeres en un comunicado remitido a EL MUNDO.

"No es ningún secreto que muchas mujeres han muerto en operaciones de ablación llevadas a cabo por doctores o personal médico", añade la asociación, que solicita nuevas medidas legales para perseguir la práctica. La ONU ha firmado también una condena similar. "Las declaraciones del parlamentario no reflejan la posición oficial contra la mutilación y no detendrán la batalla en contra de esta práctica", afirmó al diario estatal Al Ahram Germaine Haddad, responsable del programa de género del Fondo de Población de las Naciones Unidas.

En un entrevista con este diario el pasado febrero, Haddad reconoció que la concienciación de los profesionales sanitarios es aún una asignatura pendiente. Según la encuesta de salud estatal, el 74 por ciento de las ablaciones se llevan a cabo por doctores en la clandestinidad de sus consultas. Enfermeros y otros empleados del sector médico firman otro 7,9 por ciento. "Hay que mejorar la sensibilización de fiscales, jueces y forenses", confesó la funcionaria de la ONU

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