Un informe de la ONU advierte de que cada dos minutos muere una mujer por complicaciones en el embarazo o el parto

Las muertes de mujeres durante el parto aumentaron un 17% en Europa y América del Norte y un 15% en América Latina y el Caribe entre 2016 y 2020.

MADRID 23/02/2023 PÚBLICO

Según el informe Tendencias en la mortalidad materna, elaborado por varios organismos dependientes de las Naciones Unidas, cada dos minutos muere una mujer durante el embarazo o en el parto.

Si nos atenemos a los datos absolutos, la mortalidad materna sigue concentrándose mayoritariamente en las zonas más pobres del mundo y en los países afectados por conflictos.

Solo en 2020, cerca del 70% de todas las muertes maternas ocurrieron en África Subsahariana; y en nueve países con graves crisis humanitarias, las tasas de mortalidad materna "duplicaron con creces" el promedio mundial (551 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, frente a 223 en el ámbito mundial).

Tal y como ha expresado el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, "pese a que el embarazo debería ser un momento de enorme esperanza y una experiencia positiva para todas las mujeres, sigue siendo por desgracia una experiencia increíblemente peligrosa para millones de mujeres de todo el mundo que carecen de acceso a una atención de salud respetuosa y de alta calidad".

El informe citado evidencia que en el año 2020 se produjeron 287.000 muertes maternas en todo el mundo, lo que supone un ligero descenso respecto a las 309.000 muertes maternas notificadas en 2016, año en el cual se pusieron en marcha los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

Sin embargo, esta tasa de mortalidad materna se ha incrementado en dos de las ocho regiones de las Naciones Unidas (Europa y América del Norte, y América Latina y el Caribe) entre 2016 y 2020 en un 17% y un 15% respectivamente, mientras que en las otras regiones se estancó.

Las principales causas de la mortalidad materna son las hemorragias graves, la hipertensión, las infecciones relacionadas con el embarazo, las complicaciones debidas a la práctica de abortos en condiciones de riesgo y las afecciones subyacentes que pueden agravarse durante el embarazo (como el VIH/sida y el paludismo).