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UXUE ALBERDI ESCRITORA Y BERTSOLARI “Nunca se nos ha dado autoridad política para pensar el mundo”

Sábado 11 de diciembre de 2021

Ane Amondarain 8/12/2021 CTXT

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La escritora vasca y bertsolari, Uxue Alberdi. DANI BLANCO | CEDIDA POR LA EDITORIAL

El ensayo de la escritora y bertsolari Uxue Alberdi (Elgoibar, 1984), que ha levantado ampollas en el mundo de la cultura vasca, acaba de ser traducido al castellano por Reikiavik Ediciones. Reverso. Testimonios de mujeres bertsolaris, Kontrako Eztarritik (Susa, 2019) en su título original, recoge las experiencias y los mecanismos de opresión sufridos por mujeres bertsolaris que han decido reunirse y hurgar en sus vivencias.

En este Premio Euskadi de Ensayo 2020, Alberdi hilvana las voces de sus compañeras a la luz de teorías y teóricas feministas. Le interesaba comprobar si lo que se había teorizado hasta el momento le servía a ella y a sus compañeras para entenderse. Al mismo tiempo, la autora buscaba que “el bertsolarismo fuese una herramienta más para poder hablar sobre cuestiones universales”, algo que logra con creces. Los testimonios expuestos reflejan los problemas a los que se enfrenta cualquier cuerpo no hegemónico que ocupa el espacio público. Alberdi participó por primera vez en un campeonato de bertsolarismo y publicó su primer libro el mismo año, en 2007. Fue precisamente esta exposición la que le hizo identificar dinámicas que no había percibido antes, “porque una cosa es que ideológicamente te sientas afín al feminismo y otra, encarnarlo y encontrarte con tus propios dolores, enfados y contradicciones”.

Si desconoces qué es el bertsolarismo, “imagínate una pelea de gallos, esas competiciones en las que los raperos confrontan su capacidad de improvisar rimas sobre una base de percusión. Ahora cambia el hip-hop por las melodías tradicionales, los movimientos amplios por el rictus estático, la chulería hiperbólica por la fina ironía, el sudor cargado de testosterona por la pretensión de ser puro ingenio desprovisto de cuerpo. Algo así es el bertsolarismo”, escribe la periodista June Fernández en el prólogo.

Conversamos con Uxue Alberdi para desentrañar los mecanismos que oprimen a las mujeres en este ámbito de la cultura vasca.

¿Desde cuándo se tiene conocimiento de la participación de las mujeres en el mundo del bertsolarismo?

La primera noticia que tenemos de la existencia de improvisadoras es a través de una prohibición. Como aparece en el libro, en el foro de Vizcaya de 1452 se prohíbe cantar por desvergonzadas y revolvedoras de vecindades a las profazadoras, improvisadoras que cantaban no solo en los entierros, también en fiestas. Más tarde, en los Juegos Florales vascos de hace 150 años, había mujeres que participaban en las competiciones de improvisación. Hoy, estamos rescatando varios nombres desde el feminismo, por ejemplo, el de Aña Deabrua (Aña, la diabla), quien ganó por lo menos dos veces esos concursos, pero de quien no sabemos nada. Hace un par de semanas salió una noticia de otra improvisadora que ganó dos concursos y era madre de once hijos, Mari-Luisa Erdocio (1846-1925).

Quizás esta no sea la imagen que tenemos de una mujer del pasado. Muchas veces, las narraciones han sido paternalistas y hemos narrado a esas mujeres de una manera victimizada y sin nada de agencia. Cuando leemos la historia desde otra perspectiva, nos damos cuenta de que esto cambia. Cada generación siente que es la suya o la anterior quien ha empezado a abrir caminos y, de repente, leyendo sobre la Edad Media, vemos que en muchos aspectos aquellas mujeres estaban adelantas. Siempre tenemos una perspectiva evolucionista de la historia y esto no es real. Un libro como Reverso es importante porque consta en acta. No se sabe cuál va a ser la situación de aquí a 100 años.

"A las bertsolaris que se les ha aceptado por su masculinidad se les ha negado la feminidad y a las leídas en la feminidad se les ha negado el intelecto"

Sin embargo, a pesar de esta revisión histórica, hace cuatro décadas, las mujeres no erais bienvenidas en las plazas. ¿Cómo se ha ido conquistando ese espacio?

Sí, en las escuelas del bertso nos transmitían que la mujer se había incorporado al bertsolarismo hace 30 años. Estas escuelas reivindicaron con su existencia que se podía aprender a cantar y que cualquier persona podía llegar a ser bertsolari. La percepción que teníamos del lugar de la mujer del pasado en el bertsolarismo era el de la transmisión oral: mujeres al lado del fuego, contando cuentos a los niños, cantando mientras hacían la colada en el río o recogían verduras. Esa es una versión, y por supuesto que habría de eso, pero hay constancia de que ha habido cuerpos y voces transgresoras. Es importante ir reuniendo esta información porque para entendernos no es suficiente con el presente.

Otras pusieron el cuerpo antes. Y me detengo en la palabra “cuerpo” porque es una noción central en el ensayo. Hay testimonios de mujeres bertsolaris que reconocen no haber querido ser leídas como mujer, situación que ha afectado a su creatividad y autoestima, llegando incluso al auto-odio.

Las bertsolaris ponemos primero el cuerpo en un escenario, antes que la voz y nuestras ideas. Y hay una interpretación, del cuerpo individualmente y de la semántica que van creando los cuerpos en esa actuación. A las bertsolaris que se les ha aceptado por su masculinidad se les ha negado la feminidad y a las leídas en la feminidad aceptada por la sociedad se les ha negado muchas veces el intelecto, el enfadarse, no se las ha tomado tan en serio, o se las ha infantilizado. Es complicado decirlo sin caer en la esencialización, pero se entiende.

Los cuerpos no hegemónicos muchas veces reniegan de él para existir, pero también para ser valoradas. Empezando por las escritoras que firmaban con pseudónimo porque siendo mujer era imposible ser publicadas o leídas. Muchas mujeres que hemos querido participar de una manera u otra en el ámbito público hemos tenido que medir cuál era la performance de género que hacíamos.

En Reverso hay un ejercicio muy sincero cuando se habla de envidias y competición entre compañeras que comparten testimonios. Muchas de las envidias están basadas en el hecho de que las mujeres son reemplazables y sustituibles.

Hasta hace poco la mujer era la excepción y con una por cada actuación bastaba. Te llamaban para una actuación y si no podías acudir te pedían el teléfono de otra mujer. Tu marca era el ser mujer, pero el ser mujer era ser sustituible y remplazable.

Como si llamarán para cumplir con la cuota.

Muchas veces con buena intención, pero el mensaje que recibes es que te quieren por eso, no por lo que vayas a decir. Es lo que explica Celia Amorós: los hombres son iguales entre sí, pero nosotras somos idénticas. También nos ha pasado que Maialen Lujambio, dos veces ganadora del Campeonato Nacional, es mujer. Ella ya no es reemplazable, pasa a la categoría de ser universal, mientras que las demás seguimos siendo reemplazables entre nosotras.

La regla de la excepción. Si ella lo ha conseguido, tú también puedes.

Eso es. Muchas veces se usa esa excepción para negar que existe la diferencia. Es el síndrome del bien escaso o de la llanera solitaria que se le otorga a una sola mujer. Las demás se consideran de segunda.

Me parece muy revelador cuando muchas bertsolaris reflexionan sobre la importancia de los encuentros no mixtos y dicen darse cuenta de que es en esos espacios seguros donde conocen el sentimiento de compañerismo y fiesta que siempre habían percibido entre los hombres.

Todo lo que hemos tenido que pensar y crear nosotras, como las escuelas del bertsolarismo feministas, los hombres ya lo tenían hecho. En Euskal Herria, escuelas del bertso para hombres han existido siempre y la escuela de empoderamiento para los hombres es la sociedad. Todo se ha hecho a medida de los hombres que configuraban el ámbito público. Nosotras hemos empezado a participar como invitadas y cuando eres la invitada estás agradecida, te sientes privilegiada por ocupar el espacio que ocupas y no protestas, no eructas en la mesa. Como cuando vas a un país extraño, no deberías juzgar. Todas las mujeres que pasan al ámbito público saben que están ocupando un lugar que no les pertenece y sienten que tienen que pisar con mucho cuidado.

"Quizás si los hombres hegemónicos dedicasen más tiempo a pensar en nuestros temas, las mujeres podríamos escribir o cantar el mundo"

Ha sido muy importante aliarnos y darnos cuenta de que, por ejemplo, esa competencia que sentimos entre nosotras tiene un factor real. No estamos locas, es que realmente somos reemplazables y nuestro cuerpo siente esa amenaza. Pero, por otra parte, podemos crear nuevos espacios de creación, cuestionar las normas, cambiarlas. Ahora, esto significa trabajo y muchas veces cansancio. Mientras nosotras estamos haciendo todo esto, los hombres están improvisando y trabajando la técnica. La violencia que sufrimos nos obliga a pensar esa violencia y eso no nos deja pensar el mundo. Quizás si los hombres hegemónicos dedicasen más tiempo a pensar en nuestros temas, las mujeres podríamos escribir o cantar el mundo. Siempre es la lucha entre resistir en las vías establecidas para intentar llegar a la excelencia que sabes que te perjudica de base o intentar cambiar las reglas del juego. Sea de una manera o de otra, el trabajo es doble.

La brecha salarial en el bertsolarismo tiene su propia lógica y obliga a las mujeres a juzgar continuamente su trabajo.

Lo que pasa en el caso de las bertsolaris es que Lanku, la empresa que se dedica a gestionar la contratación de los y las bertsolaris, tiene diferentes categorías, cada cual con una tarifa. Se supone que tú tienes que valorar primero tu calidad y decidir a qué categoría acogerte. La realidad lleva a las mujeres a no valorarse tanto, a ser más comedidas y humildes. Hemos tenido que hacer un trabajo colectivo para avanzar y empujarnos entre nosotras a pasar a la tarifa más alta para poder cobrar dignamente. No es algo que pase únicamente en el mundo del bertsolarismo, también en el de las autónomas.

Como se cuenta en el libro, muchas bertsolaris han tenido que oír que el feminismo las estaba perjudicando, que la presión que sentían era por culpa de ello o que el feminismo era el único discurso que tenían. Este ejemplar que lleva dos años fuera, ¿cómo se ha recibido en el mundo del bertsolarismo y en la sociedad vasca?

En la sociedad vasca ha tenido un gran reconocimiento. Recibió el Premio Euskadi de Ensayo 2020 y tuvo mucha atención en los medios. Es un libro que se ha leído, se ha comentado y ha tenido su impacto. Dentro del mundo del bertsolarismo, hay varias cosas que mencionar. Por una parte, ha sido ampliamente leído tanto por mujeres como por hombres. Muchas profesoras de bertsolarismo nos han dicho que ha sido importantísimo para poder tender puentes con los jóvenes. Por parte de la Asociación de Amigos del Bertsolarismo, sí que hubiésemos agradecido otra clase de atención. No se ha hecho ninguna presentación, se ha tomado como un libro extraño. Por parte de muchos hombres bertsolaris, ha habido un gran silencio. Sabemos que lo han leído, pero no ha habido un diálogo. Eso no significa que no haya tenido impacto. Hay varios tipos de silencio. Algunos son más reflexivos y no tienen por qué ser malos. Necesitamos tiempo también. El título original de este libro es Kontrako eztarritik (Susa, 2019), que sería algo como atragantarse. No queremos que este libro se atragante, queremos que sirva para hacer una digestión y para que cause cambios.

"Tengo muy claro que siempre escribiré en euskera. Le quiero dedicar mi tiempo a ser mejor escritora en euskera"

Tu trayectoria en el mundo de la literatura tiene largo recorrido: dos libros de relatos, dos novelas, una crónica literaria, obras de literatura infantil, traducciones, etc. Sin embargo, es Reverso el libro que se hace con el Premio Euskadi de Ensayo 2020. A lo largo de esta obra, te apoyas por momentos en la tesis de Mary Beard que explica las tres situaciones en la que una mujer está legitimada para hablar públicamente: cuando es una mártir o víctima a punto de morir, cuando busca proteger su casa o familia, y cuando la mujer habla en defensa de otras mujeres. A menudo, se dice que se premia a las escritoras especialmente cuando hablan sobre feminismos. ¿Consideras que hay algo de esto en tu caso?

Sé que junto a este libro había al menos otros cinco nominados y todas eran obras feministas. Se nos autoriza para pensar sobre “nuestro ámbito” y carecemos de entrenamiento en otros porque como dice la bertsolari Ane Labaka, nunca se nos ha dicho que podemos ser buenas en el humor, o nunca se nos ha dado la autoridad política para pensar el mundo. Hay muchísimas mujeres que han desistido y que no se atreven a pensar una lucha política porque creen que no tienen las herramientas para pensar en ello. Es todo muy sutil. En el bertsolarismo, aparte del género, está también la importancia del euskera, qué se puede pensar desde ahí, qué no se puede pensar. Hay una interseccionalidad muy compleja en la construcción de la autoridad.

Hablando del idioma, ¿qué suponen para ti las traducciones? Jenisjoplin, publicado originalmente por Susa en 2017, se tradujo a finales del pasado año por Consonni y Reikiavik ha publicado este septiembre Reverso.

Son puertas a otras lectoras y a nuevas experiencias para poder conocer otros sistemas literarios, otras librerías. Se lee muy diferente en según qué espacios y geografías. También es una experiencia para poder pensar mi idioma y darme cuenta de las contradicciones que me surgen. Por ejemplo, hasta que mis trabajos no han sido traducidos, he vivido al 100% en euskera. Transitas a un idioma mucho mayor que el tuyo, con muchos más privilegios y opciones. Te das cuenta de que es muy goloso pasar más tiempo en ese sistema literario. No traduzco mi propia obra porque esto principalmente requiere tiempo y tengo muy claro que siempre escribiré en euskera. Le quiero dedicar mi tiempo a ser mejor escritora en euskera. Si no eres consciente de esto, la marea del idioma hegemónico te puede arrastrar. Hasta hace poco, apenas se traducía a autores y entonces no existíamos. De repente te dicen ‘has sido descubierta’. Nosotras, desde nuestro idioma no hegemónico, siempre estamos viendo la otra parte, pero, a veces, el monolingüe de idioma hegemónico tiene el peligro de mirar al mundo desde esa única lengua y visión. América existía antes de que la descubrieran, y las escritoras y bertsolaris en euskera también.

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