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"Todos los candidatos hablan de acabar con la brecha salarial pero no dicen cómo"

Viernes 17 de junio de 2016

Teresa Jurado es socióloga, profesora titular de la UNED y experta en conciliación, mercado laboral y políticas familiares y de igualdad

Defiende los permisos de paternidad y maternidad equiparados, remunerados al cien por cien e intransferibles como medida para acabar con la discriminación de las mujeres en el mercado laboral

Critica que los cuidados apenas estén presentes en la campaña y asegura que no puede hablarse de economía ni de mercado laboral sin tenerlos en cuenta

Ana Requena Aguilar 16/06/2016 - eldiario.es

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Teresa Jurado

Teresa Jurado es socióloga, profesora titular de la UNED y experta en conciliación, mercado laboral y políticas familiares y de igualdad. eldiario.es quiere saber si opinión ante las futuras elecciones dentro de la serie " A pie de urna", en la que entrevistamos a ciudadanos, no a políticos. Autora de Padres y madres corresponsables. Una utopía real (Catarata), su libro más reciente, defiende que la equiparación de permisos de paternidad y maternidad es una de las medidas clave para acabar con la discriminación de las mujeres en el mercado laboral. Critica que los cuidados apenas estén presentes en la campaña y asegura que no puede hablarse de economía ni de mercado laboral sin tenerlos en cuenta.

En los debates apenas se ha hablado una palabra de conciliación, corresponsabilidad o cuidados. ¿Cómo es posible que algo que condiciona la vida de las personas esté desaparecido en campaña?

Tienen mucho que ver con que la mayoría de los políticos que vemos en la televisión son hombres y por su trayectoria personal lo más seguro es que hayan cuidado muy poco. No lo tienen incorporado en su día a día, en su práctica, y luego no se acuerdan cuando se negocian los temas a debatir. En el debate a cuatro parece que nadie se dio cuenta del horario en que se hacía.

Pero estos temas tampoco tuvieron protagonismo en el debate de mujeres.

Puede parecerles a ellas poco importante porque es un tema que no está en la agenda general. Puede ser que piensen que sus intervenciones no tendrían el mismo valor por centrarse en temas que a algunos les pueden parecer más ’marías’ y no tan relevantes para la economía y el bienestar. Es algo equivocado porque la conciliación tiene repercusiones claras tanto en el bienestar de las personas como en el ordenamiento económico de la sociedad.

En cambio sí se ha hablado mucho de economía y de mercado laboral, de acabar con la brecha salarial. ¿Es posible hablar de esto y buscar soluciones sin tener en cuenta la otra cara, la de los cuidados?

Hablan de que hay que acabar con la brecha salarial pero nadie dice cómo. Legislando y diciendo que es mala la brecha salarial y que las empresas tienen que hacer esfuerzos y campañas de sensibilización no es para nada suficiente. Una de las cuestiones básicas de la brecha salarial es el desigual reparto de los cuidados. Hay que hablar y analizar los cuidados, si no, no vemos la relación que tienen con la desigualdad en el empleo. Esa desigualdad se produce sobre todo a partir del nacimiento del primer hijo o hija, que es cuando las parejas se especializan: las mujeres se dedican más a los cuidados y los hombres menos y eso repercute en las condiciones laborales, en los salarios y, por tanto, en la brecha salarial y en las pensiones.

En cuanto a la brecha en las pensiones, el Gobierno aprobó el plus para las mujeres que se jubilen a partir de ahora con dos o más hijos y el PSOE el otro día en el debate apostó por medidas similares, ¿es esa la solución?

No. Poner un plus a las mujeres que han cuidado puede tener sentido para las que ya han cuidado. De alguna manera se les reconoce aunque simbólicamente porque en realidad esa cantidad de dinero es tan pequeña que no compensa la cantidad de pensión que han perdido por cuidar. Es más simbólico que una reparación real. Por otro lado, la legislación en política social tiene un carácter pedagógico y fáctico en el sentido de que prescribe lo que tiene que ser. Lo que hace es asignar el cuidado a las mujeres, reforzar los estereotipos de género que ya existen y que asignan el cuidado a las mujeres y a los padres, nada o si acaso como ayudantes. Lo que hay que hacer es atacar el problema de raíz.

¿Cómo?

Lo que hay que hacer es organizar los cuidados de forma diferente. El momento en que hay que actuar es cuando las parejas tienen su primer hijo y hay que hacerlo eliminando las disfuncionalidades que existen, por ejemplo, en que los permisos sean desiguales. Lo son en dos dimensiones: por un lado tenemos una duración más corta de los permisos de los hombres, que no pueden ausentarse el mismo tiempo para aprender a cuidar y para practicar el cuidado. Si no se aprende y no se practica, eso se repercute a lo largo del ciclo vital. Pero hay otra dimensión, que es que el permiso de paternidad es transferible y el de maternidad en una parte es transferible pero otra parte es intransferible. Esto es disfuncional, ninguna otra prestación contributiva de la Seguridad Social es transferible a otra persona. Esto significa que ahora mismo tenemos un ordenamiento jurídico de la Seguridad Social que genera unas prácticas desiguales.

Llega el primer hijo, la madre se ausenta al menos 16 semanas para cuidar porque pocas transfieren el permiso y aprenden a interpretar el llanto de su bebé, conocen a sus hijos, llevan a cabo los cuidados prácticos... y se va especializando en el trabajo no remunerado, también en tareas domésticas porque muchas van ligadas. Además tenemos un sistema poco generoso en cuanto servicios públicos, tenemos un vacío institucional hasta que el niño tiene un año, que es cuando la mayoría de los padres consideran que es la edad ideal para llevar a sus hijos a algún tipo de escuela infantil. Entonces alguien se tiene que quedar cuidando y esa persona suele ser la madre y eso la perjudica a ella en el empleo. La despiden, la asignan otro tipo de puesto o de jornada... Hay varios estudios que muestran que el 50% de las mujeres ya no se reintegra en su antiguo empleo o en las mismas condiciones.

Entonces, ¿defiende los permisos equiparados como una medida clave para acabar con la discriminación de las mujeres en el mercado laboral?

Sí, tienen que ser igual en duración, en remuneración, e intransferibles porque si no, entramos otra vez en el juego de que la cultura, la socialización diferencial por sexo y los estereotipos empujan a las mujeres a cogerse la parte transferible. Además hay estudios cualitativos que muestran que los padres también tienen un problema muy grande cuando el permiso es transferible porque no lo pueden justificar bien ante las presiones de empleadores o de recursos humanos de sus empresas. En cambio, cuando es intransferible ya es un derecho y se crean nuevas normas sociales.

¿Y qué le parecen las propuestas de los partidos en este sentido?

Varias diputadas del PP habían dicho en la Comisión de Igualdad que estaba a favor de la equiparación de permisos, cosa que ahora no aparece en el programa. Aparece una cosa secundaria que cuesta muy poco dinero, solo diez días más para padres de hijos con discapacidad. El PSOE está de acuerdo con el objetivo de la equiparación pero lo deja vago, además en el acuerdo con Ciudadanos llegaron a la idea de que una parte tenía que ser transferible.

La idea de Ciudadanos es que haya ocho semanas intransferibles cada uno y diez semanas transferibles, que es lo que hay en otros países europeos, especialmente en el centro de Europa, que son los más conservadores en términos familiares. Esto quizás lleva a incrementar un poco la participación de los hombres en los cuidados, pero como ayudantes, e incentiva la especialización por género en el trabajo remunerado y no remunerado. Unidos Podemos llevan en su programa electoral la reivindicación de permisos iguales e intransferibles y pagados al 100%, no sé si luego lo llevarán a cabo.

¿Qué cree que se puede hacer para que estos temas entren de verdad en la agenda política?

En principio cuantas más mujeres haya en la política, mejor, aunque luego cada una tiene su ideología. Por regla general aquellas mujeres que han tenido hijos lo han tenido que solucionar de alguna manera. Bien es cierto que en las clases medias altas se soluciona pagando a otra mujer. Quizás por eso sería muy importante que hubiera mujeres de estratos sociales más populares en la política. Por otro lado, los medios de comunicación son muy importantes para que se hable de este tema, de cuál es la realidad.

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