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Teresa Palomo, fotógrafa de migraciones: "Debería haber una regularización masiva"

Lunes 20 de abril de 2020

Laura Manrique Gerber 19-04-2020 Público

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Chicos encaramados en la parte superior de la valla en el atardecer. Foto: Teresa Palomo

La fotoperiodista especializada en documentar movimientos migratorios habla la crisis del COVID-19: "El virus afecta a todos, pero la sociedad migrante está más expuesta"

"En el momento en el que el presidente habla de españoles en su discurso, pero no de ciudadanos de España, ya se está obviando a las personas migrantes"

"Tenemos que aprender mucho para trabajar contra la idea que tenemos del inmigrante: no es su trabajo, es una etapa de su vida"

Teresa Palomo es fotoperiodista y fotógrafa documentalista. Tras seis años de carrera profesional, destacan su interés y coberturas de los movimientos migratorios hacia Europa, sobre todo en la frontera sur de España. En su trabajo -ha publicado en El País, El Mundo, eldiario.es, La Marea, Vice…- sobresale un rasgo inequívoco: la visión humana de la realidad social que se postra ante su cámara, en especial de las personas que migran desde África a Europa, una forma de narrar que rompe con los estereotipos habituales. Durante los días de confinamiento, Paloma está "entre el yin y el yang", explica, porque no puede hacer su trabajo en un momento clave para miles de personas migrantes. Ataja este problema haciendo trabajos de investigación para estar preparada cuando se levante la cuarentena, y también retratando en su propio hogar, pues convive con una persona migrante.

Pregunta: ¿Cómo está afectando la crisis del coronavirus a las personas migrantes en España?

Respuesta: Afecta su situación irregular. El coronavirus no les está perjudicando más que una persona que sea de aquí. Está habiendo mucho racismo, a lo mejor no tanto en España pero en países como China, por ejemplo, a los africanos los están sacando de sus casa a la fuerza por el falso mito de que ellos padecen coronavirus. El virus está afectando a toda la población, inmigrante o no, pero la sociedad migrante y sin papeles está más expuesta y es más vulnerable, porque no tiene derecho a prestaciones, no tienen tarjeta sanitaria... A nivel administrativo es donde realmente les está afectando; muchos, al no ser legales, no tienen ayudas y solo pueden acceder a albergues para drogodependientes.

P: ¿Qué le cuentan las personas migrantes con las que habla sobre su forma de lidiar con la crisis del COVID-19?

R: La mayoría se ganaban la vida siendo vigilantes ilegales o descargando en el Mercamadrid, que son trabajos que ahora mismo no se pueden hacer. Algunos están sobreviviendo con los ahorros que tienen, otros con la solidaridad de los propios compatriotas, que al final le acogen o le echan una mano. Ellos dicen que no se está gestionando bien, sobre todo por el tema de los migrantes del campo, ya que la gran mayoría están sin regularizar. Son personas que nos están dando de comer y están en la misma situación de siempre, en chabolas, porque nadie les quiere dar una alternativa habitacional.

P: ¿Qué medidas podría tomar el gobierno para mejorar la situación de las personas migrantes en este momento?

R: Habría que proteger a las personas que están indocumentadas, porque los migrantes son vulnerables al racismo. Lo segundo, se está viendo que se necesita mucha mano de obra sobre todo en hospitales, que son personas que están indocumentadas y no pueden acceder a ayudas porque no tienen papeles. Pienso que debería haber una regularización masiva, sobre todo de cara a las personas que están a medias de hacer el proceso de regularizarse.

P: ¿Cree usted que el gobierno español está teniendo en cuenta a estas personas en la gestión de esta crisis?

R: No, en ningún momento se las ha tenido en cuenta. En el momento en el que el presidente habló de españoles en su discurso, pero no de ciudadanos de España, ya se les está obviando. A los migrantes se les está metiendo en un sistema de acogida de drogodependientes y de personas sin hogar, cuando son persona sin recursos, no un colectivo sin hogar ni drogodependientes. Por otra parte, a pesar de que no pueden ser repatriados, algunos centros de internamiento siguen abiertos pese a no poder repatriarlos. Los CETIs de Ceuta y Melilla están hacinados y no se está agilizando una salida para que se respeten las medidas de seguridad y distancia. Además, (el Gobierno) no ha tomado medidas en los asentamientos chabolista de Almería, donde están todos los trabajadores recogiendo la verdura, para ponerles agua, luz o ver lo que necesitan.

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Chico subiéndose a una farola para poder saltar la valla. Foto: Teresa Palomo

P: Uno de sus últimos trabajos se centra en los temporeros extranjeros en Andalucía. El gobierno ha puesto en marcha medidas extraordinarias para incorporar a migrantes al sector agrícola y paliar la escasez de mano de obra en ese sector; sin embargo, estas personas siguen viviendo en asentamientos sin agua potable ni otros servicios básicos. ¿Cuál es la situación de estas personas? ¿Qué opina al respecto?

R: Las medidas que han puesto son vergonzosas porque son para gente de entre 18 y 21 años, es decir, personas que deberían formarse académicamente y no trabajar en el campo. Se trata de una forma de alejarlos de la educación y meterlos a trabajar en un trabajo esclavista. Otra cuestión es que no se les da acceso a una vivienda, aunque tengan papeles: nadie quiere alquilarles su vivienda. El problema es tanto administrativo, por los papeles, como habitacional, ya que estas personas necesitan tener acceso a una vivienda con agua y con luz, como mínimo.

P: ¿Piensa que pueden aumentar los casos de discriminación debido a esta situación? ¿Cree que la sociedad se vuelca más en ayudarles?

R: Está sacando lo bueno y lo malo de cada persona. Al igual que estamos viendo que hay vecinos que salen a las ocho a sus balcones, vemos también que hay vecinos que piden a los médicos que no vuelvan a casa a dormir para no contagiarse. Aquí también ha pasado que cuando sucedió todo lo de Wuhan, la gente insultaba a los chinos. En España nos pasará con la gente empobrecida, y la gran mayoría son migrantes, pero no nos vamos a querer acercarnos en la calle y en vez de poner en marcha una solución, les vamos a cerrar más puertas.

P: ¿Cree que se va a discriminar a los españoles cuando esta situación acabe?

R: Sí. Por el momento, 60 nacionalidades han limitado la entrada de españoles, cerrando así las fronteras aéreas, marítimas y terrestres. De esta forma, podemos hacernos una idea de cómo se sienten esas personas que intentan cruzar para venir aquí. Con Italia pasó lo mismo.

P: Usted es fotoperiodista y su trabajo con población migrante se caracteriza por el enfoque humano y cercano. Esta semana el diario El Mundo publicó en portada la foto de un señor pakistaní muerto ¿qué opina al respecto?

R: Por un lado, mi rama antirracista piensa que está permitido publicarla porque es una persona migrante. Pero por otro lado, creo que esa foto no es buena porque no es informativa, hay un hombre tumbado y se supone que está muerto. No es que sea una foto representativa como para ponerla en una portada, es que han optado por el morbo. Yo estoy a favor de que pongan fotos de muertos vengan de donde vengan pero con una intención y con un respaldo informativo. Por ejemplo, Fabio Buccarelli ha hecho un trabajo brillante en The New York Times sobre Italia y para mí cualquiera de esas fotos podría ser portada a pesar de lo duras que son.

P: ¿Qué lecciones de vida y conclusiones saca de su trabajo con personas migrantes en situación irregular?

R: He aprendido y sigo aprendiendo que somos muy poco humanos para enfrentarnos a personas que son mucho más vulnerables que nosotros. Estamos poco preparados profesionalmente, porque no creo que las personas que trabajan en temas de trata tenga una formación en ese aspecto. Tenemos que aprender mucho para trabajar contra la idea que tenemos del inmigrante, ya que estas personas salen de sus casa, saltan una valla o entran en patera, pero ese no es su trabajo, es una etapa de su vida. Yo lo que hago es trabajar con historias más particulares y alejarme del imaginario que tenemos todos sobre este colectivo e intentar crear nuevos discursos.

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