Sólo un 1,5 por ciento de la ciudadanía española considera que la violencia de género es un problema social grave

Miércoles 22 de junio de 2011, por Gloria López

Madrid, 22. Jun. 2011. AmecoPress

A estas alturas del 2011, cuando la cifra de asesinatos de mujeres rebasa la cifra registrada en el año anterior, debe enfrentarse un nuevo fracaso. Sin poner en duda el voluntarismo y el deseo de acabar con esta lacra que se expresa en las campañas y estrategias oficiales para hacer frente a la violencia de género, tenemos que cuestionarlas y, sobre todo, deben adoptarse otras medidas que a corto y a largo plazo sirvan para avanzar en un aspecto fundamental: la concienciación social.

Nuestra sociedad sigue manteniendo en este asunto una postura desapegada, indiferente, cuando no tolerante: a pesar de las decenas de muertas cada año, sólo un 1,5 por ciento de la ciudadanía española considera que la violencia de género es un problema social grave y ese porcentaje está compuesto fundamentalmente por mujeres.

Esta cifra estremece por sí sola, pero unida al 1,9 por ciento que considera que la violencia machista es “aceptable en algunas circunstancias”, o al 5,9 por ciento que ve aceptables las agresiones si tienen lugar en una separación en que el hombre es abandonado por la mujer, esa cifra dice más: precisa el abismo que habremos de sobrepasar si queremos definitivamente acabar con la violencia de género.

Si no se cambia la perspectiva del tratamiento de la violencia, enfocándose en la necesidad de eliminar los patrones de control y poder y resaltando permanentemente la igualdad y la libertad de las mujeres, nada va a conseguirse.

Una perspectiva que comparte el Delegado del Gobierno para la violencia de género, Miguel Lorente, quien afirma que la raíz de la violencia machista, “el control y la no aceptación de la libertad y la autonomía de las mujeres”.

“El modelo de referencia para interpretar la realidad, la sociedad, es lo masculino”, ha explicado en varias ocasiones el delegado del Gobierno, “son los valores de los hombres los pilares del modelo social”.

En ese contexto, la autonomía, la libertad, la opinión de las mujeres, cuando no coincide con las de los hombres, son consideradas como “una agresión”. Este es, según el experto, el enmarque que lleva a la “normalización de la violencia”.

Lorente recuerda siempre que en los últimos cinco años el terrorismo etarra ha acabado con la vida de 12 personas (en España y Francia) mientras que la violencia machista ha asesinado a 369 mujeres y, sin embargo, el sentir y la respuesta de rechazo hacia el terrorismo por parte de la sociedad es mucho mayor.