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Se buscan políticas lesbianas en campaña electoral

Lunes 29 de abril de 2019

A pesar de los avances, la política sigue siendo uno de los ámbitos en los que la invisibilidad de las mujeres lesbianas o bisexuales es más palpable

El primer político en salir del armario fue el socialista Miquel Iceta, en 1999, pero para que lo hiciera una mujer, Ángeles Álvarez, hubo que esperar 14 años

"Ser lesbiana en política nunca ha sido lo mismo que ser gay. Se ve con otros ojos", explica la diputada de Podemos en Madrid Beatriz Gimeno. "Mayoritariamente los referentes siguen siendo ellos", completa María Such (PSOE)

Marta Borraz 25/04/2019 -eldiario.es

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"Sin mujeres no hay Orgullo" Olmo Calvo

"Los gays luchamos para que un acto como este deje de ser noticia". Así se convirtió el actual secretario del PSC, Miquel Iceta, el 12 de octubre de 1999 en el primer político español en salir del armario. Tuvieron que pasar 14 años para que lo hiciera una mujer, la diputada socialista en el Congreso Ángeles Álvarez. Este 2019, el Día de la Visibilidad Lésbica, celebrado cada 26 de abril, coincide con el cierre de la campaña electoral en la carrera hacia el 28A. La invisibilidad sigue siendo uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentan las mujeres lesbianas y bisexuales en todos los ámbitos y especialmente en la política, donde la presencia de hombres gays es mayor y más palpable que la de ellas.

El pasado 10 de abril, el PSOE catalán organizó en Barcelona una jornada LGTBI con dos mesas redondas, una sobre la historia y otra sobre el futuro del movimiento. De un total de 12 ponentes, nueve eran hombres. Las previsiones del acto situaban en la segunda mesa a cuatro políticos socialistas gays visibles –el ministro del Interior Grande Marlaska, el secretario de Estado de Avance digital Francisco Polo, Miquel Iceta y el candidato a la alcaldía de la capital, Jaume Collboni–. Junto a ellos, Meritxell Batet, ministra de Política Territorial. Ninguna mujer lesbiana o bisexual visible formaba parte. Unas horas después, el nombre de Polo fue sustituido por el de Isabel García, delegada federal LGTBI del PSOE.

"Ser lesbiana en política nunca ha sido lo mismo que ser gay. Se ve con otros ojos. Cuando se logró el matrimonio igualitario, por ejemplo, casi todos los partidos llamaron a la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) para formar listas electorales. Solo llamaron a los hombres", explica Beatriz Gimeno, diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid y entonces, en 2005, presidenta de la federación. Aunque los tiempos han cambiado y los avances son indudables –Ada Colau se ha visibilizado como bisexual y en Chicago acaba de ser elegida la primera alcaldesa lesbiana y negra de la ciudad–, las políticas consultadas para este reportaje coinciden en asegurar que a la visibilidad lésbica y bisexual en política todavía le queda un buen trecho.

"Yo creo que tenemos que reflexionar sobre esto profundamente porque mayoritariamente los referentes en el mundo de la política siguen siendo hombres gays", explica María Such (PSOE), directora del Instituto Valenciano de las Mujeres y diputada visible en el Congreso durante 2016. Such analiza la formación inicial del Gobierno de Pedro Sánchez, con dos ministos gays visibles (Grande-Marlaska y Máxim Huerta) cuyo nombramiento fue celebrado por romper el techo de cristal de la homosexualidad. "¿Podemos llegar a imaginarnos que hubieran sido dos mujeres? ¿Qué hubiera pasado? Yo creo que debemos reivindicar esa visibilidad. No es cuestión de sacar a nadie del armario, pero es algo importante".

Es el paso que dio Ángeles Álvarez en 2013 un día como hoy, con motivo del Día de la Visibilidad Lésbica. Un hecho que fue ampliamente aplaudido y calificado por el movimiento LGTBI como "un hito histórico". Con un cartel que rezaba "Soy Ángeles Álvarez. Diputada socialista en el Congreso y lesbiana visible", la parlamentaria se convirtió en la primera política en salir del armario en España en un acto organizado por la asociación LGTBI Arcópoli, cuyos responsables se lo pidieron. "Fue un gesto político que me pareció importante. El valor que tenía era manifestar que en el Congreso había mujeres lesbianas. Ese fue el objetivo", explica Álvarez, que siempre ha insistido en que cuando salió del armario "había más lesbianas" en el hemiciclo.

El sesgo de género

La invisibilidad de las mujeres cuando intersecciona el poder, el ámbito político y lo LGTBI es un hecho para la Doctora en Ciencia Política y Derecho Silvia López, que acaba de publicar Los cuerpos que importan en Judith Butler (Editorial Dos Bigotes). La experta explica que la cuestión de género en este asunto es fundamental porque la política "está especialmente vinculada a lo masculino": "El vínculo entre feminidad y poder sigue estando cuestionado. A eso hay que añadirle en el caso de las mujeres lesbianas y bisexuales la ruptura con la heteronormatividad, también muy presente en la política. Hay más peldaños que escalar"

Algo similar traslada Ángela Rodríguez ’Pam’, diputada de Unidos Podemos- En Comú Podem- En Marea durante la pasada legislatura y actual candidata al Congreso. La política, que asegura sentirse actualmente cómoda tanto con la etiqueta lesbiana como bisexual, utiliza una metáfora para explicarlo. "Es como si en un videojuego te dan unas armas al principio para enfrentarte al monstruo. Si eres homosexual y mujer tienes bastante menos armas que el resto de jugadores. Estás en clara desventaja". "A los hombres se les permite ’incluso’ ser homosexuales, pero a las mujeres el lesbianismo o la bisexualidad nos hace absolutamente invisibles".

Ocurre en todos los ámbitos y lo ponen de manifiesto también los informes sobre incidentes de odio que suelen elaborar los colectivos LGTBI. El último de la FELGTB, que analiza las agresiones por homofobia, bifobia y transfobia que sus entidades miembro contabilizaron en 2017 dibuja un perfil muy concreto de denunciante: el 71% son hombres cisexuales –cuyo género sentido coincide con el género asignado al nacer– y, analizando por orientación sexual, la más representada es la gay con un 73% de casos, seguida del 21% de lesbianas y el 2%. Además, la inmensa mayoría son denunciantes blancos, jóvenes y residentes en grandes ciudades.

Un espejo en el que mirarse

Este sesgo es el mismo que asciende a la política y los puestos de responsabilidad y liderazgo, señalan las mujeres consultadas para el reportaje. Álvarez apunta a que este asunto está también presente en el propio movimiento LGTBI, que tradicionalmente se ha centrado más en la G (de gay) que en el resto de palabras. Ello se suma a que "el poder sigue estando reservado para lo masculino", por lo que "las mujeres que somos lesbianas o bisexuales y ocupamos estos puestos estamos poniéndolo en cuestión de manera radical", esgrime ’Pam’.

Muestra de ello son algunos de los comentarios que ha tenido que escuchar por parte de algún compañero de hemiciclo, entre ellos, el típico ’¿por qué tienes que ir contándolo por ahí?’, aunque no solo. "Una vez un diputado del Partido Popular me dijo que ahora que sabía que era lesbiana entendía mi actitud en la política". Gimeno también recuerda alguna frase –"Una compañera de Asamblea me llegó a decir que ahora que me conocía en persona no parecía lesbiana"–, pero confiesa que en su paso por la política institucional no se ha encontrado con demasiados problemas al respecto.

No obstante, la visibilización de la homosexualidad en general siempre ha estado más presente en los partidos de izquierdas y resulta complicado nombrar mujeres lesbianas o bisexuales que ocupen puestos destacados en formaciones como Ciudadanos o el PP, donde Javier Maroto, vicesecretario de organización, ha llegado a decir que "hay muchos gays y lesbianas". "En algunos partidos ha habido momentos en los que ser gay podía ser un punto en el sentido de que cumplía la cuota LGTBI, pero con las lesbianas no ha pasado eso", resume Gimeno.

Para López, el momento actual, en el que hay voces y discursos como el de Vox que directamente cuestionan derechos LGTBI y que, previsiblemente, se sentarán en el Congreso la próxima legislatura, "dificulta todavía más que haya mujeres en la derecha que se reivindiquen como lesbianas o bisexuales", puesto que "la idea que está defendiendo de mujer, familia y feminidad es muy concreta y normativa".

Aún así, la politóloga destaca la importancia de este tipo de gestos que enmarca en un tipo de "política simbólica", que "no es insignificante" y que goza de "muchísima fuerza expresiva y cambia imaginarios colectivos". Con ella coincide ’Pam’, que señala lo fundamental de la construcción de referentes en el colectivo LGTBI sobre todo para los niños y las jóvenes: "Uno no puede ser lo que no puede ver. Aunque solo sea por el hecho de decirles a nuestras niñas que pueden querer a quien deseen, espero que algún día haya una ministra o una presidenta del Gobierno que diga que ama a otra mujer".

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