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Regresa a Marruecos al empeorar su estado la jornalera con cáncer que denunció no ser atendida por su empresa en Huelva

Lunes 11 de julio de 2022

La temporera tuvo que ser acogida por una ONG en Sevilla, donde le diagnosticaron que su enfermedad ya era irreversible.

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Smahia, en Almonte (Huelva). — Cedida por ’La Mar de Onuba’

SEVILLA 08/07/2022 SANTIAGO F. REVIEJO Público

Cuando la jornalera marroquí de la fresa de Huelva Smahia B. pensaba que las cosas al fin le iban a ir algo mejor, el futuro se le torció del todo. Enferma de cáncer y acogida por una ONG tras haber denunciado la falta de cuidados en la empresa de Almonte en la que trabajaba con contrato en origen, hace una semana recibió la noticia fatal en el hospital de Sevilla donde fue atendida: su enfermedad ya es irreversible. Y ella, que pretendía quedarse en España para recibir el tratamiento que en su país no podía pagarse, decidió volver a Marruecos para estar con su familia.

Smahia, de 57 años, llevaba 14 viniendo a trabajar a Huelva, aunque desde hace siete sufría un cáncer de cuello uterino. La enfermedad no la detuvo, entre otras razones porque con lo que ganaba de temporera en la recogida de los frutos rojos podía costear el tratamiento en Marruecos, donde rige el copago en la sanidad y una mujer sola como ella, y con cuatro hijos, difícilmente puede hacer frente a ese tipo de gastos.

Así lo explicaba a Público desde la cama del hospital de Sevilla donde fue ingresada tras abandonar las instalaciones de la empresa de Almonte en la que trabajaba y residía, Atlantic Blue, por la falta de cuidados que, según ella, sufría. "Llevo viniendo a esta empresa desde 2007, nunca tenía pensamiento de quedarme aquí en España. Enfermé de cáncer hace siete años y seguí viniendo a trabajar porque me hacía falta el dinero para mi tratamiento, porque en Marruecos vale carísimo. Me costaba entre 1.000 y 1.500 euros y yo soy una persona muy pobre".

En abril tenía que someterse a otra sesión de quimioterapia en su país, pero en marzo decidió venir a trabajar en una nueva campaña agrícola en Huelva para poder sobrevivir un año más, ella y su familia, y para seguir pagando el tratamiento contra el cáncer. Sin embargo, su salud comenzó a empeorar. "A primeros de mayo enfermé. No sentía fuerzas, no podía hablar, no podía comer, me costaba mucho trabajo andar. Se lo comuniqué a la encargada, le dije que estaba muy mal, que necesitaba ir al médico. Y se negó a llevarme al médico. Y me dijo: yo no te voy a llevar al médico. Si quieres ir al médico, pídeselo a otra persona. Yo no te voy a llevar, no vaya a ser que me pase lo mismo que pasé con otra compañera que murió en mis manos", relató Smahia a este periódico cuando estaba hospitalizada en la capital andaluza.

Baja laboral desde el 9 de mayo

A raíz de esas dolencias que le ocasionaron un desmayo, esta jornalera obtuvo el 9 de mayo la baja laboral, aunque siguió residiendo en las casas prefabricadas que la empresa habilita como alojamiento para las jornaleras contratadas en origen. Y los problemas siguieron. Según Jornaleras de Huelva en Lucha, la asociación que le ha atendido desde que se enteró de su situación por la denuncia que hizo la hija en una televisión de Marruecos, le pusieron muchos impedimentos para que recibiera la asistencia médica que necesitaba, tanto que un día tuvieron que llamar a la Guardia Civil para que la llevaran a urgencias porque se encontraba mal y no le hacían caso.

Ana Pinto, de Jornaleras en Lucha, asegura que cuando iban a la finca de Almonte a interesarse por el estado de la temporera la encargada de las trabajadoras contratadas en origen les decía que lo que tenía que hacer Smahia era volver a Marruecos inmediatamente, que se lo estaba "inventando todo" con el objetivo de quedarse a vivir en España.

Finalmente, Jornaleras en Lucha consiguió que una ONG, Afavi, acogiese en Sevilla a esta jornalera para procurarle los cuidados que no estaba recibiendo en la empresa para la que trabajaba. Gracias a esa asociación, Smahia fue ingresada en un hospital de la capital andaluza, donde finalmente le diagnosticaron que ya no había cura para su cáncer, tan sólo cuidados paliativos.

Perico Echevarría, director de La Mar de Onuba, el primer periódico que publicó este caso, y también la persona que se desplazó hasta la finca de Almonte para llevar a Smahia al hospital antes que fuera acogida por Afavi, recuerda la extrañeza de que sólo un día antes le hubieran diagnosticado una faringitis aguda en un centro de salud de Almonte al que le había llevado personal de la empresa.

Smahia se encuentra ahora en su casa, rodeada de sus hijos y de sus nietos. Jornaleras en Lucha gestionó rápidamente todo lo necesario para que esta trabajadora regresara a Marruecos, acompañada de una integrante de la asociación.

"Un auténtico jarro de agua fría, sobre todo para ella, y también para quienes no es la primera vez que tenemos que comunicar esta situación tan horrible a compañeras que habían sido abandonadas por la empresa donde trabajaban. Queremos agradecer a toda la gente tan bonita que nos ha apoyado en este proceso, aunque haya tenido un mal final. Si se puede sacar algo bueno de este horror es que aún ponemos esperanzas en este mundo donde habita gente solidaria y comprometida con el bien común", publicó la asociación en su cuenta de Twitter.

Lo último que manifestó la jornalera marroquí a este periódico cuando estaba hospitalizada en Sevilla fue: "lo que pido son mis derechos después de tantos años trabajando con esta empresa. Sólo quiero mis derechos".

La contratación en origen por contingente es un modelo que permite traer durante un periodo máximo de nueve meses a trabajadores que no están ni residen en España y que son seleccionados en sus respectivos países a petición de las empresas. Solo se puede emplear a personas extranjeras mediante este tipo de contrato cuando no se pueden cubrir los puestos de trabajo con nacionales o extranjeros que ya residen en la zona. La provincia de Huelva es, con gran diferencia, la que más recurre a esta modalidad laboral para atender una demanda de empleo que la pasada temporada rozó las 110.000 contrataciones, de las cuales más de 12.000 eran de temporeras marroquíes.

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