Sábado 7 de septiembre de 2024
Los padres de la presunta víctima han logrado que el caso sea reabierto cinco años después. A la luz de nuevas pruebas, el juez debe determinar si cierra la investigación o acusa a la que fuera pareja de la joven por homicidio o asesinato.
madrid 06/09/2024 Público
La madrugada del 7 de septiembre de 2019, Ana Buza, una joven de 19 años, fue encontrada muerta detrás de un quitamiedos en la autovía A-4, cerca de la salida hacia Carmona, Sevilla. La noticia llegó a su familia cuando un agente de la Guardia Civil se presentó en su casa y les informó: "Su hija ha muerto en extrañas circunstancias". Desde entonces, su padre, Antonio Buza, ha dedicado cinco años a tratar de esclarecer esas misteriosas circunstancias, cuestionando la versión oficial que atribuyó su muerte a un suicidio.
Desde el principio, Buza ha mantenido sus dudas sobre la investigación. El padre de Ana, matemático de profesión, nunca aceptó la idea de que su hija, una estudiante brillante y alegre, pudiera haber decidido quitarse la vida. Tras contratar a varios expertos, Buza llegó a la conclusión que su hija no se suicidó, sino que fue atropellada intencionalmente por su novio y que su muerte fue, en realidad, un crimen machista. Como cita El País, su objetivo ha sido siempre claro: "Lo que siempre he querido era saber lo que pasó, que me demostraran qué ocurrió ese día".
A pesar de que las autoridades cerraron el caso en apenas 36 horas, afirmando que Ana se había lanzado del coche en marcha en el que iba con su novio, tras una discusión con su padre, Buza desconfió desde el minuto uno e inició un duro camino en busca de respuestas. Entonces, pudo reparar en las numerosas lagunas que había en la investigación. Entre ellas, que no se esperó el resultado definitivo de la autopsia ni se analizaron pruebas clave como el informe de la Guardia Civil de Tráfico.
La versión del novio de Ana, que en la escena del accidente ofreció cuatro explicaciones distintas sobre lo que sucedió, fue lo que determinó a su padre para seguir indagando. La explicación final del joven, que Ana había saltado del coche en movimiento, nunca le convenció. Tras descubrir un correo en el que Ana solicitaba ayuda a una psicóloga para tratar el comportamiento controlador y violento de su pareja, Buza decidió hacer todo lo posible por reabrir el caso.
La Audiencia Provincial de Sevilla respaldó sus esfuerzos y ordenó que se retomara la investigación. Buza reunió a un equipo de expertos, incluyendo ingenieros y criminólogos, quienes reconstruyeron el accidente y concluyeron que, a la velocidad que viajaba el coche, era imposible que Ana hubiera abierto la puerta y se arrojara voluntariamente. Además, los forenses contratados por la familia determinaron que las fracturas del cuerpo de Ana eran más compatibles con un atropello que con un suicidio.
El caso, que ahora se encuentra a la espera de que un juez determine si se abre un juicio oral, podría concluir con la imputación del que fuera su novio por homicidio o asesinato. Para Buza, el resultado no solo es una cuestión de justicia, sino de restaurar la verdad sobre lo que realmente sucedió.
Este 2024, 34 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en España. Desde que arrancó el recuento oficial, en 2003, el número de víctimas se eleva a 1.278 mujeres.