Xarxa Feminista PV

Precariedad y género

Martes 26 de enero de 2016

Marta B. Villanueva Pikara 25-01-2016

Leo en las noticias que en mi ciudad se ha aprobado que los comercios sólo podrán abrir dos domingos en verano.

Las personas que me conocen me dan la enhorabuena: “¡Ves Marta! Poco a poco”.

Pero no tengo nada que celebrar.

Hace no tantos años, recuerdo a mi tía, que trabajaba en un supermercado, diciéndome: “Ni se te ocurra comprar un sábado por la tarde. Si necesitas pan, ten como yo, una barra en el congelador. Y si te apetece algo que no tienes, te aguantas al hasta el lunes con otra cosa”.

Yo era un niña y no entendía la trascendencia de los nuevos horarios de apertura, pero sí entendí que ese día mi tía perdió una batalla a favor de la calidad de vida.

Ella y sus compañeras pasaron del ruido de la indignación a la calma tensa. Porque temes perder tu trabajo y no tienes más experiencia, porque todos los comercios están igual, porque los clientes no parecen apoyarte, porque te sientes sola.

Mi tía sigue trabajando en ese supermercado, ahora fagocitado por otro con peores condiciones. Ella, que siempre disfrutó trabajando porque la hacía sentirse independiente, útil, está deseando jubilarse para disfrutar de los sábados por la tarde y los domingos de descanso.

“Poco a poco”. Poco a poco hacia delante, corriendo hacia atrás.

En este mundo capitalista, el consumo se ha convertido en una necesidad. Y, lejos de quitar responsabilidad a todas las personas que compran los sábados por la tarde, los domingos y festivos, no dejo de pensar que tras esta precarización del sector está el machismo.

La brecha salarial entre hombres y mujeres que desempeñan un mismo trabajo es una realidad. Pero es que además, las profesiones desempeñadas mayoritariamente por mujeres (limpiadoras, cuidadoras, dependientas, costureras, etc.) tienen peores condiciones que aquellas que se ejercen mayoritariamente por hombres (arquitectos, futbolistas, pilotos, jueces, controladores aéreos, astronautas, etc.).

Hay quien puede argumentar que no es tanto por quién ocupa el puesto como por la cualificación, algo que también me chirría porque entiendo que el mundo laboral es como el reino animal: hasta el bicho más pequeño permite la existencia del león. Todo forma parte de una cadena donde los unos no estarían sin las otras.

Aceptando esa explicación, si los peores puestos pertenecen generalmente a las mujeres por estar estas menos cualificadas, es lógico deducir por qué.

En este mundo machista que te penaliza por ser mujer tenemos menos tiempo para nosotras. Ya desde pequeñas nos ocupamos de las tareas del hogar ayudando a nuestras madres. Cuando somos adultas cuidamos no solo de los hijos e hijas, sino también de los mayores de la familia. Nos desmotiva saber que cualquier hombre tendrá más oportunidades que nosotras. Sufrimos acoso en nuestros centros de trabajo. Nos penalizan por tener útero, por coger la baja maternal, por pedir disminución de jornada para tratar de conciliar la vida laboral/personal.

¿Estamos menos cualificadas o es que no tenemos las mismas oportunidades?

Vivo en Asturias, tengo a los mineros como un ejemplo de unión y lucha (esté más o menos de acuerdo con sus reivindicaciones) y siempre pienso: si los mineros trabajaran como dependientas de moda, el cartel de cerrado estaría colgado los sábados por la tarde, domingos y festivos.

Comentar esta breve

SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0