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Murcia: Degolló supuestamente a su vecina en Torre Pacheco porque se negó a mantener relaciones

Lunes 13 de junio de 2016

El joven, de 27 años, estuvo consumiendo alcohol y drogas antes de perpetrar presuntamente el homicidio en una barriada de Torre Pacheco

Aexia Salas La Verdad 12-06-2016

Una obsesión malsana, que fue creciendo en su mente durante una tarde de alcohol y drogas, desembocó en una tragedia que ha conmocionado la barriada de Hoyamorena, en la calle Esmeralda de Torre Pacheco. En plena tarde del pasado viernes, Daniel J., de 27 años, y camarero en un conocido restaurante del municipio, degolló presuntamente a su vecina, Cristina S. I. B., de 35 años, porque se negó a mantener relaciones sexuales con él.

La Guardia Civil lo detuvo poco después de la truculenta agresión, que desencadenó una escena dantesca en este barrio tranquilo. A las pocas horas, el agresor se derrumbó y se confesó culpable. «Está muerta la chica, está muerta la chica», repetía el detenido según fuentes cercanas a la investigación. A los investigadores les sorprendió la sangre fría de Daniel, puesto que nada más acabar supuestamente con la vida de su vecina, se limpió la sangre y se fue al centro de salud a que le curaran las heridas que sufrió en una mano durante el forcejeo con Cristina, con la que le unía una relación que solo estaba en su cabeza.

Entre ellos solo había una relación de vecindad y, oculta a simple vista, una obsesión morbosa en la mente de él por su vecina, a pesar de que vivía en la puerta de al lado con su mujer, su hija de cuatro años y su suegra. La tarde de alcohol y drogas que consumió en el bar de enfrente de su casa le bastó para dar el paso de abordar a su vecina, que vivía sola tras separarse de su marido.

Él había estado bebiendo al menos desde las dos de la tarde, según se ha comprobado en la investigación. Sobre las seis de la tarde del viernes se plantó en la puerta de la casa de Cristina y, ante las supuestas intenciones sexuales del agresor, ella lo echó sin contemplaciones. Daniel se alteró por la negativa y se marchó a su casa. Allí estaban su hija, de cuatro años, y su suegra, lo que no impidió que cogiese un cuchillo y volviera a llamar a la puerta de su vecina con las peores intenciones. Al abrir, la mujer firmó su condena de muerte, ya que se abalanzó sobre ella y la hirió.

En la refriega, ella pudo zafarse unos instantes y salir a la puerta a pedir auxilio. De hecho, en la entrada de la vivienda todavía ayer se podía apreciar un reguero de sangre que anunciaba el drama ocurrido en el interior. Daniel supuestamente agarró a la víctima por detrás y la empujó al interior del inmueble, donde le provocó un corte en el cuello que a la postre fue mortal de necesidad porque Cristina se desangró.

El agresor, cubierto de sangre, huyó por el patio que comunica la vivienda de Daniel y Cristina, dejando un rastro de pisadas rojas tras de sí, incluso en el interior de su vivienda familiar. Los gritos habían alertado a los vecinos, que llamaron al 112 a las 18.40 horas. La Guardia Civil se presentó a los pocos minutos en la vivienda y fueron movilizadas tres ambulancias, pero los esfuerzos del personal sanitario fueron en vano. Cristina yacía muerta en el suelo.

Reconstrucción de los hechos

La víctima trabajaba de interina en el colegio de educación especial Primitiva López de Cartagena y estaba preparándose las oposiciones de magisterio convocadas para la próxima semana. Sus compañeros de la Asociación de Docentes Interinos de la Región de Murcia (Aidmur) mostraron ayer sus condolencias: «Solo podemos lamentar y expresar nuestro dolor por un hecho tan terrible». El detenido, Daniel J., previsiblemente, pasará a disposición judicial el lunes, por un presunto delito de homicidio.

En la actualidad estaba de baja por una lesión de rodilla y ayer regresó a la barriada de Hoyamorena, apoyado por unas muletas, y custodiado por la Benemérita, para reconstruir los hechos de una tarde que regó de alcohol, drogas y sangre.

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