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Muere la premio Nobel de la Paz Wangari Maathai, la ‘mujer árbol’

Martes 27 de septiembre de 2011

La keniata fue la primera mujer africana en obtener el galardón y en 2005 se convirtió en la primera presidenta del Consejo Económico Social y Cultural de la Unión Africana (UA)

Madrid, 26 sep (11). AmecoPress.

La premio Nobel de la Paz 2004, la ecologista keniata Wangari Maathai, ha muerto este domingo a los 71 años de edad en el hospital de Nairobi donde se sometía a un tratamiento contra el cáncer, según han informado los medios de comunicación del país.

Maathai fue la primera mujer africana en recibir este galardón gracias a su contribución a la democracia y a la paz a través de sus planes de desarrollo sostenible, así como a la lucha por la integración de las mujeres en sociedad.

Actualmente, Maathai era ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno presidido por Mwai Kibaki y diputada. Además, en 2005 se convirtió en la primera presidenta del Consejo Económico Social y Cultural de la Unión Africana (UA).

Maathai, que tenía tres hijos y una nieta, fue una de las primeras mujeres de África occidental con una cátedra universitaria, con un doctorado en Biología. En 1977 fundó el Movimiento Cinturón Verde, responsable de la plantación de más de 30 millones de árboles por todo el país para evitar la erosión del suelo. Esta campaña la hizo merecedora del apodo ’mujer árbol’.

En las dos décadas siguientes adquirió fama internacional por sus campañas contra los planes urbanísticos del Gobierno de Daniel Arap Moi, que amenazaban con agravar la deforestación del país. A ella se atribuye el mérito de salvar el Parque Uhuru de Nairobi en 1989.

En 2004, cuando el Comité Nobel de Oslo anunció la concesión del premio a Maathai destacó su posición "al frente de la lucha para promocionar un desarrollo ecológico, que sea viable socialmente, económicamente y culturalmente, en Kenia y en África".

El organismo subrayó que Maathai tuvo un acercamiento global al desarrollo sostenible que "abraza la democracia, los derechos humanos y en particular los derechos de la mujer". "Su partida es apresurada y una gran pérdida para todos los que la conocíamos - como madre, compañera, modelo a seguir y heroína - y para quienes admiraban su determinación por hacer del mundo un lugar pacífico, saludable y mejor para todos nosotros", recoge el comunicado firmado por el director ejecutivo de la organización, Karanja Njoroge.

Wangari Maathai fue una de las seis mujeres galardonadas con el Premio Nóbel de la Paz que exigieron al Estado mexicano un compromiso frente al feminicidio en el país.

Fotos archivo AmecoPress

Wangari Maathai, la Nobel de la Paz que plantó 47 millones de árboles

La lucha de la bióloga keniana aunó medio ambiente, feminismo y derechos humanos

CHARO NOGUEIRA

EL PAÍS - Obituarios - 27-09-2011

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Wangari Maathai, durante la ceremonia de la entrega del Nobel de la Paz, en 2004.- JOHN MCCONNICO (AP)

La concesión del Premio Nobel de la Paz la cogió trabajando. Era un día de octubre de 2004 y para celebrarlo hizo lo que llevaba años alentando -y realizando-: plantó un árbol. Otro más. Anteayer, al despedirse del mundo en un hospital de Nairobi, quedaban más de 47 millones de árboles plantados gracias a su impulso. Su herencia incluye también una lección: la lucha por el medio ambiente es una suma de luchas. Ha muerto Wangari Maa-thai, la bióloga keniana que aunó bajo el mismo paraguas el desarrollo sostenible y los derechos humanos. "La paz en la Tierra depende de nuestra capacidad para asegurar el medio ambiente. Maathai se sitúa al frente de la lucha en la promoción del desarrollo económico, cultural y ecológicamente viable en Kenia y en África". Así argumentó el comité del Nobel de la Paz la concesión, la primera a una africana. Al recibirlo en Oslo, la que algunos bautizaron como la mujer árbol lanzó un alegato: "La industria y las instituciones internacionales deben comprender que la justicia económica, la equidad y la integridad ecológica valen más que los beneficios a toda costa".

Wangari Maathai (Ihithe, Kenia, 1940) tuvo una vida muy poco común para una africana de su generación. Aunque como casi todas las niñas iba a por agua -"muy limpia, no contaminada"-, ella logró estudiar. Primero con las monjas. Luego, gracias a una beca, se licenció en Biología en Estados Unidos. Volvió a Kenia con la independencia recién estrenada e inició una carrera docente que la conduciría por los peldaños del activismo.

La primera doctora universitaria en África del Este -en 1971- comenzó por dar la batalla en defensa de la libertad de cátedra en un país que se encaminaba hacia el autoritarismo y la corrupción. Recaló en la Asociación de Mujeres Universitarias, donde amplió su lucha y se lanzó en contra de la discriminación salarial de las profesoras frente a sus colegas masculinos. En el escalón del feminismo entró en contacto con las mujeres del campo, cada vez más deforestado. "Hablaban de cosas que vi relacionadas: inseguridad alimentaria, malnutrición; falta de agua, de leña y de ingresos", explicó a EL PAÍS en 2004. "Yo les dije: ’Si no tenéis leña, plantad árboles". Corría el año 1977 y surgía el Movimiento Cinturón Verde (GBM, en sus siglas en inglés). Las mujeres empezaron a gestionar semillas y a plantarlas. Primero en sus parcelas, luego en los terrenos públicos con el apoyo -y un pequeño pago si el árbol sobrevivía- del GBM. Cuando Wangari recibió el Nobel su movimiento tenía organizados 3.000 viveros, atendidos por 35.000 mujeres.

La imagen de aquel arroyo limpio de la infancia siguió siempre en la mente de la bióloga. Ya no estaba limpio. Las batallas llevaron varias veces a la cárcel a esta activista cuya lucha -y la de sus miles de seguidores- evitaron que se construyera un rascacielos en el mayor parque de Nairobi o que se privatizara un espacio natural de la capital keniana para construir chalés. El presidente Daniel Arap Moi llegó a calificar a Maathai como una "amenaza para la seguridad del Estado". Pero el mandatario cayó por fin y en 2002, Maathai fue nombrada viceministra de Medio Ambiente. Era el momento de pasar al otro lado para esta luchadora que se convirtió en diputada. Sus consejos volaron a España. En el programa electoral del PSOE en 2008 se incluyó su propuesta de plantar árboles -uno por cada ciudadano-. Unos meses después, el Partido Popular prometió que multiplicaría esa cifra por 10, hasta llegar a la utópica cifra de 500 millones de árboles.

Un cáncer de ovarios ha arrebatado la vida a la premio Nobel. Una mujer que tuvo que soportar que en su sentencia de divorcio el juez la calificara de "cabezota, triunfadora, con mucho nivel educativo, demasiado fuerte y muy difícil de controlar". Ella, que nunca se rindió ante los abusos, lo dejó dicho: "La experiencia me ha enseñado que servir a los otros tiene sus recompensas. Los seres humanos pasamos tanto tiempo acumulando, pisoteando, negando a otras personas. Y sin embargo, ¿quiénes son los que nos inspiran incluso después de muertos? Quienes sirvieron a otros que no eran ellos". Como ella.

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