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Menos información y más límites en el sexo juvenil

Viernes 13 de febrero de 2015

Las jóvenes de 16 y 17 años necesitarán el permiso paterno para poder abortar.

Teresa García Espejo 12/02/15 Diagonal

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Escrache feminista frente al Ministerio de Sanidad contra la reforma de la Ley del Aborto en 2013. / Álvaro Minguito

Haciendo uso de su mayoría absoluta, el Gobierno ha sacado adelante en la Cámara baja su proyecto de ­reforma del Código Penal, que actualmente está bajo estudio en el Senado. Junto a muchos cambios polémicos, como la llamada prisión permanente revisable, modifica también la edad para mantener relaciones sexuales consentidas con mayores; edad que, desde que se aprobó el actual Código Penal en 1995, está fijada en los 13 años.

Con todos los grupos parlamentarios a favor de aumentar la edad –UPyD y PSOE proponían los 15–, el Partido Popular ha impuesto finalmente los 16 años, aunque el Código Civil permite el matrimonio con 14. Es su respuesta a la advertencia que la Convención de Derechos del Niño hizo al Gobierno español para que aumentase la edad y cumple también con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que sugiere los 15 años. De hecho, ésta es la edad de consentimiento en la mayoría de países de Europa y América (norte y sur), aunque hay excepciones, como Alemania, que defienden que sea a los 14 años y otros, como el Vaticano, donde el umbral está en los 12 años. El objetivo de esta modificación del Código Penal es evitar los abusos sexuales a menores.

Menos educación sexual

Beatriz Gimeno, escritora, feminista y activista por la igualdad, manifiesta a Diagonal no estar de acuerdo en adoptar medidas punitivas “que sean utilizadas falsamente como preventivas”. Gimeno señala que “no existe una emergencia social ni una epidemia de relaciones entre adultos y niños como para modificar el Código Penal”. Además, tilda al Gobierno de “hipócrita” porque “no sólo no ha tomado ninguna medida para avanzar en la igualdad”, sino que además ha aprobado “muchas que impiden que los niños y las niñas reciban información adecuada sobre sexualidad e igualdad”. El cambio en la edad de consentimiento sexual supondrá que tener relaciones sexuales con personas menores de esa edad, aunque sean voluntarias, sea castigado con entre dos y seis años de cárcel.

Desde la Federación de Mu­jeres Jóvenes (FMJ) cuestionan si el cambio en el Código Penal sirve al objetivo que persigue y creen que sería más efectivo desarrollar la parte educativa que recoge la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. La presidenta de esta federación, Maje Girona, señala que vivimos en una sociedad “sexofóbica” en la que el sexo sigue siendo un tabú. En la adolescencia, las relaciones sexuales deben ser “sanas y en igualdad” porque –según subraya Girona– “no puede ser lo mismo que una joven mantenga una relación con alguien de su edad que con alguien de cincuenta”.

Han aprobado muchas “[medidas] que impiden que los niños y niñas reciban información sobre sexualidad”

Otro aspecto que puede llevar a cuestionar los 16 años como edad mínima de consentimiento es que, en los últimos años, la edad media de iniciación en el sexo se ha ido reduciendo hasta situarse, según un estudio realizado en 2012 por la Liga Española de la Educación, en los 15 años. Para Concha Roldán, directora del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y vicepresidenta de la Asociación GENET-Red de Estudios de Género, establecer la edad de consentimiento no debe contribuir a recortar las libertades. “Lo mismo que la existencia de una ley del aborto libre y gratuito no obligaría a todas las mujeres a abortar, la existencia de una ley que marque la edad mínima para tener sexo consentido no debe impedir a nuestros jóvenes iniciar libremente una sana sexualidad, lo mismo que no les obliga a iniciarse sexualmente a los 14 o 15 años”, asegura Rol­dán. En su opinión, la expresión de una sexualidad libre, voluntaria y satisfactoria requiere de inversión, tanto en educación sexual como en educación para el desarrollo de la capacidad crítica, cosas que, a su juicio, “llevan años hurtándose a los adolescentes con la paulatina supresión en la educación pública de asignaturas como Ética o Edu­cación para la Ciudadanía”. Por otra parte, la filósofa recuerda que, “al hablar de sexo consentido, estamos subrayando que no procede de la libertad de una de las partes”. Y añade: “En nuestra sociedad patriarcal la parte que tradicionalmente consiente la propuesta de un adulto suele ser una mujer joven que muy bien puede ser deslumbrada –no tiene por qué ser forzada– por la autoridad, el poder o el dinero de un varón adulto”.

Permiso paterno para abortar

Al cambio en la edad de consentimiento sexual se une la propuesta de modificación de la actual Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, cuya aprobación se prevé para mayo. Con ella se pretende imponer el permiso paterno a las jóvenes de 16 y 17 años que quieran abortar.

La reforma que impedirá a las jóvenes de 16 y 17 años abortar sin el permiso paterno se aprobará antes de mayo

La reforma se planteó después de que se paralizara la propuesta de Ley del Aborto promovida por el anterior ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quien anunció su dimisión pocas horas después de retirar un proyecto que había provocado el rechazo generalizado de la ciudadanía.

Desde la FMJ se posicionan en contra de la medida y temen que pueda provocar que las jóvenes sean empujadas a la práctica de abortos clandestinos que hagan peligrar su vida. Girona reclama al Partido Popular que “amplíe su punto de vista porque la responsabilidad en un embarazo no deseado es cosa de dos, no sólo de la mujer”, e insiste en la necesidad de aumentar la educación sexual para incidir en la prevención.

Por su parte, Beatriz Gimeno tiene claro que estamos ante una medida ideológica. Resalta que quedarse embarazada a los 16 años es una situación “terrible” que a menudo conlleva consecuencias “catastróficas” y que, “por razones obvias”, muchas veces se oculta a los padres. “Es posible, además, que un embarazo a esa edad sea fruto de una violación del propio padre o de un adulto de la familia, con lo que contarlo es imposible”, explica la escritora. Sobre este asunto, Concha Roldán reitera que el hecho de que una adolescente de 16 años se quede embarazada sin desearlo es algo que debe intentar prevenirse con educación y, en caso de ocurrir, piensa que la ley debe defender la posibilidad de la joven de 16 años a decidir por sí misma, con el apoyo de especialistas.

Chile impulsa su nueva Ley del aborto

Mientras en España, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo se restringe para las menores de edad, el Gobierno de Chile da pasos hacia la despenalización del aborto. El proyecto de ley presentado el 31 de enero legalizará el aborto en las 12 primeras semanas. El plazo se amplía a 18 semanas en el caso de las mujeres menores de 18 años.

En El Salvador, el Gobierno ha decidido indultar a una de las 17 jóvenes condenadas a penas de hasta 40 años de cárcel por homicidio agravado por parentesco. Todas ellas fueron condenadas por haber dado a luz bebés sin vida por complicaciones durante el parto o embarazo. En todos los casos son mujeres con difícil acceso al sistema sanitario que llegaron los centros de salud con hemorragias, desde donde fueron denunciadas a las autoridades.

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