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Manual para ser una activista de Femen

Martes 18 de enero de 2022

El colectivo feminista ha retratado en un documental el funcionamiento de su organización en España.

Ter García 17 ene 2022 El Salto

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Fotograma del documental ’Desobedientes’.

—Se grita el eslogan, no se canta el eslogan. No queremos marcha estatal, queremos acción de Femen.

Lara Alcázar se dirige a un grupo de chicas que quieren formar parte de Femen. Están asistiendo a un taller práctico sobre cómo actúa el colectivo en sus protestas. Antes de eso, han asistido a otro taller, más teórico, sobre cómo funciona la organización y cuáles son sus pilares ideológicos.

“Muchas igual tienen muchas ganas pero en el momento en que se ponen a gritar se dan cuenta de que hay que trabajar mucho más de lo que pensaban”, explica a cámara Marilyn, otra de las integrantes de Femen en España.

Desobedientes es un documental grabado, producido y editado desde dentro de Femen España. A través de las voces de varias de sus integrantes, el documental narra la historia de este colectivo y también explica cómo se organizan, financian y viven su activismo. Es un documental hecho desde dentro. Está codirigido por la propia Lara Alcázar y por Reichel Navarrete, de 27 años, también miembro de este colectivo. Ambas se han encargado también del guión, Por lo pronto, se ha proyectado ya en la sala Mirador (Madrid), en el espacio Loading… Xixón, y el próximo 15 de febrero volverá a proyectarse en Madrid, esta vez en el Teatro del Barrio.

El documental aborda desde cómo se organiza el colectivo hasta cómo se financia. Explica la visión del feminismo que tienen sus integrantes, por qué han decidido usar su cuerpo como protagonista de sus protestas y, de paso, desmienten algunos bulos lanzados sobre ellas, o al menos sobre Femen en España.

¿Hay un casting para ser parte de Femen? Ellas dicen rotundamente que no. Si hay un requisito, es solo ser mayor de edad. Y a partir de ahí, querer ser parte del colectivo, enviando un mail. “Las ganas, la rabia, la impotencia, la tristeza o lo que sea que la haya movido a mandar ese mensaje es realmente lo único que es verdaderamente necesario para formar parte del movimiento”, explica Marilyn.

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Fotograma del documental ’Desobedientes’.

En el caso de Ana, otra de las integrantes de Femen entrevistada para el documental, fue la pandemia lo que le dio el empujón para entrar en el colectivo. “Yo a Femen lo seguía desde hace mucho tiempo en Instagram, y estaba muy al día de todas las acciones, pero hace dos años no estaba preparada como para meterme a Femen”, explica. “Fue a partir de la pandemia: mi vida se paralizó un poco y tuve un tiempo para reflexionar y lo que no me gustaba de mi era que podía tener unos ideales muy fuertes pero no hacía nada por ellos”.

Hay otro requisito: la constancia. “Llegamos a un punto que nos vimos obligadas a autoimponernos una norma, que a la falta de tres entrenamientos, tres reuniones o tres acciones, esa persona tiene que salir del grupo de comunicación y perder su derecho a voto porque consideramos que es importante demostrar que seguimos ahí”.

—Estamos siempre con las piernas abiertas más o menos al ancho de las caderas para tener bien estabilizado el cuerpo —continúa explicando Lara a las futuras activistas de Femen.

“Estamos en una posición erguida, una posición de seguridad; estamos ahí para protestar y la mirada creo que también es muy importante: llevamos siempre una mirada desafiante”, detalla Ruth. “No nos reímos nunca en nuestras protestas porque no estamos contentas si estamos protestando, estamos enfadadas y es importante mostrar eso”, añade.

Consignas feministas sobre cuerpos bonitos

Femen llegó a España hace ya nueve años. La organización, originaria de Ucrania, nació para denunciar la trata de mujeres en el país y pronto acogió como su forma de protesta predilecta el topless. Fue el 24 de agosto de 2009 cuando una de las fundadoras de Femen, Oksana Shachko —que en 2018 se suicidó con tan solo 31 años—, inauguró las protestas que caracteriza a Femen: mujeres con consignas escritas sobre el pecho. Hasta entonces las activistas de Femen iban en bikini o con los pezones tapados con cinta adhesiva.

Su forma de protesta, que ellas han bautizado con sextremismo, sigue creando polémica y desatando críticas, no solo por parte de la derecha, sino también por parte de la izquierda. ¿Luchar contra la cosificación femenina protagonizando imágenes que, de hecho, cosifican el cuerpo femenino? El debate da para mucho y llegar a conclusiones no es fácil, pero ellas tienen su respuesta:

“Es un método de protesta que sigue siendo controvertido y que sigue siendo muy potente a día de hoy porque, como vemos, sigue produciendo mucho rechazo”, afirma Reichel. “Llama mucho la atención porque el cuerpo de la mujer sigue siendo algo totalmente sexualizado y, en el momento en el que tú le extraes y le quitas esa sexualización y lo conviertes en politización, genera muchas ampollas”, continúa.

“A la gente le gusta mucho ver tetas, en especial a los hombres cishetero; les gusta mucho ver tetas en la playa, en OnlyFans, en un prostíbulo, en el porno… que las tetas en sí no tienen nada de malo, pero ay cuando es para tu propio interés y en función de llegar a la igualdad sobre el grupo que ostenta el privilegio”, señala, por su parte, Lara.

“Al final creo que es el resultado de haber entendido el sistema en el que estamos y utilizarlo a nuestro favor”, añade Ruth. Ella explica que, en su caso, utilizar su cuerpo como forma de protesta también le sirvió a nivel personal. “Me subió la autoestima muchísimo por el hecho de darle un valor [a su cuerpos] que nunca se te habría ocurrido darle”, continúa.

“Creo que lo más transgresor del extremismo es que es una decisión nuestra: nosotras decidimos cuando nuestro cuerpo es sexual, cuando nuestro cuerpo es político”, concluye Reichel.

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Lara Alcázar muestra un recorte de prensa en la que se la ve saltando sobre el coche de Dominique Strauss-Kahn en febrero de 2015.

Lara comienza a sacar recortes de periódico. Son noticias sobre acciones en las que ha participado en los nueve años que han pasado desde que comenzó con Femen en España. En el primero de ellos, una foto en la que se la ve sobre el coche de Dominique Strauss-Kahn. Es una noticia de febrero de 2015, cuando el exdirector del Fondo Monetario Internacional se dirigía a los juzgados de Lille (Francia) para ser juzgado junto a otras trece personas por organizar orgías en la época en la que dirigía la organización económica internacional.

—Me rompí un pantalón y, cuando me arrestaron, perdí un trozo de pelo porque me lo engancharon con las esposas, fue horrible —recuerda Lara—.

El siguiente recorte es de una noticia sobre su arresto en Marruecos, a donde había ido para protestar por el proceso judicial que se celebró contra una persona homosexual. “Esta acción no pude hacerla porque me pillaron antes; me interceptaron en la calle porque sabían que era de Femen, fue una especie de secuestro”, continúa Lara.

Fueron los primeros años de Femen en España y, por entonces, según explica Lara, no había un grupo fijo de activistas. “Fue una primera fase muy variable porque entraban y salían muchas chicas, realmente no sabían qué era Femen porque se estaba construyendo”.

Lara explica que, después, se formó un grupo que ella llama “de primera generación”. Saca otro recorte, ahora de la época del intento de reforma de la Ley del aborto por parte del Alberto Ruíz-Gallardón. Una de las victorias indiscutibles de los colectivos feministas en el Estado, que consiguieron que se retirara el proyecto de reforma de la ley del ministro, que poco después anunciaba su dimisión. Y uno de esos grupos feministas que tomaron acción fue Femen, con su campaña “aborto es sagrado”. En concreto, la foto es de una acción contra Rouco Varela, por entonces presidente de la Conferencia Episcopal y uno de las personalidades que apoyaban con más ahínco a propuesta de Ruíz-Gallardón.

—Le hicimos una acción en la que le tiramos bragas ensangrentadas —recuerda Lara—. Con sangre de verdad —puntualiza.

—Buah la del Rouco —retoma el tema Carlota, ex integrante de Femen—. Esa me flipó porque salió redondísima. Esto es muy friki pero pasó: estaba una señora con un escapulario aquí colgado —detalla señalándose el escote—, cantando en latín, horroroso, pero mientras yo estaba poniéndole las bragas a Rouco así, por encima —y estalla a reír—. Se le cayeron las gafas, el que le estaba protegiendo en ese momento estaba descojonándose, y yo pensé: “Ya estaría, creo que es lo mejor que he hecho en mi vida”.

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.Fotograma del documental ’Desobedientes’.

Y llegó una nueva fase en la que el grupo se comprimió a su mínima expresión: Femen España se quedó en dos o tres personas. Habían comenzado los juicios, las multas. De hecho, aún siguen pagando las multas a las que fueron condenadas dos de las activistas por la acción en la catedral de la Almudena en 2014, aunque estas ya no están en el colectivo: 4.320 euros entre las dos, después de que la Audiencia Provincial de Madrid anulara la absolución previa emitida por los juzgados ordinarios. “Es algo duro, no es para todo el mundo, por eso estamos aquí las que estamos y no hay, ojalá, 300 personas”, lamenta Lara.

¿Y cómo hacen frente a estas multas? En el documental aseguran que el dinero que les permite pagar abogados, multas y el transporte, sus principales gastos, procede de las donaciones que reciben a través de una cuenta de Paypal —no son muchas ni muy grandes, pero hay gente que nos dona una cantidad al mes—, una tienda alojada en su web en la que venden bolsas de tela, sudaderas y camisetas, y, sobre todo, el calendario que hacen desde hace tres años. “Es lo que nos asegura tener fondos, con las ventas del calendario podemos pagar multas, comprar material para acciones, pagar billetes para compañeras que no viven en Madrid o para hacer acciones fuera de Madrid… El calendario se está convirtiendo en uno de los métodos de financiación más constantes de Femen”, afirma Lara.

—Ahora resulta que somos turbas violentas —comenta Lara a sus compañeras—.

—Nos han puntuado las tetas —dice Marylin en relación a los comentarios sobre una publicación de Libertad Digital, resulta que Nadia y yo somos un uno y un dos.

—Del uno al diez, ¿un uno? Oh, shit —responde Nadia.

En la acción, contra la candidatura de Ignacio Garriga a las elecciones catalanas de 2021, las activistas de Femen acudieron al colegio electoral en el que iba a votar el candidato de Vox con consignas como “voto a Garriga, voto fascista” y “no es patriotismo, es fascismo” escritas en pancartas y, sobre sus tetas, “fascistas fuera de las urnas”.

Vuelve el debate sobre las tetas, pero también sobre los medios de comunicación. “Cuando leí por primera vez el manifiesto de Femen me llamó mucho la atención que decía que en Femen usamos los medios de comunicación como un caballo de Troya, y me gusta la metáfora porque usamos a medios que como OK Diario para llegar a un tipo de público al que, si no, no llegaríamos, pero es una dicotomía porque te van a insultar, a llamar feminazi o cerda, van a hacer un ranking con la puntuación de tus tetas”, afirma Belén. “Mira Antonio, si no estuviéramos en tetas no estarías hablando de nosotras”, añade Lara.

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