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MIGRACIÓN Melilla, Cutro y Ciudad Juárez: cartografías de la impunidad

Martes 11 de abril de 2023

Tres lugares para tres masacres, un Pacto de Estados contra la Migración y la palabra que revela y se rebela. El 24 de junio Caravana Abriendo Fronteras y Carovane Migranti, entre otras, estaremos en Melilla poniendo palabras a las masacres de Estado contra el pueblo migrante.

Cristina García de Andoín Martín, Activista de Caravana Abriendo Fronteras y Ongi Etorri Errefuxiatuak 9 ABR 2023 El Salto

Tres imágenes recientes. Playa de Cutro, familiares de desaparecidos cavan en la arena con las manos desnudas entre los restos de un naufragio. Ciudad Juárez, el personal del centro de detención de migrantes abandona a su suerte a las personas encerradas tras las rejas mientras el humo y las llamas van ocupando toda la escena. Cementerio Sidi Salem a las afueras de Nador. Dos familiares asisten, el 31 de marzo, entre un fuerte viento y el ruido incesante de las palas, a la inhumación de Adam Bakhit, el único que ha podido ser identificado por su familia y enterrado dignamente hasta el momento tras lo ocurrido hace nueve meses en la masacre de la valla de Melilla.

Tres lugares para tres masacres

En la madrugada del 26 de febrero naufraga una embarcación que había partido de Turquía con unas 180 personas a bordo, la mayoría de origen iraní, afgano y pakistaní. Se partió en un banco de arena a 150 metros de la playa de Steccato di Cutro, a pocos kilómetros de Crotone, Calabria. Un mes después de la masacre se encuentra el cadáver 91. Aún hay muchos cuerpos desaparecidos y sin identificar de este y de posteriores naufragios.

El 27 de marzo, un incendio en un centro de detención de migrantes en Ciudad de Juárez deja al menos 38 muertos y 28 personas en estado grave. Procedentes, en su mayoría, de Guatemala, Venezuela, Honduras y El Salvador, habían sido detenidas por su condición de migrantes o refugiadas y encerradas dentro de cuartos con candados en condiciones infrahumanas previo a su deportación. El incendio se inició, al parecer, cuando algunos internos quemaron sus colchones en señal de protesta y desesperación.

Al menos 40 personas fallecen de forma violenta en la valla de Melilla-Nador el 24 de junio pasado y otras 77 personas permanecen desaparecidas de las que aún no se sabe cuántas podrían estar entre las 40 víctimas confirmadas. Todo ello, mientras se encontraban bajo control de las fuerzas de seguridad del Estado español y Marruecos, que siguen a día de hoy negando el derecho de las familias para buscar a las desaparecidas e identificar los cadáveres. Las redadas en los asentamientos en el bosque se repetían usando cada vez estrategias más agresivas lo que provocó una huida masiva hacia la valla. La comunidad mayoritaria era sudanesa. El cerco militar, la violencia empleada y la negación de auxilio provocó muertes y se ejecutaron devoluciones, torturas, tratos inhumanos y degradantes.

En los tres casos, detrás de las cifras hay nombres, hay personas con un proyecto de vida, personas que son importantes para sus familias.

Un Pacto mundial contra la migración.

¿Qué respondería ChatGPT, el último avance en Inteligencia Artificial (IA), si le preguntáramos por la relación entre estos tres hechos? ¿Apuntaría a nichos de mercado?, ¿a pompas fúnebres de Estado?, ¿a, quizá, un Pacto mundial contra la migración, o a un Pacto de Estados para la Impunidad? Bastaría la Inteligencia y Empatía Humana para entender, como afirma Juan Hernández Zubizarreta, que “la crisis de los derechos humanos está dando paso a una nueva fase de destrucción y omisión de los mismos, mientras que la transversalidad de los derechos humanos se sustituye por la transversalidad de la impunidad”.

La palabra que revela y se rebela.

No son hechos aislados, ni lo suficientemente contados. Son resultado de políticas migratorias que matan, discriminan y violan derechos humanos, que militarizan las fronteras y emplean la detención y la deportación, contrariamente a los tratados internacionales en materia de derechos humanos, migración y asilo. Necesitan de un esfuerzo colectivo para que no los borre la tierra, el fuego o el mar; para que no digan que ocurrió en tierra marroquí “no europea”, o se eche tierra sobre los cuerpos aún calientes, o que digan que fue un fuego provocado por capricho de algún interno, o una embarcación sobrecargada en una noche de mala mar.

Safura nos dijo que los talibanes nunca se fueron de su aldea y por eso fue ella la que decidió irse. Tampoco los fascistas se fueron nunca de Europa ni del mundo aunque se rasuraran sus bigotes y vistieran con jersey anudado al cuello a la moda neoliberal para ir a votar y ser votados. ¿A dónde vamos, Safura?

Muchas de las guerras que ocurren hoy en día son silenciosas; las fronteras no se libran entre países y entre ejércitos, sino entre fronteras de clase, raza y género. No hay una declaración de guerra cuando se inician y ya nadie sabe cuándo finalizan, simplemente nos atraviesan, se nos acumulan y nos van desplazando hacia los márgenes hasta dejarnos caer, hasta borrarnos de los mapas a más o menos velocidad en función del lugar que ocupemos en la clasificación de desechables para el sistema y de lo que seamos capaces de producir o de consumir. Hay una guerra no declarada contra el pueblo migrante y contra quienes se resisten frente al expolio y la expulsión.

Melilla, Cutro y Ciudad Juárez, cartografías de la impunidad, historias de vidas desechables que, al puntearlas en los mapas nos dan pistas y nos orientan en un mundo en el que, a medida que avanza el neoliberalismo y el neofascismo, más difícil es encontrarse con el dolor de las de afuera y con nuestra propia fragilidad.

Tal vez solo sea dejar que las palabras aparezcan allá donde hemos dejado morir, desaparecer y enmudecer las vidas. Palabras que revelan y se rebelan en cada uno de estos lugares, de estas rutas pobladas de mapas de peligro, de mapas amigos, de voces y megáfonos, de charlas, de denuncias, de gritos, llantos y de susurros…

Son los supervivientes, las familias de quienes ya no están o están desaparecidas, los movimientos sociales y las comunidades en resistencia, ordenando los trastos y los cuerpos de la migración que van dejando por ahí tirados los Estados, esos mismos Estados que dicen querer un pacto mundial para que la migración sea segura, ordenada y regular, pero que solo han conseguido que se regularice el reguero de muertes por migrar y que se ordenen y blanqueen sus negocios de frontera.

El 24 de junio Caravana Abriendo Fronteras y Carovane Migranti, entre otras, estaremos en Melilla poniendo palabras a las masacres de Estado contra el pueblo migrante. Ni en Melilla, ni en Cutro, ni en Ciudad Juárez. Fue el Estado. Verdad, justicia, reparación y no repetición. Ni impunidad, ni olvido.

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