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Los contagios en los prostíbulos

Viernes 21 de agosto de 2020

Ana Bernal-Triviño 21-08-2020 Público

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Un prostíbulo de carretera. EFE

"¡Hay contagios de Covid en los prostíbulos!", se escucha en boca de más de uno estos días, como si fuera una sorpresa. Para las feministas, desde luego, NO. El problema, para variar, es que no nos escuchan. O, mejor dicho, nos escuchan pero cuando hablamos de prostitución somos molestas porque atacamos el negocio.

Desde el principio de la pandemia el feminismo señaló el peligro para las prostituidas y el riesgo para la salud pública. Pero ellas son las olvidadas de las olvidadas. Cuenta El Español que más de 1600 prostíbulos están abiertos porque no se les considera actividad de "ocio nocturno". Aquellos que operan como bares u hoteles evitan el cierre y siguen explotando sexualmente a mujeres. Además, con esas licencias pagan menos impuestos.

Varios medios de comunicación publican los contagios en los prostíbulos como algo incluso gracioso. En más de una tertulia he escuchado: "ahora, a ver quién levanta la mano en el pueblo y asume que estaba en el puticlub", seguido de unas risas. Pero lo que se vive allí dentro no es humor ni produce carcajadas. El problema es el de siempre, que se pone el foco en ellos y no en ellas, y que no se habla con las palabras que representan la realidad.

Porque ellos no son "clientes" son puteros o prostituidores. Porque ellos no son "empresarios" son proxenetas. Porque los contagios no se evitan con "medidas sanitarias para que estas mujeres puedan ejercer" (tiene tela esa frase) sino evitando que haya demanda. Porque no son "trabajadoras sexuales" sino esclavas, víctimas de trata, mujeres explotadas sexualmente en contra de su voluntad. Y porque la prostitución hoy día no es un "servicio comercial" sino la mafia criminal más potente del mundo. Mafia donde el 98% de las víctimas de trata son mujeres (en esto, los proxenetas no se sumergen en debates de qué es ser mujer, lo tienen claro), y el 65% (más de la mitad, insisto) eran menores.

¿De qué se sorprenden? Conocemos tres casos de contagios en prostíbulos, pero es que nunca vamos a saber los contagios reales y, mucho menos, sabremos las consecuencias sobre estas mujeres. Porque ellas no se están contagiando ahora, sino desde el principio de la pandemia cuando muchos prostíbulos bajo el estado de alarma cerraron, pero trasladaron a las mujeres a pisos particulares para seguir haciendo caja. Si ya de por sí se ven forzadas a ser penetradas y violadas bajo pago, imaginen su miedo sabiendo que pueden contagiarse e incluso morir.

Durante el confinamiento otras no fueron llevadas a pisos particulares, sino encerradas en los prostíbulos, sin higiene ni apenas alimentación y cobrándoles la diaria. Y otras, las menos, pudieron huir y vivieron en la calle… poco más se sabe de ellas. Los prostíbulos, como muchas víctimas de trata supervivientes definen, son sus campos de concentración, sometidas a todo tipo de abusos y torturas para que obedezcan y cumplan. Lo que pase con ellas, da igual, porque para los proxenetas son "carne" a tirar en cuanto caduca. Para el putero, que paga para tener limpia su conciencia, es un objeto que poseer y sobre el que tener poder un rato.

La situación de las mujeres que son explotadas sexualmente a diario es alarmante, pero la pasividad de las autoridades que no actúan de forma contundente contra los prostíbulos en una situación de pandemia lo es más. Y ya sabemos que es complicado, que los proxenetas utilizan todos los resquicios con una prostitución que en España es alegal pero hablamos de salud pública. La asociación APRAMP, durante el confinamiento, ya advertía que la violencia sobre las mujeres prostituidas había aumentado, obligándolas a ejercer incluso en pandemia bajo todo tipo de palizas y vejaciones. Muchas no notifican los síntomas por miedo a ser detenidas o ser expulsadas o multadas, lo que aumentaría la deuda con los proxenetas.

Sé que se está trabajando en una ley para víctimas de trata. Será una solución necesaria para muchas mujeres pero será, en el fondo, solo un parche ante una realidad abrumadora. Solo con la abolición (que no prohibición) de la prostitución se acabará con el sistema criminal y de mafias de la prostitución. Solo con la abolición, esta situación de contagios se habría evitado. Solo con la abolición, los hombres podrán crecer y comprender que las mujeres no somos objetos que se compran. Solo con la abolición podremos dar solución a las mujeres sometidas no solo a la trata, sino a las que ejercen la prostitución fuera de esas redes porque son pobres (el 66% lo ejerce ante la falta de empleo o a cambio de alojamiento, según un estudio de la Federación de Mujeres Progresistas). Solo con la abolición se podrá ayudar a mujeres más pobres prostituidas, como emigrantes o algunas mujeres transexuales. Sorprende que muchas feministas se preocupen mucho por la "interseccionalidad" menos cuando se trata de prostitución. Sorprende ver a una política en un parlamento con una camiseta que ponga "Fuck Terf" pero nunca, jamás, han sido capaces de llevar un mensaje contra proxenetas y puteros en sus camisetas.

Estas mujeres no solo están en riesgo de salud ahora, lo están siempre, expuestas a ser penetradas sin condón, expuestas a enfermedades sexuales sin ningún tipo de protección, obligadas a abortar... La abolición es la única medida a largo plazo porque la prostitución irá a más. APRAMP ya alertaba en abril que una de las consecuencias de la Covid-19 a medio-largo plazo sería que muchas mujeres expulsadas de la hostelería, comercio o el servicio doméstico se verían abocadas a la prostitución, y Cruz Roja ya advertía que ante las dificultades económicas en muchas familias los proxenetas estaban a la caza de víctimas a través de Internet. La gente se asusta porque hay contagios en los prostíbulos, la sorpresa es que se asusten solo ahora. Si tú tienes miedo a contagiarte aún con la mascarilla, ponte en la piel de estas mujeres, al menos un minuto, y siente el doble miedo en el que viven en esta pandemia.

Esto es una cuestión de derechos humanos, y si otros asuntos se tratan de forma urgente, este lo es. Me da igual que haya debate dentro del feminismo porque este siempre fue abolicionista. Me da igual que haya debate dentro del feminismo porque también lo hay con la identidad de género y no se ha dejado de lado. Me da igual que haya debate dentro del feminismo y afecte a la "amistad" con otras compañeras porque esto no va de nosotras, esto va de ellas, de las que están encerradas en esos puticlubs explotadas, violadas y expuestas a contagiarse a diario. Ellas están esperando una respuesta urgente y su vida vale tanto como la de cualquier persona. Si en plena pandemia ni siquiera tienen una respuesta radical, con el cierre de los prostíbulos y ayudas y protección en sus vidas, nunca tendremos perdón.

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