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Leticia Dolera, actriz, directora y feminista, nos advierte de lo fácil que es ser machista sin darse cuenta

Domingo 15 de octubre de 2017

La actriz y directora recibe el premio Bacardí Sitges al Espíritu Indomable y aprovechamos para preguntarle por feminismo, micromachismos y el papel que juegan Ada Colau y Manuela Carmena

Andrés Guerra Barcelona La Vanguardia 12-10-2017

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Hay momentos en la vida en que es necesario implicarse. Leticia Dolera (Barcelona, 1981) es una de esas personas. Con una carrera hecha como actriz –en la que ha sido hasta matazombis de primera línea–, decidió dirigir un largometraje que también guionizó y protagonizó. En los últimos tiempos se ha convertido en una decidida activista del feminismo haciendo suya una lucha anterior a ella y de la que se beneficiarán muchas personas, no solo mujeres, una vez Leticia se haya ido, algo para lo que aún quedan siglos. Este año, la actriz recibe el premio Bacardí Sitges al Espíritu Indomable, que cada año ofrece la marca espirituosa, creada en 1814 en la localidad que alberga el reputadísimo Festival de Cine Fantástico.

Desde luego, este año Bacardí ha escogido a la persona adecuada para un eslogan como “indomable”: escribe, dirige e interpreta una película que nos hace plantearnos cuánto hay de ella en la protagonista, no se priva de lanzar puyas (justas) contra la industria que le da de comer cuando lo cree necesario y porque dar un paso adelante en el feminismo aún constituye una valentía. Hablamos con Leticia de feminismo y de micromachismos cotidianos.

Me ha hecho mucha ilusión participar en Verónica, una película tan especial, por su enorme contenido emocional, algo que debería ser común en todas las películas de terror”

Acabas de intervenir en Verónica, de Paco Plaza, un breve regreso al género fantástico y de terror. Dada la foto y descripción que preside tu perfil de Twitter, entiendo que te encanta volver a casa.

Ha sido una colaboración testimonial pero me ha hecho mucha ilusión participar en una película tan especial, porque es de terror pero con muchísimo contenido emocional, que debería ser común en todas las películas de terror, no solo darnos sustos sino abundar en nuestros miedos, en este caso, el miedo a hacerse mayor. Pero ahora mismo estoy en Sitges y disfrutando mucho con esa dinámica de ver tres pelis por día.

Tres biznagas de plata por Requisitos para ser una persona normal y tres nominaciones a los Goya debe ser una inyección de confianza enorme para acometer más proyectos. ¿Tienes algo entre las manos?

En diciembre empiezo a rodar como actriz una película de Inés de León con Javi Rey y Amaia Salamanca pero llevo un año y medio escribiendo un proyecto e intentando que se levante. Estoy a la espera, ojalá salga. Si no sale, empezaré a escribir otro. ¡Sin parar!

Hace muy poco, en julio, protestabas por la falta de nombres femeninos en los premios Platino. ¿Te has arrepentido alguna vez de un momento de valentía?

No, no me arrepiento; al contrario, lo que está mal es callarse cuando hay una situación de discriminación. Y de violencia. Al final, todo este machismo que nos rodea en la cultura, los medios, la política, todo eso deriva en violencia y, en muchos casos, desgraciadamente en muerte. Callarse es ser cómplice. Acaba de salir a la palestra el caso de Harvey Weinstein . Es tristísimo que alguien que ha sido todopoderoso en la industria del cine norteamericano y que ahora, como ya no lo es, puede ser derribado y podamos ya mostrar repulsa por sus abusos sobre mujeres –actrices, modelos, trabajadoras de su productora– y ahora creemos a las víctimas. El problema es que durante décadas muchas mujeres quisieron denunciarlo y no las creyeron. Esa falta de credibilidad es uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos las mujeres, la falta de credibilidad ante un abuso sexual. Y es algo que debería cambiar ya. Hay más Harvey Weinstein en todas las industrias.

Otro micromachismo es abrir la puerta, eso de ‘las damas primero’, que denota una actitud paternalista de la que tenemos que huir””

Tu ficha en Wikipedia te describe como actriz, directora y feminista. ¿Suscribes esa entradilla?

A día de hoy es importante reivindicarse como feminista, sobre todo porque el término está todavía muy denostado e incomoda. Creo que es importante serlo y yo lo soy de manera activa en la vida.

La acuñación del término micromachismo se dio en Twitter, creo. Para quien no lo haya oído nunca, ¿podrías darme algunos ejemplos?

Pues ahora que estamos haciendo una entrevista comenzar el relato haciendo referencia a…

¿A tu físico? ¿Aquello de “la bella actriz que bla bla”?

Exacto. Eso con los hombres no suele ocurrir mientras a nosotras se nos pone siempre por delante nuestra apariencia física y dándole valor, cuando eso viene dado y no es fruto del esfuerzo o del talento. Otro micromachismo es abrir la puerta, eso de “las damas primero”, que denota una actitud paternalista de la que tenemos que huir. Las mujeres no somos flores que hay que cuidar ni proteger; somos seres humanos y deberíamos ir por la vida con la misma libertad que van los hombres. Y yo puedo decidir abrir la puerta al hombre y que eso no le merme masculinidad.

Ese concepto de caballerosidad, por muchos y muchas considerado una antigualla, nos afecta a ambos géneros. No son pocas las mujeres que agradecen esos gestos.

Todos y todas hemos crecido en una cultura machista; si no decides de manera activa desvincularte del machismo y reconstruirte como persona feminista es imposible que no seas machista. Hemos crecido con eso y se nos ha enseñado que si tienes frío un chico te ponga su chaqueta. En femenino no existe un término análogo a caballerosidad.

En efecto. Incluso existe el absurdo damisela, más allá de dama.

Y enseguida es damisela en apuros. Hay una relación de poder: yo tengo el poder y como tú eres más frágil, te tengo que cuidar. Y no está bien.

Las mujeres no somos flores que hay que cuidar ni proteger; somos seres humanos y deberíamos ir por la vida con la misma libertad que van los hombres”

En las redes asiste uno a debates encendidos sobre el papel que debe jugar el hombre en la lucha contra el machismo. ¿Cuál es en tu opinión?

Debe jugar un papel activo. No se puede ser feminista pasivo; decir “creo en la igualdad” no te convierte en feminista. Se trata de ejercerlo y un primer paso es ser consciente de los privilegios que a los hombres otorga la sociedad patriarcal en la que todas y todos vivimos. Yo también debo ser consciente de mis privilegios por ser mujer blanca. Una vez siendo consciente de esos privilegios, ser capaces de renunciar a ellos. Y por otro lado, está bien analizar qué es la masculinidad hegemónica, algo que atraviesa a todos los seres humanos como a mí un concepto de feminidad. Son construcciones culturales que nos han vendido: como que los hombres son violentos, no muestran sus sentimientos, han de ser los más valientes, los que traen el pan a casa, quienes llevan los pantalones en una relación y si no, son calzonazos… Los hombres deben ser capaces de deconstruir todos esos tópicos que integran la construcción de la masculinidad patriarcal y machista. De deconstruirlos y reconstruirse no en base a esos patrones culturales sino desde la igualdad y la libertad.

Aun así, no te enfrentas a las hordas de cavernícolas que corretean por Twitter. ¿Cómo mantienes la templanza, cuál es tu secreto?

Convertir Twitter en un lugar de insultos no me gusta; dan ganas a veces pero no sirve de nada. Es entrar otra vez en la guerra y lo que queremos es hablar y hacer pedagogía, que hace mucha falta.

¿Cómo valoras que las principales ciudades de España estén gobernadas por dos mujeres, Manuela Carmena y Ada Colau?

Me parece que está muy bien. históricamente y aun hoy estamos infrarrepresentadas en política y eso es muy injusto. Si los políticos tienen que representarnos, la experiencia de ser mujer en un mundo patriarcal un hombre no la tiene. Una mujer aporta visiones y experiencias que un hombre en política no es capaz. O una persona con movilidad reducida. Es un avance que haya personas en esas circunstancias en política. La diversidad enriquece el relato político. Y genera referentes: si las niñas ven en la tele señores con corbata, el mensaje que reciben, por más que tengan padres y madres con conciencia feminista, es que al frente están los hombres y que nuestro lugar es secundario. Y no es así: al frente están las personas.

¿Cuál es el concepto de feminidad que debemos superar?

A la mujer se le asocia sensibilidad, fragilidad, empatía, capacidad de escucha… Como vivimos en un mundo machista, los valores femeninos son inferiores. Si echas la vista atrás… Ahora igual me pongo muy intensa: cuando dejamos de ser nómadas y cazadores y llega la agricultura, el metal, las armas y la guerra, el guerrero, que quita la vida, es más importante que quien la engendra. Ahí ya construimos algo muy desiguual y situando ciertos valores por debajo. Así, ser sensible, empática y cuidar de los demás es algo minusvalorable y al contrario, deberíamos ponerlo en valor. Y creo que eso lo hacen políticas como Manuela Carmena y Ada Colau.

Bien, en el programa El Intermedio se avanzaron llamando al entendimiento.

Parlem. Hablemos. Por favor.

A la mujer se le asocia sensibilidad, fragilidad, empatía, capacidad de escucha… Como vivimos en un mundo machista, los valores femeninos son inferiores”

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