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Las kellys afrontan el verano con la misma sobrecarga de trabajo: “No ha cambiado nada”

Martes 6 de julio de 2021

Las camareras de piso lamentan que, entre aquellas que han salido de los ERTE, la sobrecarga laboral continúa e incluso se ha incrementado. Afrontan el inicio del verano con una perspectiva poco esperanzadora de cambio en sus condiciones laborales y empiezan a buscar la fórmula para plantear una huelga en el sector de la hostelería.

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David F. Sabadell

Lis Gaibar 23 jun 2021 El Salto

Muchos hoteles permanecen todavía cerrados, aunque en Benidorm los fines de semana sí que “recuerdan a los días normales de verano” —del verano prepandémico—, define Yolanda García, portavoz de Las Kellys Benidorm-Marina Baixa. En el gremio de las camareras de piso, y a pesar de los altos índices de turismo que caracterizan a Benidorm, todavía muchas trabajadoras permanecen en ERTE: el hecho de que el turismo inglés no se haya reactivado y los viajes del IMSERSO no se vayan a volver a celebrar hasta octubre hace que la mayoría de la ocupación hotelera de estos meses sea la de viajeros —muchos nacionales— que van a pasar el fin de semana al municipio costero. No es el único territorio en el que está sucediendo algo así: entre las compañeras de ciudades como Ibiza, Mallorca y Sevilla, por ejemplo —expone la portavoz— todavía hay muchas que no se han incorporado.

El problema es que el descenso en la ocupación, reivindican las camareras de piso, no se ha traducido en una mejora de sus condiciones. Entre aquellas que han vuelto a trabajar se están repitiendo viejas dinámicas: sobrecarga laboral e incumplimiento de la ley de prevención de riesgos laborales. “Entre finales de mayo y principios de junio empezaron a llamar a compañeras para la limpieza de hoteles, porque llevaban más de un año cerrados y había que ponerlos a punto”, narra García. “Esa temporada fue una locura, había compañeras que estuvieron sin librar dos semanas, les decían que no podían descansar porque había que abrir ya, que todos teníamos que arrimar el hombro”. Un ritmo que algunos empresarios exigían, denuncian desde la asociación de camareras de piso, mientras evitaban sacar a personal del ERTE o las sacaban parcialmente: “Hubo compañeras que hicieron horas extra —sin cobrar, claro— y otras a media jornada a las que sacaban dos horas del ERTE y las mantenían dos horas en ERTE, ¿qué se puede hacer en dos horas? Han aprovechado hasta el último resquicio el margen que les daba la ley”, denuncia la portavoz.

El descenso en la ocupación hotelera no se ha traducido en una mejora de las condiciones de las kellys. Entre aquellas que han vuelto a trabajar se están repitiendo viejas dinámicas: sobrecarga laboral e incumplimiento de la ley de prevención de riesgos laborales

La situación se tradujo en una situación de cansancio extremo por parte de algunas trabajadoras, ya que muchas llevaban “la misma carga o más” que antes de la pandemia: “No sé cómo quieren que hagamos los protocolos covid free si seguimos teniendo 25, algunas compañeras hasta 28, habitaciones”. Todas las peticiones de los últimos meses —y de los últimos años—, y las intervenciones de las kellys en espacios como el Congreso de los Diputados, lamenta García, no han servido para nada: “No hay un compromiso con la nueva normalidad: es la vieja normalidad de siempre, y casi tienes que agradecer que vuelves a trabajar”. De hecho, hay empleadas que perciben su situación todavía más difícil: las eventuales y las fijas discontinuas, muchas de las cuales no han vuelto aún a sus puestos. “No sabemos qué va a pasar, porque si este año no cotizan no les va a quedar prestación de desempleo”. Se avecina un invierno duro para muchas trabajadoras de la hostelería. De momento, las Kellys de Benidorm- Marina Baixa ya están preparando dos denuncias a Inspección de Trabajo.

Llegada de multinacionales, ayudas a hoteles

Algo que diferenciaba a Benidorm de otros territorios es que apenas había presencia de grandes multinacionales hosteleras. Con la compra, por parte de la compañía francesa Accor, del hotel Benilux, se abre una nueva puerta sobre la que las kellys no ocultan su recelo: “Tememos que se empiecen a comprar hoteles porque estas multinacionales son externalizadoras por norma”, resume García.

A esto se suma que, recientemente, el Ayuntamiento de Benidorm ha destinado una partida de tres millones de euros donde los hoteles, en función de sus estrellas, recibirán ayudas directas por habitaciones: desde 210 euros por habitación (hasta un máximo de 35.000 euros) en los hoteles de 5 estrellas hasta 50 euros por habitación (con un máximo de 5.000 euros) en los establecimientos de una o dos. “Consideramos que estas ayudas directas tienen que estar condicionadas a que, como mínimo, los establecimientos no tengan denuncias a Inspección de Trabajo ni camareras de piso externalizadas”, expone Yolanda García, que también pide transparencia en la concesión.

Exigencias y advertencias

Ante un verano que se afronta “con mucha carga de trabajo, con mucho estrés y callándose absolutamente todo porque nadie va a protestar debido a la situación”, el listado que hacen las kellys es claro: piden que se calculen los ritmos de trabajo, la modificación del artículo 42.1 del Estatuto de Trabajadores, que se cumpla la prevención de riesgos laborales y que, “si de verdad quieren aplicar protocolos covid, entiendan que con esta sobrecarga no se puede hacer”. En este sentido, y ante la temprana fecha de renovación del convenio de hostelería en Benidorm —octubre—, las kellys piden estar en las mesas de diálogo social para que sus demandas sean escuchadas y “se deje de decidir sobre nuestro trabajo sin nosotras”.

Además, y ante el inmovilismo en sus mejoras laborales, avisan de que van a establecer conversaciones con los sindicatos, y advertir a los mayoritarios en hostelería—como asociación no tienen capacidad para convocar una huelga— para considerar la celebración de una huelga general en el sector enfocada a la cuestión de la sobrecarga laboral. “Hasta ahora no se podía exigir mucho a los empresarios por la vuelta a la normalidad, pero queremos saber cuánto más hay que esperar para reivindicar nuestros derechos”, concluye García.

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