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La reforma abortada de la ley del aborto

Viernes 26 de septiembre de 2014

dimecres, 24 de setembre de 2014

Patricia Olascoaga. ATTAC-PV

"Tal vez, el mérito del movimiento feminista en la lucha contra la reforma de la ley del aborto, aunando tantas sensibilidades diferentes, es haber sabido no desenfocar la mira del verdadero enemigo con los matices de las discrepancias."

Sin tiempo apenas para hacer una reflexión sosegada, después del anuncio hoy de Rajoy de retirar la ley del aborto,se impone hacer un pequeño “homenaje” a la lucha feminista.

Si miramos hacia atrás, hay un año de luchas, desde el mismo día del anuncio por parte del gobierno en voz de su Ministro de Justicia Alberto Gallardón de esta ley. Hacen falta todas las letras,citar al gobierno y el nombre de “su” ministro; porque es costumbre bastante habitual cuando las cosas salen mal, “cargarle el muerto” a un chivo expiatorio y que los demás se salgan de rositas.

No conviene olvidar que el señor Gallardón fue elegido Ministro de Justicia por el gobierno del PP, para aplicar las reformas en el ámbito judicial que este gobierno decidiera, por lo que además de la Ley del aborto llevó adelante desde su cartera, la Ley de tasas judiciales y la retirada de la Ley de Justicia Universal. Ambas de un gran calado en la regresión democrática y pérdida de derechos sociales y civiles que sufrimos en esta legislatura.

Median durante este año y meses, acciones repartidas por todo el estado español , incluídas Ceuta y Melilla, los confines del estado. A lo ancho y a lo largo del país el movimiento feminista ha conseguido mantener la tensión constante , combinando tenacidad y buen hacer, en la organización de una campaña que consiguió lo que nadie hubiera soñado: que este gobierno de ordeno y mando con su mayoría absoluta, retirara una ley pactada con los poderes fácticos más conservadores de la sociedad.

El anteproyecto de la Ley del aborto del PP, concebida pero no nacida, nace con un error de apreciación: menospreciar la madurez de las mujeres en su proceso de empoderamiento personal y colectivo: ya no estábamos dispuestas a ceder un centímetro en la defensa de nuestros derechos.

No es un hecho baladí, sin duda,la retirada de esta ley y a una le surgen preguntas ¿y si esto se hubiera hecho frente a la reforma laboral entre otras?, ¿en qué situación estaríamos ahora?

Sabemos que el posibilismo histórico no existe ni tiene rigor de análisis, pero viene bien darle otras perspectivas a nuestras autocríticas e incentivarnos la capacidad de aprendizaje mirando hacia nuestras compañeras de viaje,el movimiento feminista.

Máxime en estos momentos de efervescencia política y social donde la convergencia y la unión están como prioridades en las agendas de los movimientos sociales y fuerzas políticas, con varias e interesantes iniciativas.

¿Qué se puede aprender, entonces? Que aporte algo de luz en el cómo hacer en estas iniciativas de convergencia.

En primera instancia habría que resaltar la heterogeneidad del movimiento feminista, que en su configuración asume la diversidad como riqueza y no como una tara o un obstáculo para plantearse objetivos y metas comunes. Esta valoración de la diversidad como riqueza le ha permitido empoderarse, gestando múltiples estudios, teorías y discursos ,que a su vez, lo hace más fuerte , rico y fresco. Las discrepancias, que las hay, no generan fisuras sino bien al contrario, un debate que amalgama este movimiento incorporando las diferentes realidades y sumando sinergias.

A partir de esta premisa de la aceptación positiva de la diversidad y la meta común, la gestión de los egos , que los hay como en cualquier grupo humano, se desarrolla dentro de una dialéctica que prima lo común en términos básicos cuando es necesario; por lo que no fractura el movimiento, sino que le aporta la estrategia eficaz de solucionar los personalismos como obstáculo,en correa de trasmisión del objetivo común. En este movimiento no se habla de “la mujer”, sino de “las mujeres”, plurales y diferentes. Sin una cabeza visible, se visibilizan todas.

Se mantuvo viernes a viernes la “alerta feminista”: convocatoria de concentraciones en todas las ciudades en caso de ser anunciada la aprobación de la ley por el consejo de ministros. Se trasmitió que estábamos en “alerta” , y se estaba; nivel rojo como en las alertas por peligro de incendios, el ataque de esta ley a los derechos de las mujeres era máximo. Alerta roja., ni naranja ni amarilla. Respuesta inmediata y contundente, proporcional al ataque o el peligro.

Entre tanto las iniciativas de acciones denunciando esta ley fueron desde concentraciones y debates al uso, con una gran demostración de capacidad de movilización en el tren de la Libertad, hasta novedosas formas como registrar el cuerpo en los Registros de la propiedad. Creatividad no les falta, desde luego, pero con fundamento. Esta acción, como otras, incidía en el eje de la concepción patriarcal del cuerpo de las mujeres como objeto, tutelado por “los otros”.

Tal vez, el mérito del movimiento feminista en la lucha contra la reforma de la ley del aborto, aunando tantas sensibilidades diferentes, es haber sabido no desenfocar la mira del verdadero enemigo con los matices de las discrepancias.

(*)Patricia Olascoaga es psicóloga especializada en temas de género y coordinadora de ATTAC-

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